Pov. Marcela
Ya tengo cerca de cinco años sin trabajar realmente, y ya estoy bastante cansada de vivir solamente de las acciones de Ecomoda, principalmente porque lo que más deseo es volver a trabajar activamente en la empresa.
Mi recuperación luego de irme de la empresa no fue fácil, es más, aún estoy yendo a terapia para superar todo lo que viví con Armando, lo que viví en la empresa y todos los sentimientos de culpa y autorechazo que he experimentado a lo largo de mi vida.
—Bueno, Marcela, estás oficialmente de alta, ahora solo nos veremos cuando lo necesites y sin fecha fija.
—Muchas gracias por tu ayuda, Juan Carlos, sin ti no fuese logrado el avance que he tenido estos años.
—El crédito no es todo mío, Marcela, has sido constante en tu esfuerzo por ser mejor cada día, y teniendo en consideración que llegaste aquí siendo una mujer iracunda y con problemas de ansiedad, ahora no eres nada similar a lo que fuiste y eso, Marcela, es solo merito tuyo.
—Igual tengo que agradecértelo, en especial por seguirme recibiendo tan temprano cuando normalmente solo trabajas en las tardes.
—Pagas bien —se encogió de hombros y yo me reí—. Espero no verte pronto, Marcela, cuídate e intenta buscar algo en que ocuparte ¿sí? Ya es tiempo que esa mente tuya se enfoque en algo más productivo.
—Aún tengo mis plantas y a Cleo, creo que cuidarlos es algo productivo.
—No lo suficiente, tus plantas y tu gata son excelentes para mantenerte presente pues debes cuidarlos; pero me refiero a buscar un trabajo real, y no me digas que no lo necesitas porque te conozco y sé que te pican las manos por comenzar a trabajar de nuevo.
—Tienes razón, pero sabes que solamente quiero trabajar en Ecomoda y eso es casi imposible.
—Nada en este mundo es imposible, Marcela, te lo he dicho, ahora es un buen momento para terminar de cerrar ese ciclo.
—Lo pensaré, Juan Carlos. Nos vemos.
Me despedí con un cordial apretón de manos y salí de allí, son cerca de las nueve de la mañana así que iré a tomarme un café, me hace falta pensar un poco en lo que puedo hacer para regresar a Ecomoda, aunque no quiero verle la cara Armando y no me siento en capacidad de darle la cara a Beatriz.
Beatriz fue de los últimos temas que toqué con Juan Carlos y siento que no pude terminar de cerrarlo, cuando lo hablamos, y aún hoy, cada vez que su nombre se menciona me pierdo en mis pensamientos y olvido el mundo, al principio Juan Carlos me dijo que era la culpa; aunque de un tiempo para acá me pidió que yo le diera nombre a esta situación; pero no puedo, solo hay un nombre y... Me llevé a alguien por el medio.
—Lo siento mucho, no sé dónde tengo la cabeza.
Esa voz, esa es una voz que nunca podré sacar de mi cabeza u olvidar, para bien o para mal.
—Bueno, creo que no se es la presidenta de una de las empresas, por no decir la empresa, más importante de Colombia, si siempre anda pensando en lo que está pasando en el momento.
Ella levantó un poco la mirada y me encontré con esos ojos marrones tras unos lentes cuadrados y estilizados, la sorpresa estaba marcada en su rostro y poco a poco pasó al pánico.
—¡Doña Marcela!
—Hola, doña Beatriz Pinzón —sonreí cordialmente y con genuina alegría.
Cuando salí del consultorio hoy no esperaba encontrarme con Beatriz, pero ahora, aquí estamos sentadas una frente a la otra tomando café y hablando como dos viejas amigas, aunque me está costando un poco mantener a raya mis nervios y mi ansiedad, en especial luego de preguntarle por el café y que me confesará su embarazo.
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El Amor Que No Esperaba
FanfictionEn el ajetreo de su vida empresarial, Beatriz Pinzón se ve sorprendida por un embarazo inesperado. Marcela Valencia, una figura del pasado, emerge para ofrecer claridad en medio del caos. Con su guía, Beatriz se enfrenta a decisiones que desafían su...