Capítulo 8: Ángel o demonio - Parte II

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Ya habían trascurrido 3 días desde que Fred y su amigo habían empezado a trabajar en el taller, tres días, durante los cuales ninguno de ellos había vuelto a ver a su jefa, solo por los demás ellos sabían que ella si estaba viniendo al taller.

Rayan creía que Greta al conocer de sus capacidades opto por dejarlos trabajar sin su supervisión, pero Fred no pensaba ello, él tenía otra teoría, ella lo está evadiendo, ¿por qué?, eso si no lo sabía, pero él quería pensar que era porque ella sentía atracción por él, como él lo sentía por ella.

Pero ninguna de las dos teorías era en si la verdadera razón por la que Greta no había ido a supervisar su trabajo en esos días, aunque ambas tenían un poquito de cierto, no era la verdadera razón. Greta simplemente no tuvo el tiempo suficiente esos días para supervisar su desempeño, pues había estado inmersa en el proyecto que tenía en mente, el cuál era un sueño que ella siempre tuvo, y que ahora que había logrado recuperar la fama del taller de su difunto padre, ella quería llevar a cabo, para el mismo había citado a sus tres hermanos, ya que para este proyecto ella necesitaría del apoyo de ellos, además era una manera de involucrarlos en lo que ella siempre consideraría el negocio de la familia, así en papeles solo ella figure como propietaria.


—Y es por ello que les pedí que vinieran — decía Greta, posando su mirada en cada uno de sus hermanos.

—Es una gran idea, y además está ligado a lo que me gusta hacer comprar y vender artículos, aunque en este caso será autos usados para repararlos y venderlos a un mejor precio — respondió el segundo de los hermanos.

—Ello es cierto Ruben, sin duda tu podrías apoyar en ello a Gretita — dijo el tercero de los hermanos.

—Tu Bastián, podrías encargarte del manejo del negocio — pronunció Greta.

—Pero yo solo se contar dinero, arqueo de cajas y gestionar créditos — contesto el nombrado.

—Eso no es cierto, tu estudiaste para contabilidad, e hiciste algunos cursos de administración también, ¿no? — respondió Greta, haciendo una pausa para añadir — Confía en tus capacidades hermano, creo que esta es una buena opción para que te demuestres a ti mismo que puedes también ser un líder.

—Greta tiene razón Bastián, tú podrás hacerlo, además yo te apoyaré, aunque no se mucho de administración, hice también algunos cursos de ellos para poder emprender mi propio negocio, y podré apoyarte, cuando lo necesites — pronunció Albert.

—¡Gracias hermano! — dijo Bastián.

— Albert tú te convertirás en el proveedor principal del nuevo negocio — agrego Greta.


Tras la plática con sus hermanos, Greta retomo sus actividades en el taller, y una de ellas era la supervisión del personal que laboraba en este.


—¿Quién está a cargo del auto del alcalde?, necesito verificar que se esté haciendo un buen trabajo con el mismo — decía Greta, mirando a uno de sus empleados.

—Al no estar usted para la atención del problema del auto del alcalde, Modison tomo el arreglo del mismo, debido a que era el que más conocía de ese modelo de auto — respondió uno de los empleados.

—«Modison» — pensó Greta, luego de ello decidió ir al lugar asignado a Fred para su trabajo.


Greta al llegar al lugar donde estaba el auto del alcalde, observo con detenimiento el mismo, mientras caminaba alrededor de este. El auto del alcalde era un auto viejo, reliquia de su familia, así decía el alcalde, y por cuestión sentimental, él no se desprendía del mismo. Greta había arreglado el auto en más de 3 oportunidades, por lo mismo sabía al revés y derecho cada problema del mismo, como tal vez ninguno de los trabajadores de su taller lo sabían.


—¡Hola! — dijo Fred al notar la presencia de la joven en el lugar.

—¿Qué has dicho? — respondió con firmeza Greta.

—Como no estuviste y al alcalde le urgía que se le arreglé a la brevedad su auto, decidí hacerlo yo, y así evitar la fuga de un cliente — agrego Fred, sin rectificar su expresión anterior, sino más bien, afianzar la misma.

—¿Es que no sabes de respeto a tus superiores? — dijo con frialdad Greta.

—El auto tiene muchos problemas, pero ya empecé a solucionar alguno de ellos, solo me falta ver lo de....— acotaba Fred, pero se vio interrumpido por la joven.

—Yo terminare de arreglarlo — pronunció con seriedad Greta, haciendo una pausa para añadir con firmeza — Yo acá soy tu jefa, por lo mismo, debes hablarme con respeto, si estás acostumbrado a tratar de iguales a todos acá ello tiene que cambiar, a menos que no te interese mantener tu puesto de trabajo, está será la primera y última vez que te lo digo, la próxima vez que te dirijas a mí de manera tan irrespetuosa e ignores mis palabras, serás despedido.


Fred quiso responder a las palabras de Greta, pero prefirió callar, después de todo si le respondía solo complicaría más la relación que ya tenía con ella. Greta por su lado, empezó a verificar el auto, mientras Fred la observaba.


—¿Necesita apoyo? — dijo Fred, mientras miraba a la joven revisar la batería del auto.

—No, ve hacer otro de los trabajos pendientes, de este auto me encargo yo — contesto con seriedad Greta.

—Bien — respondió Fred, luego de ello se alejó del lugar.


Luego de un par de horas el alcalde vino por su auto, Greta salió a hablar con él, mientras Fred la observaba al tiempo que revisaba otro auto.


—Esa sonrisa es la de un ángel — pronunció Fred, tras verla sonreír.

—No, ¡gracias usted por confiar en nosotros! — decía Greta, mientras estrechaba la mano del alcalde.


Una vez que el alcalde se marchó del lugar, la sonrisa de su rostro cambio y se tornó serio, al tiempo que ingresaba al taller, para continuar con su tarea de supervisión en el mismo.


—Buen trabajo — dijo Greta a uno de sus empleados.

—¡Gracias jefa! — contesto un joven.

—Saben que los estoy evaluando, ¿verdad? — agrego.

—Sí, jefa — respondieron los presentes.

—De ustedes dependerá su promoción — añadió.

—¿Promoción? — dijo para sí Fred, al tiempo que un jovencito ingreso al lugar.

—Tía, tía, te llego esto — decía Sami, mientras le mostraba a la joven un sobre.


Tras recibir el sobre y ver el remitente Greta sonrió nuevamente, mientras sus trabajadores la miraban encandilados, siendo uno de ellos Fred.


—«¿Por qué se puso feliz al recibir ese sobre?» — pensó Fred.


Greta junto a su sobrino se alejaron del lugar, bajo la mirada de sus trabajadores, al tiempo que los murmullos empezaron entre ellos.

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