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Capitulo 1

Leí por segunda vez ese día algunas páginas del libro de medicina que estaba delante mío. Quería ser una doctora, aunque no sabía si podía llegar a serlo. Los millonarios tenían mas oportunidades. Yo, en cualquier caso, pertenecía a la clase media. No era ni demasiado pobre ni millonaria. Vivía con mi abuela y mi hermano, Carlos. Carlos trabajaba en una tienda de ropa. No era que ganara demasiado, pero tampoco ganaba tan poco, además de que la mayoría (o todos) de los que compraban eran de clase media. Y mi abuela estaba en silla de ruedas.

Los millonarios, billonarios y todos esos eran los que podían darse el lujo de tener autos voladores u otros aparatos tecnológicos. Los de clase media, como nosotros, hacían lo que podían y los pobres, mas que vivir, sobrevivían.

En cuanto a mis padres... mi madre había muerto al dar a luz y mi padre había aparecido muerto cuando yo y mi hermano teníamos 7 años. Siempre había querido saber quien lo había matado, pero no había podido resolverlo. Actualmente, ya no me quedaba mas familia que ellos dos.

Desde los 10 años me había empezado a interesar la medicina y, actualmente, la estudiaba. Tenía 18 años y hace un par de meses había terminado la secundaria para, ahora, concentrarme en estudiar la medicina. Esperaba poder ser doctora pero, sinceramente, sabía que era muy difícil poder lograrlo.

Había un muro que dividía a todos, incluyendo al Gobernador y a todos los habitantes, del mundo exterior. Debido a un mal experimento científico, un humano había empezado a tener poderes y...a hacer cosas no humanas. Intentaron hacer otro, pero de nuevo fallo. Temiendo su poder, los humanos construyeron, un largo tiempo después, unos muros de varios metros de alto. Sacaron a estos dos afuera. Poco a poco, empezaron a haber mas (obviamente, por reproducción). Su nombre era "NH:001". Las letras "NH" significaban "No humano" (muy creativo). Se creo un grupo para asegurarse de que no se metieran en los muros, encargados de matarlos, llamado "Anti NH:001".

Sinceramente, yo creía que no eran tan malos. Principalmente se habían creado por culpa de los humanos, lastimando, posiblemente, a alguien inocente injustamente. Sabía que los científicos realizaban pruebas con los humanos, pero eso no quería decir que estuviera de acuerdo. Dependía, de echo. No estaba de acuerdo si era una persona inocente, pero si era un violador, secuestrador o una persona así, me daba igual. De cualquier forma, no era tema mío y tampoco podía hacer nada por mas que quisiera.

Mas de una vez había pensado que no estaría mal conocer uno. Actualmente me daba igual, lo único que quería era convertirme en Doctora, ayudar a mi familia y ser feliz. Aunque, dado como estaban las cosas actualmente, sospechaba que conseguir mis objetivos sería muy difícil. Si es que, siquiera, los conseguía.

--Ya llegue...y también ya traje la comida--Escuche decir a Carlos. Rápidamente cerré el libro, lo guarde y fui hacia donde se encontraba. Carlos era rubio, de ojos celestes, tenía una cicatriz en la mejilla (por algo que paso cuando éramos niños), era alto, delgado y solía visitar el gimnasio todos los fines de semana, cuando tenía tiempo. Yo también tenía ojos celestes al igual que el, pero tenía el pelo de color negro. Yo no era ni demasiado delgada ni con sobrepeso.

--Hola--Salude, apareciendo. Esta vez había traído hamburguesas. Una sonrisa se extendió por mi rostro al verlas. ¿Hace cuanto que no comíamos hamburguesas? Tal vez desde hace 10 años atrás. El olor que se sentía hacía que quisiera lanzarme ya a comer una--. ¿Cómo las conseguiste?

--Pude ahorrar y comprar dos. Tal vez robe la otra, pero no importa. Al menos tenemos para comer--Carlos fue al comedor, donde estaba nuestra abuela, que fue, como siempre, a recibirlo con un abrazo. A mi también me daba abrazos de vez en cuando.

--Viniste--Dijo mi abuela con una sonrisa. Ella siempre había dicho que no había que pelearse demasiado con alguien querido por que nunca se sabía cuando iba a ser el último día que nos viéramos. Según ella, el último día de mi abuelo se pelearon. Ella, hasta el día de hoy, sigue arrepentida por no haberse podido despedir bien de el.