Capítulo XV

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Dos o tres días más tarde pasó por casa Fernando y me hizo una señal con la cabeza, los reuní a todos para que nos explicara las novedades.

FERNANDO: Hemos confirmado que en el local de Sergey se vende mucha droga, y de todo tipo, los que la pasan son sus propios hombres.

AURORA: Eso tampoco es una gran noticia, ya sabíamos que vendían droga.

ANABEL: Sí, pero si la venden sus propios hombres, lo más probable.

BEA: No lo entiendo.

YO: Es que la droga sea suya.

AURORA: ¿Y qué, si es suya?

ANABEL: Qué en algún lugar tiene que conseguirla y guardarla.

YO: Fernando, tenéis que seguir estirando de este hilo, donde la compra, que hace con ella, toda la información.

Fernando confirmó con la cabeza y se marchó.

BEA: Pues no entiendo la importancia de la droga.

AURORA: Pues yo tampoco mucho la verdad.

YO: A ver Aurora, no te gustaría destrozar algún almacén o algo lleno de droga de Sergey y jodérsela, le haríamos perder mucho dinero y seguro que lo cabreamos.

Se le escapó una sonrisilla y apoyó la espalda en el asiento pensando.

Pocos días más tarde me llamó Fernando con noticias frescas, las chicas habían salido a la peluquería y a hacerse algunos tratamientos de belleza, vino a casa y nos sentamos en el salón con una cerveza, era el medio día.

FERNANDO: Es más interesante de lo que parecía, la droga la fábrica él mismo, tiene un par de laboratorios de donde sale toda, estamos a punto de saber exactamente donde están.

YO: Eso sería un buen golpe para sus intereses.

FERNANDO: Lo sería, pero, si le destrozamos los laboratorios, Sergey enfurecerá y va a ir por nosotros, entraremos en una guerra sin cuartel, ¿lo sabes verdad?

YO: Sí que lo sé, la cuestión es si al cabrearse cometerá algún error para pillarlo por ahí.

FERNANDO: De momento tenemos que confirmar donde están los laboratorios, después ya decidiréis que hacemos.

YO: Exactamente Fernando, la decisión la tomaremos entre todos.

Me senté a mirar la tele y pensé en todos los pros y contras, valorar si valía la pena entrar en un follón tan grande para nada, tendríamos de ser inteligentes y si decidíamos hacerlo teníamos que tener alguna baza escondida.

Allí sentado estaba cuando llegaron las chicas, se me pusieron las tres delante recién salidas de la peluquería explicándome todo lo que se habían hecho aquella mañana y algo debieron de verme en la cara que se callaron de golpe y se sentaron a mi lado.

BEA: ¿Te pasa algo cariño?, tienes una cara de estar preocupado espantosa.

AURORA (haciéndose la graciosa): Debe ser porque nos ha echado de menos esta mañana y se ha tenido que hacer una paja él solito.

ANABEL: Calla anda, mira que llegas a ser burra nena, dinos Rubén ¿qué pasa?

YO: Nos está llegando información de tú tío.

AURORA (enfadada): No digas eso, ese cabrón no es de mi familia, vale.

YO: Pues de Sergey, información muy buena pero que tenemos que evaluar si vale la pena atacarle por ahí ahora o guardarla para mejor ocasión.

BEA: ¿Pero qué información es?

ANABEL (seria): Espera un momento, antes de decir nada, tú qué opinas.

La suerte de RubénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora