Capítulo 3: Inicia el entrenamiento
La noche anterior no había dormido muy bien que digamos, sus mente estaba abrumada de pensamientos distintos que le impedían dormir con normalidad, sin contar los recuerdos de la charla que tuvo con su padre, es un recuerdo que desearía olvidar lo más pronto posible, y así fue.
Despertó por el sonido del corno que daba aviso al inicio de un nuevo día, se levantó sobresaltado y salió de la cama de un salto a ver la ventana, el sol ya estaba en alto, iba tarde, iba bastante tarde, conociendo a su tío probablemente también se había dormido por lo que el entrenamiento habría iniciado con algo de retraso, ¡Pero no tanto como él que ya iba tres veces más tarde!
No perdió el tiempo en comer o algo parecido a tientas tomó un poco de agua mientras corría a cambiarse, se puso los zapatos entre tropiezos y salió corriendo de su casa, no tuvo tiempo de cepillarse el cabello tampoco y si no fuera por el viento probablemente no vería a dónde iba exactamente.
Por alguna razón se sentía más liviano y no se sentía tan cansado como para no haber dormido casi nada, sintió una extraña conexión con todo lo que lo rodeaba, una conexión que el día anterior no existía, no le dio importancia, en ese momento su prioridad era llegar a la arena, fue prácticamente un milagro que lograra llegar cuando Bocón estaba cerrando la reja que separaba el campo del exterior, se deslizó dentro casi sin problemas y suspiró aliviado al ver a todos ya entrando, Bocón lo miró con diversión y él simplemente atino a sonreírle algo nervioso.
¡Bienvenidos al entrenamiento! - saludó Bocón con una sonrisa que más que dar una bienvenida parecía dar el inicio a un infierno, aunque probablemente así sería.
No hay vuelta atrás - se escuchó de parte de una de las chicas que estaban allí, Astrid fue la primera en entrar más a la arena siendo seguida por el resto de adolescentes que miraban el lugar con emoción y orgullo.
Espero llevarme quemaduras graves - Brutacio, uno de los gemelos lo había dicho con lo que parecía ser una especie de sonrisa de autosuficiencia.
Yo espero llevarme mordidas como en el hombro o la espalda baja - No se sorprendió al escuchar el comentario de la gemela, de todos modos lo único en que ellos pensaban era en sangre, heridas y batallas.
Sí, solo es divertido si te llevas cicatrices - admitió la otra adolescente con un asentimiento indicando su aprobación ante ambos comentarios, Hipo rodó los ojos de inmediato, estaba seguro que los vikingos carecían de inteligencia.
Sí, es verdad, dolor... me encanta - comentó con sarcasmo causando que todos lo miraran con lo que parecía ser disgusto.
Hay genial, ¿Quién lo dejó entrar? - preguntó uno de los gemelos con lo que parecía ser una mezcla entre burla e ironía.
¡Es hora de empezar! - el grito de Bocón los interrumpió impidiendo así que ellos pudieran decirle algo más - el recluta que lo haga mejor ganara el honor de matar a su primer dragón en frente de toda la aldea - relató con éxtasis emocionando al resto de inmediato al escuchar que podrían matar a un dragón si les iba bien, aunque también lo usaron para burla.
Hipo ya mató a un Furia Nocturna, ¿Eso lo descalifica o qué? - el odioso de su primo tuvo que hablar primero causando las risas del resto, tenía unas inmensas ganas de lanzar su hacha y estamparla contra su cara para que se callara de una vez por todas.
Tranquilo, eres pequeño y débil - Bocón lo rodeo con el brazo mientras lo incitaba a seguir avanzando - no serás un blanco obvio, te verán como loco o enfermo e irán detrás de los jóvenes más vikingos - comentó intentando aliviar su tensión, cosa totalmente opuesta a lo que logró, lo único que hizo con esos comentarios fue que Hipo apretara la mandíbula y respirara hondo para no pegarle al primer vikingo que viera pasar - detrás de las puertas hay algunas de las especies de dragones que aprenderán a combatir - comentó mientras se paraba frente a las distintas puertas de la arena - el Nadder Mortifero - comentó mientras la puerta tambaleaba "Rapidez ocho, armadura dieciséis", Hipo miró con sorpresa a Patapez al escuchar como susurraba después de cada dragón - el Cremallerus Espantoso - "más once, camuflaje por dos" - la Pesadilla Monstruosa - "Poder de fuego quince" - el Terrible Terror - "ataque ocho, veneno doce" - ¡YA CALLATE! - el grito de Bocón sobresaltó a todos, al menos Patapez se había callado - y... el Gronckle - todos vieron al instructor colocar su mano en la palanca que abría la puerta del dragón mencionado, tuvieron un escalofrío al ver como Bocón los miraba con lo que parecía ser malicia, se veía emocionado de verlos sufrir.
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Mi mejor amigo
Fanfiction"Pequeño" "Delgado" "Patético" "Poco Vikingo" Esas eran las palabras que lo definían, palabras que solía escuchar a menudo en su tribu, su vida no era más que una comedia trágica - Al menos así le decía - Nunca tuvo amigos, los vikingos de su edad...