Basilisco

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El basilisco​ (del latín basiliscus, y este del griego βασιλίσκος basilískos: 'pequeño rey') era un ser fabuloso creado por la mitología griega que se describía como una serpiente gigante cargada de veneno letal y que podía matar con la simple mirada, que consideraban el rey de las serpientes. Posteriormente se lo ha representado de diversas maneras siempre con características reptilianas.

 Posteriormente se lo ha representado de diversas maneras siempre con características reptilianas

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Representación típica de un basilisco (1510)

En el siglo viii, el basilisco era considerado una serpiente dotada de una cresta con forma de corona o mitra en su cabeza, siendo el animal en sí de tamaño variado.

Poseía una marca blanca en la cabeza que se asemeja a una diadema.

Su influencia era tan nociva que su aliento marchitaba la flora del entorno y resquebrajaba las piedras.

Isidoro de Sevilla definió al basilisco como el rey de las serpientes, debido a su mirada letal y a su aliento venenoso.


Características generales

Nacimiento

Según recoge Pierre de Beauvais en su Bestiario de 1206, nace a partir de un huevo deforme, puesto por un gallo o una gallina al llegar este a la edad de 7 años, incubado por un sapo durante 9 años.

Por lo tanto al nacer guarda todas las características de sus progenitores, cabeza de gallo, cola de serpiente y cuerpo de sapo.

Beda el Venerable fue el primero en asentar la leyenda del nacimiento del basilisco de un huevo de gallo empollado por un sapo en un nido hecho de estiércol.​

La más aceptada, es que nace de un huevo puesto por un gallo e incubado por una serpiente y se dice que nace con cuerpo de gallo, lengua de serpiente y cresta.

Teófilo Presbítero da una larga receta en su libro para crear un basilisco a fin de usarlo para convertir cobre en "oro español" (de auro hyspanico).

En la Edad Media, pasa a ser un gallo con cuatro patas, plumas amarillas, grandes alas espinosas y cola de serpiente, que podía terminar en garfio, cabeza de serpiente o en otra cabeza de gallo.

Hay versiones de esta criatura mitológica con ocho patas y escamas en vez de plumas.

Forma de vida

El basilisco vive en el desierto que él mismo crea al romper piedras y quemar el pasto.

Esto sucede ya que el Basilisco exhala fuego, seca las plantas y envenena las aguas.

Según Plinio el Viejo en su Naturalis Historia, el basilisco era oriundo de Cirene, y no medía más de 20 dedos de longitud.

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