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Joshua estacionó el auto fuera del edificio, mirando a un nervioso Jeonghan que jugueteaba con las correas de la mochila, en tanto Hoshi los observaba, confundido.
— ¿On ta-os? —preguntó con sueño.
— Tal vez será meior devolvernos... —dijo Jeonghan, llamando la atención de Joshua —, ni siquiera sé por qué estamos aquí, digo, quizás no debería continuar mis estudios y dedicarme sólo a Hoshi y nuestros futuros hijos, así no-
— Hannie... —le llamó la atención Joshua —, por favor, respira cariño. —el omega obedeció, tomando aire y botándolo varias veces —. No pienses esas cosas, ¿está bien? Sé que quieres seguir estudiando y terminar la secundaria como corresponde, así que por favor, no te estreses. —le dio un pequeño beso en los labios —. Hoshi y yo confiamos en ti.
Jeonghan sonrió de forma temblorosa, para después tomar aire una vez más y abrir la puerta. Antes de salir, se giró hacia Hoshi, que estaba cerrando sus ojos por el sueño.
— Pórtate bien con papi, Tigresito. —le dijo de forma cariñosa.
— Mmm... —asintió el bebé, frotando sus ojitos.
Sonrió para luego voltearse hacia Joshua, dándole otro beso en los labios.
— Pasaré a buscarte apenas termines. —le dijo Joshua, pellizcándole la nariz.
Jeonghan asintió.
— Te quiero... —le murmuró contra la boca.
Joshua soltó un gruñido de placer.
— Yo también te quiero.
Jeonghan cerró la puerta, dejando el calor del auto y caminar hacia el edificio donde ya varias personas entraban en camino a las salas de clase. Jeonghan miró su horario, indeciso, y comenzó a buscar el salón donde tendría Literatura, la primera clase en la escuela nocturna a la que asistiría durante dos años para terminar sus estudios. Luego, Joshua le dijo que si quería estudiar otra cosa podría hacerlo, pero Jeonghan no quería adelantarse.
Por ahora, terminar su educación secundaria estaría bien.
Entró al salón, nervioso, y con la vista baja se sentó adelante, su olfato notando a betas y omegas entre el resto de estudiantes, todos mayores de dieciocho años, y no se sintió tan fuera de lugar.
— Hola.
Parpadeó, dejando de morder su labio inferior, y levantó la vista, encontrándose con la mirada de una dulce chica que le sonreía amablemente.
— Hola... —saludó nervioso, sonriendo con timidez.
— Soy Kim Bora. —dijo la chica, sentándose a su lado —. Eres nuevo por aquí, ¿no es así?
