Me fui en mi coche a la casa de Maya. Nunca había ido, pero sabía donde era. Su casa era grande, más que la mía, con un hermoso jardín lleno de Lilas y Margaritas. Toque el timbre. Salió un señor cómo de cuarenta años, que supuse que era su papá. Me puse nervioso. Mierda, los padres siempre son los gruñones que exigen que cuides bien a su hija o si no... Pero este me saludo dirigiéndome una sonrisa amable y cariñosa.
-Hola, ¿vienes por Maya?-me dijo con voz grave.-Se esta arreglando. Pasa.
Entre en su casa, que era mucho más bonita por dentro. Me senté en un sillón y espere a que Maya bajara.
-¿Te ofrezco algo?-me pregunto su padre. Lo miré con desconfianza. En ese momento pensé ¿me veo bien? No iba vestido muy formal, ya que es una 'cita no cita', pero quería causar buena impresión. Llevaba puesta una playera azul marino de polo, unos jeans de mezclilla y una sudadera gris, y me puse loción. No exagero, iba a salir no salir con Maya Anderson. Unos minutos después bajó Maya de la escalera. Se veía muy guapa. Traía unos shorts negros una playera blanca sin mangas y una sudadera verde menta con el cierre abierto. El pelo lo traía en una coleta de caballo. Muchos la considerarían ordinaria, pero yo jamás la había visto tan guapa.
-¿Nos vamos?-le pregunte extendiendo mi mano, "como el caballero que soy".
-Claro-dijo riéndose un poco y tomando mi mano.
Nos subimos al coche. Fue un viaje silencioso. Paramos en una esquina frente a un Wallmart y seguimos a pie.
-Entonces, cuéntame sobre tu vida-me dijo.-En primero de secundaria dijiste que de grande querías ser actor, ¿no?
Mierda, esperaba que no lo recordara. Fue muy tonto, pero era cierto, una parte de mi sigue queriendo eso.
-Si-dije por fin.-Me gusta la manera en que se expresan los actores, parece tan real. Y todas sus acciones se basan en sentimientos reales. Por eso siempre me inscribo en las obras escolares.
-Me parece lindo. ¿Que más?
-Mis papás se divorciaron cuando tenía 12 años y mi hermanita tenía 9.
-Esa es otra de las cosas que odio. Pero mejor no hablemos de eso-se que noto tristeza en mi cara y por eso cambió de tema.-Mira, esto no se lo e dicho a nadie, pero... Soy adoptada.
Eso si me sorprendió.
-Mis padres no podían tener hijos, primero adoptaron a mi hermano Gale, que murió de cáncer. Luego a mi y después a mi otro hermano Dean, que supongo ya conoces.
Si, ya lo conocía, era el mejor amigo de mi hermana Sally. Los dos tienen 14 años. Tengo otro hermano, Lukas que tiene 23 años y sigue viviendo en mi casa. Como yo era el de en medio con mis papás soy casi invisible.
-Wow, lo lamento.
-¿Por qué? Ser adoptado no es malo. Yo quiero adoptar cuando tenga la edad para hacerlo. Un huérfano menos en el mundo.
-Me refiero a lo de Gale.
-Tampoco tienes que lamentarlo, ahora esta en un mejor lugar. Pero a veces si lo extraño.
Ya no sabía que decir, cuando llegamos al refugio. Había poca gente frente a un pequeño edificio rodeado por un listón rojo. Un señor, un poco viejo con un poblado bigote, dio un discurso sobre los animales abandonados y maltratados, etc. Corto el listón con unas tijeras grandes y se abrieron las puertas del edifico. Maya y yo fuimos los primeros en entrar. Habían jaulas grandes con perros y alguno que otro gato. Se veían viejos y sucios, pero a Maya parecieron encantarle.
-Son hermosos, ¿no es así?-me pregunto sin dejar de mirar a los perros.
-No más que tú-conteste sin dejar de mirarla a ella. Me volteo a ver. Nos miramos a los ojos por unos minutos. Me sonrió y desvió la mirada sin dejar de sonreír. Volvió a ver a los perros.
-Te gusto-me dijo y no se por que me desanime un poco. Yo también dirigí mi mirada hacia los perros.
-¿Como lo sabes?
-Es muy obvio. Lo he sabido todo el tiempo.
-Y... ¿Yo te gusto?
Me volvió a ver a mi. Ya no estaba sonriendo. Sentí que el corazón se me apretujaba y el estomago me dio un vuelco.
-Tal vez-me contestó y se salió de la tienda. Ya no sabía que hacer. Quedarme aquí o perseguirla. Siento que ya la cague.
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Red Pencil: terminada
Roman d'amour~Ella siempre quizo ser única, diferente y especial. Para mi siempre lo fue, aunque ella no se diera cuenta. Desde el día en que la conocí, de ella me enamore y hasta la fecha sigo amándola. Tal vez la ame por siempre, tal vez mañana ya no, pero ell...