La Familia Frost (Jelsa)

CAPÍTULO I

La luz de los rayos del sol entrando por mi venta fueron los causantes de que me despertara, pero aún con todo el sueño que tenía, estaba emocionada, hoy sería el día en el que mi madre por fin me llavería a conocer el reino en el que nació, ¡Hoy iremos a Arendelle!

Desde que tengo memoria, mi mayor sueño siempre ha sido ir allí, mi madre me habla con tanto entusiasmo y cariño de él, que siento que ya lo conozco.

Aunque tengo mucho contacto con mis tíos Anna y Kristoff, ellos siempre me venían a visitar, pues al ser reyes se les hacía más liberador viajar y distraerse un poco de sus deberes.

Aunque no solo me emociona el ir a conocer, lo que más me emociona es que mamá aceptó el quedarnos una temporada allá, y me serviría para poder convivir más con mis primas, Katherine y Anelise, las gemelas, hijas de mi tía Anna, y con quién solo convivía cuando venían hasta aquí, aunque claro, no había día en el que nos mandáramos cartas o nos viéramos en el lago congelado, no tan lejos de la frontera con Arendelle, aunque siempre me ví tentada a ver, nunca lo hice, mi amor y confianza por mi madre, son más fuertes que mi curiosidad.

Mi madre no solo dejo su hogar, si no también dejó a su reino completo solo por cuidarme a mí, pues tomó la decisión de ser madre y padre al mismo tiempo. A veces me preguntó si mi madre no hubiera sacrificado su deseo de ser reina , si mi padre no se hubiera ido.

Nunca lo conocí, para cuando nací, mi padre ya lleva meses desaparecido, y según me contó mamá , ella aún tenía la esperanza de que algún día regresaría, por eso su afán por encontrar un lugar donde pudiéramos vivir como una familia, cerca de Arendelle, pero, cuando cumplí cinco años, ella se cansó de esperar y por eso nos mudamos al Ahtohallan, lugar donde mi madre logró crear un espacio seguro para las dos, y al que llamo mi hogar.

Aún en mi cuarto, terminando ya de empacar mis cosas, desde las escaleras escucho la voz dulce de mi madre

- ¡Cris, baja ya que se hace tarde! - gritó con emoción
- ¡Ya voy má! - contesté gritando con la misma emoción
Y la verdad no me sorprende, mi madre porfin podrá volver a su hogar, lugar que también tuvo que dejar por el dolor que le causó la partida de mi padre.

De verdad me preguntó, que cosa no habrá destruido en su paso por dejar atrás a toda su familia y amigos e irse para no volver.

Baje lo más rápido que pude las escaleras de hielo junto con todas mis maletas detrás de mi en una ráfaga de viento que cree.

-El carruaje ya ha llegado, vamos que es un viaje muy largo - dijo mientras les daba sus maletas a los lacayos

-Np se preocupen, mis maletas yo las acomodo- dije mientras las apilaba con ayuda del viento dentro del maletero

-Hija, una más- dijo mamá pero con un tono más serio -Por nada del mundo, vayas a usar tus poderes en Arendelle, sabes que allá no podemos usarlos con tanta libertad-

-No te preocupes mamá, no es como que vaya a gritarle a los 4 vientos que tengo la habilidad de controlar a todos los elementos y sus derivados - dije burlona

-Crisstal, estoy hablando muy enserio, esto no es juego, tu vida puede correr peligro, este es un secreto que no puede viajar con nosotras - dijo mientras me tomaba de las manos - Prométeme que no se lo dirás a nide, ni a tus tíos y primas, y que te vas a cuidar- dijo en un tono màs dulce pero con toques de preocupación

-Te lo prometo má, confía en mí - dije regalándole una sonrisa para después darnos un tierno abrazo

-Bien, es hora de partir - dije emocionada

Y así, mamá y yo emprendimos el viaje más importante en nuestras vidas, pues esto, las cambiaría por completo.