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Mientras Runar esperaba a que alguien fuera a verlo, recordaba como habían sido sus relaciones pasadas.

Tenía seis cuando conoció a su primer amor. Fue tan perfecto para su edad, que no era fácil de superar. Podría sonar ridículo como el solía llamarlo, pero es que, de verdad, el amor de los pequeños es tan inocente que te comparten la ilusión que cargan en ese momento.

Terminaron porque la pequeña tuvo que irse del país, al parecer su padre había conseguido un trabajo mejor y tuvieron que mudarse, pero ambos hicieron la promesa que cuando fueran mayores se volverían a encontrar. Esa promesa aún no se ha cumplido, es por eso por lo que Runar se está esforzando en estudiar, tiene planeado que después de terminar sus pendientes en la universidad, ira a buscarla.

Tiene la esperanza de que aún lo recuerde, aunque es un poco tonto este plan, después de todo, eran unos niños, sus memorias se borran mientras van creciendo.

Su primer novia oficial fue cuando tenía diez años, justo después de su cumpleaños, con ella dio su primer beso, eran tan unidos que daban ternura cuando los veían, Runar era todo un caballero con ella, solo que terminaron porque ella se cambió de colegio, era una niña becada y al perder la beca sus padres tuvieron que buscar algo que se acoplara a la estabilidad económica de su familia.

Después, a los quince, conoció a alguien, a esta chica le tenía mucho aprecio porque fue de las pocas chicas que lo entendía, no lo juzgaba, le daba algunos consejos para superar los problemas que cargaba encima, el problema aquí fue que Runar a pesar de ser un buen novio con ella, conforme pasaba el tiempo, la miraba más como una terapeuta que como una novia, solo quería ser escuchado y siempre intentaba arreglar los problemas con cosas materiales.

Desde ese momento, fue que Runar se prometió así mismo que sería perfecto en todo lo que hiciera, ante los ojos de todos sería la mejor versión que él pudiera dar. Y así fue, lo cumplió y aún seguía luchando porque esa versión no desapareciera.

Un año después de su última relación, conoció a la chica que hizo que Runar dejara de confiar en sí mismo.

Habían cumplido recién dos años de relación, pero desafortunadamente, la joven le había sido infiel, esto lo destrozó, en la amaba mucho y la había puesto a ella por encima de todo.

Durante su relación se vieron demasiados problemas porque Runar tenía bastantes enemigos; enemigos que le crearon una fama de aventurero que su novia de ese entonces creyó y a pesar de que esto le restaba puntos, Runar demostró que no era como muchos lo pintaban, fue el novio perfeto, el novio con el que todas soñaban...

...Todas menos su novia.

Para ella nunca fue suficiente todo el esfuerzo que hacia Runar cada día para que su relación se mantuviera de pie. Esta chica lo traicionó de la peor manera y no aceptó su culpa. Desapareció después de causarle un dolor demasiado grande y hacerle creer que el culpable de todo había sido él mismo.

La cabeza de Runar comenzó a doler, el recordar le causaba problemas, no le gustaba hablar del pasado. Lo que más le molestaba era aquella estúpida sensación, era extraño porque hace meses que no se sentía de esa manera.

Estaba al borde del colapso cuando afortunadamente alguien entró a la habitación y lo salvó de la locura.

—Hola bro, ¿Cómo te encuentras?

—Amadeo, que gusto verte hermano, ahora estoy mejor, me duele un poco la cabeza, pero no es nada.

Amadeo sacudió el cabello de Runar en forma de saludo.

Todos sabían que a él le molestaba que le tocaran el cabello, es por eso por lo que todos lo hacían, después se volvió una costumbre y a Runar no le quedó de otra más que adaptarse.

In my MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora