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—Suerte, chicos, espero que les vaya muy bien. Esperaré aquí hasta que salgan. —comentó Úrsula abrazando a los dos jóvenes.

—Gracias señora, agradezco que esté aquí apoyándome, aunque no sea su hijo. —Habló Amadeo dedicándole una pequeña sonrisa a la señora que estaba enfrente de él.

—Agradéceme, cumpliendo tu sueño —sonrió mientras le acariciaba la mejilla.

—Nos vemos mamá, gracias por traerme, con estas muletas no puedo moverme bien. —Se quejó Runar.

—No te preocupes cariño, sabes que mamá siempre estará para ti, te quiero mucho hijo.

La expresión de Amadeo cambió en un instante, al notar como Úrsula abrazaba a su Runar, su ojos se humedecieron, le gustaría tanto que su madre estuviera ahí con él, apoyándolo como cuando era un niño.

Úrsula ha sido como una segunda madre para Amadeo, ya que este ha perdido el apoyo de sus padres, su sueño de tener una banda musical reconocida ha traído como consecuencia el desprecio de su padre, pero esto no ha impedido que siga esforzándose por conseguir lo que quiere.

—Mejor entren ya, no quiero que se les haga tarde por mi culpa —se despidió una vez más y los chicos entraron al lugar en donde estarían.

Hoy era un día importante para Runar y Amadeo. Era el día en el que presentarían su examen para entrar a la universidad. Ambos estaban nerviosos, Runar un poco más que Amadeo.

Este último, realmente estaba ahí porque su padre lo estaba obligando ya que quería que su hijo fuera el próximo jefe de la empresa, como ya se ha dicho, al muchacho no le agrada la idea, él tiene otro futuro en mente, pero tampoco quiere estar mal todo el tiempo con su familia; su madre lo apoya, pero siempre hace lo que su marido quiere.

—Oye hermano, ¿Qué salón tienes asignado? —preguntó Amadeo.

—Me corresponde el 126 planta baja —respondió.

—Genial, estamos a unos cuantos pasos, te ayudo a llegar y después me voy a mi salón, a mi me toca el 226, piso 2.

—Gracias, suerte en tu examen.

Los amigos se despidieron, cada uno fue al aula correspondiente. Pasaron alrededor de tres horas, el examen había terminado, Runar estaba tranquilo, sabía que los resultados iban a ser muy buenos, se había esforzado muchísimo para lograr su objetivo.

Runar esperaba a Amadeo, habían quedado de verse en un punto medio ya que él ayudaba a Runar a movilizarse. Mientras esperaba veía entrar a los demás jóvenes que de igual manera realizarían la prueba de admisión.

Una chica que iba caminando se le acercó, se notaba confundida. Media entre el metro sesenta y el metro setenta, era de piel morena, con un cabello rizado oscuro.

—Disculpa, ¿sabes en donde está el aula 332 piso B? —pregunto en un tono suave.

Runar la observó, miró detalladamente a la joven que estaba frente a él, sus rasgos faciales eran tan finos ante la luz del sol, su ojos marrones eran tan bellos.

—Eh... ¿Hola? —la chica hizo un pequeño movimiento de mano, esperando a que Runar la notara.

—¡Ah!, Si, si, lo lamento —dijo rápidamente saliendo de sus pensamientos—. Dirígete hacia ese edificio que esta por la derecha, en el edificio número dos se encuentra en piso B, ahí podrás buscar el aula que te corresponde.

—Muchísimas gracias —sonrió amablemente.

La chica dio la media vuelta y continúo caminando, Runar, por su parte, no podía dejar de verla, sentía que la había visto antes, solo que no recordaba cuando o donde, de igual manera eso no importaba, él había quedado maravillado ante su belleza.

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⏰ Última actualización: Sep 02 ⏰

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