"Spider", de David Cronenberg

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Antes de empezar, quiero decirles un dato curioso: la primer película de Spiderman (2002) con Tobey Maguire salió el mismo año que Spider, por lo que puede causar confusiones a la hora de buscarla por la internet. Creo que ese año estuvo lleno de arañas en el ático...

... ¡Uy qué mello!

Spider, una magnífica y delirante película de Cronenberg, basada en el libro homónimo del autor británico Patrick McGrath, es una joya cinematográfica no muy conocida de este tan particular cineasta; ya que, vaya, pasó desapercibida por la culpa de la maravillosa peli (para algunos, como yo) de Spiderman, la cual se le adelantó en cuestión de «dar a luz a arañas» en la alfombra roja. No obstante, lo curioso es que en esta película David Cronenberg no optó por sus prototípicas «cronenberg creatures», estas criaturas bizarras del escalofriante (y exquisito) body horror que lo han categorizando tanto; así que, en cambio, en Spider desarrolló un drama con desfases temporales que te hacen sentir la fragmentada (y difusa) realidad de un loco.

En este caso, personalizado por Ralph Fiennes, el protagonista se lleva una actuación digna de Masterclass; es un personaje críptico, esquizofrénico, que tiende a hablar a solas o en recrear realidades que al espectador engañan constantemente en la trastornada historia que cuenta desde sus ojos; es decir, tenemos a un narrador engañoso.

Spider cuenta la historia de Spider (otra vez, Ralph Fiennes), un ex-paciente mental que sufre de esquizofrenia, llega a un deplorable "albergue de chiflados" después de haber pasado una eternidad en lo que parece un hospital mental de dementes altamente peligrosos. En el relato él nos cuenta su pasado desde su abstracta perspectiva que se relaciona a una telaraña, un fino hilo que une con sus filamentos que se confunden entre sí, tal como es la memoria de Spider, el personaje, metiéndonos en un espacio atemporal, enmarañado de verdades y mentiras, mientras éste intenta expiarse de su terrible pasado.

Sin embargo, Spider nos engaña que, según su perspectiva, él fue un inocente niño con déficit de atención, maltratado por su padre alcohólico que, supuestamente, asesinó a su madre.

Pero (mini SPOILER), la cosa no fue así.

Ni tampoco puede que haya sido como nos lo cuenta el lente de la cámara con que vemos la película.

Por eso surgen estas preguntas:

¿Quién mató a quién?

¿Quién nos cuenta realmente la narración?, ¿el Spider niño, el Spider adulto o el Spider anciano?

¿Qué demonios pasó en verdad en esta revoltosa historia? Muchos, como yo, diremos que el relato nos sugiere un solo camino, sin embargo, vamos..., si volvemos a relacionar la diégesis (o una de ellas) de este relato con el diverso entramado de una telaraña... ¡Hay una infinidad de principios y finales de los que se puede optar! Falsedades fácticas se convierten en anécdotas insufladas veracidad, y viceversa.

Hasta este punto de la reseña ya me confundí. Bueno, tampoco es que yo sea muy listo... Como sea, sinceramente, quise tener un formato más preciso para hablar de esta magnífica obra cinematográfica. Les comparto que, después de verla... siento como si... como si... una telaraña me hipnotizara como un suave canto dentro de mi cabeza. Un canto calmo, pero... alarmante.

Diantres, iré por una escoba para tumbar esa telaraña que está en una esquina de mi cuarto.

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