¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Joshua arrugó los labios cuando la alarma del móvil sonó, y se revolvió en la cama, apagando su celular antes de suspirar.
Sus ganas de ir a trabajar eran inexistentes, y se sintió peor cuando de pronto Jeonghan lo abrazó por la cintura, acurrucándose a su lado y dándole un pequeño beso en el cuello. Joshua lo miró, chocando con sus ojos castaños y sonriéndole al notarlo amodorrado, aunque con una ligera sonrisa.
Era la primera noche que Jeonghan pasaba a su lado como su pareja, durmiendo en su cama, luego de mudarse definitivamente. Y la sensación era más que perfecta: era única.
— ¿Tienes que ir a trabajar? —murmuró Jeonghan, antes de darle un pequeño beso.
— Sí... —susurró Joshua, revolviéndole el cabello.
— No... —Jeonghan escondió su rostro en su pecho, como un niño pequeño —. Quédate conmigo y sigue durmiendo. Eres muy cómodo.
Joshua soltó una pequeña risa ronca. negando con la cabeza, para después mirar el techo pensando en lo bien que se sentía Jeonghan en sus brazos. En lo cómodo que era tenerlo así, protegido totalmente, sin nadie que pudiera hacerle daño.
— Mi amor... —murmuró Joshua, frotando su mejilla contra el cabello de Jeonghan.
— Bueno, está bien, me levantaré e iré a prepararte el desayuno...
— Mi Hannie. —se miraron a los ojos, y Joshua le besó en los labios con lentitud, llenándose con ese simple gesto —, puedes quedarte durmiendo, ¿sabes? No es necesario que te levantes conmigo a esta hora.
— Pero...
— Nada de peros. —le dio otro beso, sonriendo de lado —. He vivido solo desde los dieciocho años, Hannie, sé preparar un desayuno.
Sin un poco de convicción, Jeonghan asintió y lo abrazó, besándole la mejilla de paso.
— Te quiero, alfa gruñón. —le dijo cariñosamente.
— Yo también, conejito. —Joshua se quitó las mantas de encima, revolviéndole el cabello —. Iremos a cenar fuera, ¿te parece? Para celebrar tú llegada a casa.
— Eres demasiado lindo conmigo. —Jeonghan sonrió, deiando que Joshua lo arrebujara entre las sábanas —. Siento que no... que no merezco esto de ti.
Joshua le pellizcó las mejillas, sin soltarlo un poco, antes de besarle la punta de la nariz.
— Te mereces esto y más. —Jeonghan sonrió tímidamente —. Ahora duerme, te llamaré durante el día, ¿bien?
