16. Problemillas

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Hector

Me levanté a las una de la tarde y vi a Teresa dormida al lado mía, no pude evitar sonreír al verla. Acerco mi mano a su cara y la acaricio suavemente y ella abre los ojos.

—Buenos días preciosa— le digo y ella sonríe.

—Buenos días guapo— se estira cerrando los ojos y vuelve a mirarme— ¿qué hora es?

—Las una de la tarde, vamos a vestirnos y a bajar para comer— le digo e intento levantarme pero su mano me coge y me tira nuevamente a la cama.

—¿tenemos que bajar ahora?— dice pasando su dedo indice por mi abdomen.

—Teresa... no empieces...— digo nervioso.

—¿Qué empiece que?— siga haciendo el mismo movimiento y se sube encima de mi.

—Teresa, no es un buen momento— me interrumpe.

—Claro que lo es— me empieza a dar besos por el cuello moviendo sus caderas por encima de mi masculinidad.

—Te~resa— jadeo— sabes que si empiezo no puedo parar— le digo.

Ella se scerva a mi oido y me dice.

—No quiero que pares— susurra y no me pierdo el control.

Junto nuestros labios en un beso y la agarro del culo haciendo los movimientos encima de mi masculinidad mas intensos y rápidos.

Ya notaba como se despertaba el amiguito.

Ella se separa brusco y me mira.

—¡Hector!, ¡Hector despierta!— dice Teresa.

¡Hector!— noto que me sacuden— ¡Despierta!

Abro los ojos bruscamente y noto que estoy sudando, visualizo a Teresa al laso mio y a mi amiguito despierto. Rápidamente me tapo con un cojín.

—¿Teresa?— veo la hora que hay en el reloj de la oared de enfrente—¡La entrevista!— me levanto rapidísimo y me dirijo al baño.

—Hector, voy para abajo a coger comida, te espero allí— me dice Teresa y escucho como la puerta se cierra.

—Mierda— digo mirando mi polla empalmada. He tenido un sueño erótico con mi novia, novia, que bien suena eso.

Me bajo los calzoncillos y empiezo a tocarme la polla, de arriba a abajo rápidamente.

Cuando consigo solucionar el problema, me visto y bajo.

—Hola amor, mira te he cogido esto— dice Teresa y yo me siento al laso suya.

Me ha traído un huevo frito con patatas y de postre un helado de chocolate, que bien me conoce.

Ella se ha cogido un filete empanado con patatas ya que no le gusta el huevo, que rara, pero aún así me encanta.

Terminamos de comer y subimos a la habitación. Yo me cambio ya que tengo una entrevista y ella se queda aquí con Sira, Laila y Carmen viéndola.

(...)

Terminé la entrevista y nos montamos en el bus para volver al hotel.

Cuando llegamos, nos salimos y cada uno se dirige a su habitación. Entro.

—Ei Tere, ya he llegado— digo pero no escucho respuesta.

La busco por la habitación y no la veo, hasta que camino hacia la terraza y la veo allí, en pijama, contemplando las vistas nocturnas.

Yo me acerco por detrás, le abrazo por la espalda, noto como sonríe por mi presencia y le doy besos por el cuello notando como se le pone los pelos de punta.

—No puedo aguantarme más

𝙵𝙸𝙽𝙶𝙸𝙴𝙽𝙳𝙾 𝙰𝙼𝙾𝚁 || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora