Capítulo 1: Esto es Berk

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Capítulo 1: Esto es berk

Esto es Berk está a doce días al norte de Calvario y algunos grados al sur de muere de frío, está ubicado justo sobre el meridiano de la tristeza; Mi pueblo, en una palabra, tenaz. Ha estado aquí por siete generaciones, pero todas las casas son nuevas, tenemos pesca, caza y una encantadora vista del atardecer, el único problema son las pestes, verán, la mayoría de los sitios tienen ratones o mosquitos, pero aquí hay... Dragones.

su despertar no fue el mejor, amaneció con el ruido de explosiones, gritos de guerra, rugidos, pánico y el sonido característico de los dragones que volaban cerca de su casa, una típica redada cualquiera.

no tardó en salir de su cama luego de que una explosión de magma incendiara el techo de su casa, a tropezones logró bajar la escalera mientras se ponía sus zapatos y buscaba la salida para no ser consumido por las llamas cada vez más cercanas a su persona, lamentablemente nada más abrir la puerta que daba al exterior fue recibido por una Pesadilla Monstruosa que le escupió una ráfaga de fuego nada más verlo, cuando el fuego paro espero un par de segundos antes de empujar la puerta y salir corriendo como si su vida dependiera de ello, aunque irónicamente así era.

La mayoría se mudaría, nosotros no, somos vikingos, tenemos problemas de necedad, me llamo Hipo, lindo nombre lo sé, pero no es el peor, los padres creen que un nombre feo alejará a los gnomos y troles, como si la refinada conducta vikinga no lo hiciera.

¡Ha! – un vikingo cayó encima suyo luego de saltar lejos de un dragón que lo atacaba, no fue lindo escuchar el grito tan cerca de sus oídos, ni la saliva cayendo en su rostro – ¡Buenos días! – a pesar de ser las cuatro de la mañana fue muy amable al desearle los buenos días, sobre todo por el impacto que recibió nada más salir de su casa la cual ahora estaba en llamas, poco después de que él se quitara de encima corrió en dirección a la forja para poder ayudar a su tío con las armas que se habían roto durante la batalla o las que necesitaban ser afiladas.

Mientras corría no pudo evitar escuchar los gritos del resto diciéndole que se marchara a su hogar otra vez y que no estorbara, algo muy usual en su día a día, estaba tan concentrado en correr y en sus pensamientos pesimistas que no notó a un dragón a punto de escupir su fuego frente a él para rostizarlo, fue una suerte que alguien lo agarrara de la camisa tirándolo con fuerza hacia atrás otra vez evitando por poco su inevitable muerte.

¡Hipo! – le gritó al agarrarlo – ¡¿Qué hace otra vez afuera?! ¡¿Qué haces afuera?! ¡ve a cubrirte! – gritó tirándolo a otro lado para que se cubriera de los ataques que se dirigían hacia ellos.

Él es Estoico el Vasto, jefe de la tribu, dicen que cuando era un bebé, le arrancó la cabeza desde los hombros a un dragón ¿Qué si lo creo? ¡Ja!, claro que sí.

¿Qué tenemos? – la voz del jefe preguntándole algo a uno de los vikingos que tenía enfrente resonó en el caos que había en el lugar.

Gronckles, Nadders, Cremallerus, ¡Ah! Y Hoark vio una Pesadilla Monstruosa – informó las razas de los dragones que había visto por ahí y lo que le habían contado durante el enfrentamiento.

¿Algún Furia Nocturna? – preguntó, su voz sonaba levemente preocupada y su cuerpo se vio tenso por pocos minutos al mencionar a aquel dragón.

Hasta ahora no – comentó con alivio, el suspiro aliviado del jefe no paso tan desapercibido, era bien sabido que ese tipo de dragón era el más peligroso de todos los que conocían y el respeto que le tenían era más grande que su miedo a él, las grandes antorchas encendidas se elevaron haciendo que los dragones se alejaran un poco del suelo y las casas para evitar ser lastimados con ellas, Hipo verificó a lo lejos que su invento funcionara bien antes de volver a correr en dirección a la forja.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora