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—¡Yo soy el pirata mas temido de este océano! —habló Runar con una voz fingida— ¡Ríndete ante mi o te arrepentirás de esto!

—¡Nunca! —Contraataco Amadeo— ¡El tesoro es mío, no dejare que te lo lleves, así como si nada!

Ambos chicos comenzaron una batalla con las espadas de juguete que tenían, se divertían muchísimo, brincaban de un lado a otro reían sin parar, realmente Runar se comportaba como un niño de verdad.

Habían pasado un par de meses desde que conoció a Amadeo, desde ese instante se habían vuelto mejores amigos, se apoyaban entre sí; Curiosamente, Úrsula había dejado de ser tan sobreprotectora con el niño... O al menos no intentaba.

Las vacaciones para Runar no habían ido tan bien del todo, se la pasaba encerrado en su habitación, cuando salía a jugar su madre se ponía paranoica de tan solo pensar en los gérmenes que podrían atacar a su hijo, no quería que nada malo le pasara.

—¡Deo, han llegado los padres de Runar! —La voz de la madre del chico se escucho desde la entrada principal.

—¡Vamos!

Al estar frente a su madre, Runar cambio su humor de repente, Úrsula lo notó y de inmediato lo cuestionó.

—¿Qué tal estuvo su día?

—Bastante bien señora, gracias por permitir que Runar haya pasado el día aquí —contestó Amadeo.

—Al contrario, gracias a ti por invitarlo —Úrsula formó una pequeña sonrisa—. Bueno, quisiera quedarme más tiempo, pero su padre nos espera, nos vemos pronto, disfruten sus vacaciones.

Dicho esto, salieron de ahí y se dirigieron al auto, el ambiente se tornaba algo tenso, el niño ahora estaba molesto y era algo entendible.

—Oye cariño —Habló Úrsula— tengo una sorpresa para ti, ¿Quieres saberla?

Giró un poco para ver al niño que sin pensarlo dos veces asintió con la cabeza.

—Pasaremos las vacaciones en la playa —esta vez habló su padre.

—¡Genial! Llevaré mi flotador, mis gafas oscuras, ¿el señor bigotes podrá acompañarnos?, porque...

El pequeño quedo mudo de momento, sus padres cruzaron una pequeña mirada de confusión. Al ver que el chico no hablaba Úrsula lo cuestionó.

—¿Todo bien cariño?

—Mientras estemos en la playa... ¿Ustedes seguirán peleando?

El comentario los dejó sin palabras, pues se sentían culpables por todo lo que estaba pasando.

Digamos que la unión de la familia se había deteriorado un poco, Ignacio y Úrsula se la habían pasado discutiendo estas últimas semanas, que, para la mala suerte, Runar había estado las veinticuatro horas del día en casa.

Los problemas empezaron a surgir desde que Úrsula comenzó a estar más alterada de lo normal, por alguna extraña razón, acompañado de eso, Ignacio había estado fuera de casa por más tiempo y eso irritaba más a su esposa.

Ambos sabían que algo la atormentaba, pero ninguno quería saber cuál era el problema.

—Hijo, te pedimos perdón por esto, tú no deberías enterarte de nuestros problemas, no queríamos perjudicarte en esto —explicó Ignacio—. Veras que muy pronto todo será como antes.

—¿Lo prometen?

—Lo juramos.

El chico sonrió ante sus padres, entendía que no podían ser la familia perfecta, sin en cambio, se sentía fatal de saber que sus padres podrían separarse, había oído aquella platica que habían tenido una noche en la que llovía, lo recuerda bastante bien porque aquella noche volvió a escuchar aquel ruido tan extraño que ahora se escuchaba en su armario, había tenido muchísimo miedo, pero no dijo nada para con causar mas problemas.

Pero él sabia que algo pasaba.

Una vez que llegaron a casa, empacaron las cosas necesarias para el viaje, el cual era bastante largo porque seria en coche, pero eso no le importaba al pequeño.

—Mami ¿Puedo llevarme al señor bigotes?

—Cariño, no permiten animales en el hotel.

—Pero es un gatito bastante tranquilo, además, ¿Quién lo cuidará si nosotros estaos lejos? Necesita comer y beber agua...

—Fermín lo cuidará, ofreció quedárselo los días que no estemos, no te preocupes cielo, el señor bigotes estará bien.

—De acuerdo.

El joven fue a lavarse las manos para después dirigirse al comedor, era la hora de la cena y tenia que recargar fuerzas porque se irían mañana por la mañana.

La emoción no cabía en su cuerpo, tenía mucho tiempo que no salían como familia desde que... bueno, desde que murió el abuelo. A ninguno de los tres les gusta recordar aquel día, pero Runar, a pesar de ser tan pequeño, se siente culpable por lo sucedido.

Verán, hace dos años, el abuelo salvó a Runar de la muerte. El niño jugaba, iba de un lado a otro y sin fijarse cruzó la calle en busca de una pequeña paloma que exploraba por ahí, el problema fue cuando un coche se veía tan cerca del pequeño que, al ver el peligro de la situación, su abuelo corrió a salvarlo, el tiempo no fue suficiente para que el auto se detuviera, pero si para que el niño estuviera a salvo, claro, no se pudo decir lo mismo del abuelo, murió justo cundo llegó al hospital, los médicos no pudieron hacer nada por él.

Desde ese entonces, Úrsula se volvió más atenta con Runar, no quería que la situación se repitiera y que esta vez, no se pudiera hacer nada por él.

—Cariño.

Hablaron los padres sacando al niño completamente de sus pensamientos.

—¿Sí?

—¿Tienes hambre? —Preguntó Ignacio.

—Muchísima.

Los tres fueron en busca de comida, después de alimentarse regresaron al hotel a descansar un poco deban descansar si querían continuar con la diversión los siguientes días restantes es aquella estancia.

—Madre...

—¿Qué pasa cielo?

—Ese ruido otra vez. 

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Actualizar cada mil años es mi especialidad jaja, una disculpa por la espera tan larga, les prometería actualizar más seguido pero las promesas no son mi especialidad, así que mejor vayan a ig (maarjimarez) y charlemos un rato.

Tomen mucha agüita.

Los quiere.
Maar ☯️

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