POV Marcela
Tengo ya cerca de ocho semanas trabajando formalmente para Ecomoda, en la empresa como tal solo cuatro semanas, pues las primeras cuatro la pasé nivelándome con los nuevos documentos y formatos, estando casi todo el tiempo con Beatriz, quien, aunque no puede hacer mucho más que dar órdenes y revisar ciertos documentos, no deja de tener una habilidad innata para los números y para enseñarme cosas.
—Marce. —Patricia entra sin tocar, como ya es costumbre suya—. Necesito que firme estos papeles. —Me entrega un contrato de venta que no recuerdo haber solicitado—, los manda Armando, dice que Betty se los entregó esta mañana y que son urgentes.
—Déjemelos y en la tarde se los entrego, tengo que revisarlos primero y si Armando le dice algo, dígale que venga y hable conmigo.
—Muy bien, jefa.
Apenas la puerta se cierra, marco el número de la casa de Beatriz, no confío en nada que Armando me dé y, teniendo en cuenta que Beatriz básicamente me ordenó que cada vez que me llegue algo de Armando la llame para confirmar, significa que ella tampoco confía mucho en su esposo, al menos en términos de la empresa y dinero.
—¿Ya me extraña, doña Marcela? Cortamos hace menos de una hora.
—Sabe que no puedo vivir sin escuchar su voz, Beatriz, la necesito casi como el aire para respirar.
Mi voz suena un poco más soñadora o romántica de lo que yo esperaba, pero es que me cuesta un poco controlar mis reacciones alrededor de Beatriz, aunque es más fácil hacerlo cuando la veo que cuando hablamos por teléfono, pues me da más confianza y mi confianza me hace estúpida e irresponsable.
—Quien lo diría, Marcela Valencia no es solamente una maravilla a la hora de gestionar ventas, sino que también es buena con las palabras, definitivamente el paquete completo.
—Sí, soy lo mejor que le puede pasar a alguien, es especial a la presidenta de una empresa multinacional.
—Interesante, cuando conozca a una le voy a pasar su hoja de vida.
Me rio ante su comentario tan serio y ella me sigue la corriente, y creo que esa simple risa me quitó todo el estrés que he acumulado a lo largo del día, y eso que aún no es ni medio día.
—Le estaría muy agradecida; pero ahora, por lo que la llamé es para que me confirme si usted mandó un contrato de ventas con Armando esta mañana.
—No, si necesito que usted tenga algún contrato se lo enviaría con Patricia o en todo caso se lo entregaría yo.
—Lo sé, Beatriz, no tiene que explicarme o justificarse —la escucho suspirar y siento ganas de golpear a Armando, pues esto solo le trae estrés innecesario a Beatriz—. Pero bueno, igual lo voy a revisar quien quita y tiene realmente una buena propuesta.
—Muy bien, doña Marcela —se queda un momento en silencio y de no ser por su respiración pensaría que colgó—. Doña Marcela, ¿usted sabe si esa cafetería a la que fuimos la otra vez hace entregas a domicilio?
—Sí lo hacen —mentí descaradamente— pero solo con clientes muy antiguos, así que me puede dar su pedido y yo llamo, lo único que es se tardan entre cuarenta minutos a una hora.
—¿No le importa usar esos puntos de cliente antigua en mí?
—Para nada, Beatriz, de paso pido algo para mí también, dígame que quiere.
—Bueno, pero no me regañe ¿está bien? —asiento como su pudiese verme—. Seis panes rellenos con dulce de leche y crema pastelera, o sea, tres y tres, dos ensaladas de esa de la otra vez, un chocolate como el de la otra vez y frutas picadas.
ESTÁS LEYENDO
El Amor Que No Esperaba
FanfictionEn el ajetreo de su vida empresarial, Beatriz Pinzón se ve sorprendida por un embarazo inesperado. Marcela Valencia, una figura del pasado, emerge para ofrecer claridad en medio del caos. Con su guía, Beatriz se enfrenta a decisiones que desafían su...