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Se contaba que los niños de la princesa Rhaenyra eran todo unos angeles, el esfuerzo se veía en cada niño desde que habían nacido. Pues eran perfecto en casí todo y eran aún más el orgullo de su madre alfa que otro alfa naciera de su estirpe, algo que ahora para el príncipe lucerys lo seguía por todas partes.

Su hermano era un alfa y el no, su hermano sería el próximo rey después de su hermosa madre, y el solo era el cachorro que tenía miedo y seguía siempre a su hermano en todo. Los títulos lo perseguían y el niño solo quería huir, el solo quería escapar.

Fue cuando aemond y el se hicieron más amigos, ambos querían algo y lo conseguía estando con el otro. Aemond quería tener total control sobre todo, que todo fuera perfecto y nada malo le pasará a la gente que amaba, mientras que lucerys solo quería estar lejos de lo que algún día sería su responsabilidad. Lucerys solo quería ser protegido para siempre y disfrutar de la bella juventud, quería jugar y no molestarse en ver lo que sería algún día "el gran lord de Driftmark." Algún día tendría que ser un gran alfa y ver que todos le tuvieran tanto respeto como se pudiera.

El quería ser como su tio mondy, un alfa que protegía a su familia a pesar de su edad y demostraba que era capaz de ser un gran alfa o como su hermano que lo protegía a el a pesar de los rumores que se hacían por ahí los cuales su niñez no lo hacían entender. Quería tener el porte de su madre que siendo una mujer alfa tenía el respeto de muchos hombres,que solo con entrar a una sala ella hacía que todos bajaran su cabeza o se fueran del lugar por miedo a enfrentarla, algún día quería ser igual a ellos. En cambio aemond esperaba que su sobrino fuera un omega. Conocía todas sus preocupaciones todo lo que pensaba el pequeño sobre ser omega, pero su egoísmo deseaba tenerlo así por siempre, como su omega para proteger y cuidar.

Los pequeños estaban jugando por los pasillos. Aemond comenzó a buscar a el pequeño por los pasillos percibiendo ese olor que lo atraía al omega, olía a mar un ligero toque como un beta en desarrollo, amaba ese olor y siempre lo encontraba gracias a eso. Corrió por los pasillos hasta que vio a lucerys escondido y se escondió para que el pequeño no lo viera, cuando el niño intento salir aemond corrió y lo atrapó.

— Te tengo — dijo el alfa y el pequeño empezó a reír tratando de escaparse. Algo que hizo que el alfa le empezará a hacer cosquillas, con ternura el niño empezó a reír más fuerte pidiendo piedad.

— Tío.., me haré pipi— dijo el castaño con esa dulce voz que tanto le gustaba al alfa, a lo que el alfa obedeció y agarro las manos de lucerys con cariño.

— Que quieres hacer ahora?— pregunto el peliplata viendo a los ojos del niño, ese azul verdoso que lo hipnotizaba, el estaba a los pies de ese pequeño. Siempre lo protegeria.

— estoy cansando, creo que deberíamos ir a comer unas tartas de limón — el castaño ofreció con una sonrisa haciendo que se le inflara los cachetes, el alfa sin poder evitarlo acaricio las mejillas de su sobrino con dulzura. El más pequeño se quedó viendo a los ojos de alfas que tanto admiraba y queria, para lucerys el alfa era su todo.

Sin poder evitarlo el niño se aserco y le dio un beso en la mejilla al alfa, algo que lo dejo atónito, su pequeño le había besado y el trataba de canalizar la situación. El niño se asustó pensando que tal vez había incomodado  a su tío trato de separarse,pero el mayor lo agarro de los cachetes dandole un pequeño beso en los labios. La emoción se sentía en el ambiente, el alfa había liberado sus feromonas de emoción apegandose más al pequeño, el castaño se separo un momento viendo a su tío con una sonrisa timida y si no fuera por la luz tunue de las velas en ese pasillo el alfa podría mirar  lo rojo que estaba.

— creo que tenemos irnos— el alfa asintió todo atontado siguiendo al pequeño hasta las habitaciones de su hermana, sintiendo aún felicidad por lo que había sucedido.

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