1 - Manos a la obra

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Sede de la B.S.A.A., Nueva York

No estaba de humor para asistir a esa reunión, le parecía innecesario. Sus superiores creían que sí, ya que se iba  hablar de los pasos siguientes que iba a tomar la B.S.A.A. a partir de la semana próxima, en lo que no coincidía Chris Redfield es en que debía ser partícipe. 

Había pasado un mes desde el fallido ataque de Glenn Arias en Nueva York donde intentó esparcir el Virus-A por la ciudad. Por suerte el capitán logró detenerlo, ahora solo quería un poco de descanso, seguir con su papeleo y esperar a la próxima misión.

Sin embargo hubo muchas casualidades y las organizaciones internacionales se hicieron eco de lo sucedido. Entendían de que la lucha contra el terrorismo biológico se estaba haciendo más grande. Primero fue en Raccoon City, luego se mudó a la guerra Civil de Penamstam y la República Eslava Oriental, años más tarde habría golpeado Tall Oaks y luego China, solo para después caer en nueva York. La situación había escalado muy rápidamente y por eso es que se necesitaba emplear una nueva estrategia para pelear contra el enemigo, de ahí la solución la vieron en Chris, quien no quería ser partícipe.

No pudo negarse por mucho tiempo ya que lo obligaron a aceptar. Se dirigió a la sede de Nueva York donde esperaría recibir nuevas órdenes, aunque esta vez no involucraban enviar al agente al otro lado del mundo.

Abrió la puerta de la sala y se encontró con una imagen poco agradable. El director de la sede de Nueva York y los sub-directores en los costados, sentados en sus bancas con una mesa larga de madera ondulada.

—Capitán Redfield, que gusto verte.

—Hola señor.

—Por favor, tome asiento— le dijo señalando con la mano el banquito con una silla para sentarse.

«Qué conveniente, yo aquí abajo y ustedes mirándome desde lo alto», pensó el capitán.

Una vez que se sentó, el silencio se hizo presente por unos segundos mientras los hombres analizaban una serie de papeles.

—Como bien sabrá, debido a los hechos ocurridos recientemente en Nueva York, donde usted fue partícipe y logró detenerlo antes de que empeore, hemos recibido la orden de tener que solucionar esta historia del terrorismo biológico como de lugar. Nuestros superiores nos han informado sobre el curso a tomar en conjunto con otras organizaciones, parece que la conclusión a la que han llegado es crear una nueva división dedicada específicamente a la lucha contra el bioterrorismo.

—No entiendo, creí que nosotros nos dedicábamos a eso.

—Efectivamente es así, señor Redfield, pero esta vez va a ser diferente— respondió el hombre a la derecha del director.

—Lo que mi colega quiere decir es que se viene un cambio de época, la lucha contra el terrorismo biológico ha hecho un cambio radical y está evolucionando, por desgracia lo está haciendo de un solo lado y nosostros nos estamos quedando atrás— retomó la palabra el director—. Es por eso que nos han ordenado la conducción del proyecto de nuevos soldados en esta larga y exhaustiva guerra. Se realizará aquí en la sede de Nueva York y nos han ordenado que sea prioridad que usted se haga cargo del programa.

—¿Qué, es en serio?— dijo sorprendido Chris, con un poco de enojo en el tono—. ¿Quieren que deje mi labor como agente para hacer de niñera a un grupo de novatos?

—Te equivocas Chris, seguirás siendo capitán de tu propio escuadrón, además estarás a cargo del entrenamiento de nuevos soldados, todo eso bajo tu supervisión dentro de la sede donde serás Director General del proyecto.

—Con todo respeto señor, pero es una estupidez. Es decir, ¿por qué yo?— le preguntó de un modo directo.

—Porque no hay nadie mejor para esto que tú. Eres nuestro mejor agente y tu reputación te precede. Cuando se trata de esto eres de los mejores y creemos que no hay nadie más adecuado para el trabajo. Además no estarás solo, este programa estará supervisado bajo el Gobierno de los Estados Unidos, quien enviará agentes especializados que te ayudarán con la coordinación de los entrenamiento y la supervición de los cadetes— Le dijo para concluir. El director se levantó de su asiento y caminó en dirección a Chris, luego apoyó una carpeta con hojas sobre el escritorio delante de él—. Toma.

Recuperar el Tiempo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora