Corrupt me ||+18|| [Lukanette]

₂₄

"Luka siempre está con chicas hermosas que son muy populares en la sociedad, incluso con quienes fueron populares cuando estábamos en el instituto, y les juro que, en verdad, jamás había visto a esa chica."

"Definitivamente esta tal Lila era quien estaba diciendo pestes de ella la noche pasada en los baños, castigándola de tonta por creer que Luka estaría realmente interesado en ella."

"Luka sólo se acerca a las chicas por una cosa, Sabrina, ya deberías de saberlo; Luka nos pertenece, no lo olviden."

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Marinette y Luka.

Luka y Marinette.

Si lo pensaba bien, sus nombres combinaban bastante. O al menos eso le decían todos sus amigos.

Cuando finalmente todos supieron que ambos salían, se sorprendieron brevemente, pero al mismo tiempo no les asombraba tanto. Es que era bastante claro para todo el mundo que había una conexión especial entre ellos.

Ahora que ya llevaban algunas semanas juntos, se sorprendía a sí misma al pensar en porqué tardaron tantos meses en finalmente confesarse mutuamente. Estar con Luka era tan cómodo y natural, aunque era verdad que a veces odiaba esa mirada tan intensa que sólo le dedicaba a ella y que le hacía flaquear las piernas.

La mayor parte del tiempo la pasaban en el barco de él, a veces solos o a veces con los chicos de la banda.

Y la relación... era bastante intensa...

De sólo pensar en su aroma al rodearla, en sus húmedos besos, en su aliento caliente al respirar muy cerca de ella o de las suaves pero impacientes caricias que le había dedicado ya varias veces por debajo de la falda... no podía hacer más que morderse los labios y cerrar los ojos, deseando estar de nuevo a su lado cuando no estaban juntos.

Y sabía que debían tener cuidado, pues en una ocasión casi los cachan los padres de él en su propia casa, cuando Luka le mostraba el despacho de su padre, en donde tenía un estudio en conjunto, pero cuando él intentó buscar un álbum antiguo de su padre para enseñárselo, sus manos que buscaban entre los discos de acetato, terminaron en las piernas de Marinette al estar expuestas delante de él con esa corta falda del vestido que llevaba puesto.

No hacía falta recordar que rompieron una grabadora que estaba en la pequeña mesa cuando él la cargó y la sentó sobre esa misma mesa, lanzando al piso todo lo que estaba a su paso, incluyendo la grabadora.

Justo cuando él estaba besándole el cuello y deslizando las manos por sus muslos, la puerta se abrió, y no hubo falta explicarle a su padre, quien fue quien entró, por qué ambos estaban a más de un metro de distancia y con las respiraciones agitadas, los ojos dilatados y los labios rojos.