Goku y Caulifla se dirigían a hacia su hogar en las montañas Paoz, regresando más rápido que cuando salieron, gracias a la Nube Voladora.
–¡Que increíble! –dijo Caulifla emocionada sentada detrás de Goku–. Todo este lugar cambia desde aquí arriba.
–Tienes razón, desde la nube voladora todo se ve diferente –respondió alegre girando lo más que pudo la cabeza y el cuerpo.
–Goku.
–¿Sí?
–Sabes, Bulma me dejó usar el deseo de las esferas, renunció a su deseo para dármelo.
–¿En serio? ¡Qué bien! Cómo dijiste, es una buena persona ¿Qué pediste?
–¡Ver a nuestros padres! –respondió apenada juntando los dedos índice.
–¿Lograste verlos?¿Están bien?
–No –respondió al tiempo que negaba con la cabeza–. Ellos están muertos.
–¡Vaya! ¡Qué lastima!
–¿¡Solo eso vas a decir!? –expresó molesta.
–No tengo recuerdos de ellos. Una vez nuestro abuelito dijo que no puedes extrañar lo que no recuerdas.
La respuesta dejó sorprendida a Caulifla, sabía que esas palabras tenían razón.
–Pero, si eso es cierto ¿Por qué me siento triste? Por no verlos –la alegría en su tono de voz se había apagado.
–No lo sé –respondió al tiempo que se giraba para quedar frente a frente–. Recuerdas cuando le pediste a nuestro abuelito un libro y no lo pudo conseguir. Tal vez es lo mismo.
–Talvez tienes razón –agregó colocando su dedo índice sobre su mentón desviando la mirada cómo quien quiere recordar algo–. Esa vez quería tanto ese libro que cuando no lo encontró me puse triste. Tenía muchas ganas de saber cómo terminaba la historia.
Sin decir nada más Goku abrazó a Caulifla pegando su mejilla a la de ella. Haciendo que se le subieran los colores al rostro.
–¿¡Qué… qué… qué estás haciendo!?
–Mientras dormías al día siguiente de la noche que hablaste con Bulma, ella me dijo que cuando te viera triste, te abrazara y pegara mi mejilla a la tuya. Que eso te haría sentir mejor.
«¡Buuulmaaa! ¿Qué cosas le dijiste a Goku? Pero me gusta que sea así» Pensó mientras abrazaba con una sonrisa en el rostro a Goku.
–Oye, Caulifla.
–¿Sí? –respondió aún tratando de organizar sus ideas.
–¿Qué le pasó a la esfera de nuestro abuelito?
–Se fue volando con las demás esferas.
–¿¡QUÉ!? –expresó dejándola se abrazar.
La expresión de Goku la trajo de vuelta de sus pensamientos.
–Recuerda lo que dijo Bulma las esferas se exparsen por el mundo y se convierten en piedra. Así que no podemos ir a buscarla.
–¿Cómo la encontraremos entonces?
–Ella dejó el radar dentro de la casa así que la buscaremos cuando regresen a la normalidad. Por ahora no hay nada que podamos hacer. Pero, hay algo que me preocupa más que encontrar la esfera de nuestro abuelito.
–¿Qué cosa?
–¡Eso! –respondió apuntando con el dedo hacia adelante.
Al voltear la mirada Goku vio que se dirigían directo a una montaña alta en curso de colisión.
–¡Nube, a la derecha! –gritó Caulifla.
–¡Nube, a la izquierda! –gritó Goku al mismo tiempo que su compañero de vuelo.
Ambos se voltearon a ver confundidos. Con la mirada se preguntaron, ¿Qué hacemos?
–¡Arriba! –gritaron al mismo tiempo.
Lograron librar la montaña por apenas centímetros y estar a salvo llegando a su casa en las montañas.
–¡Oye!, ¿Por qué estás metiendo a la casa que nos dio Bulma todas esas cosas? –preguntó Goku al ver que Caulifla no terminaba de meter cosas–. Yo pensaba solo llevar donde dormir y ropa.
–Esta será ahora nuestra casa Goku –respondió mientras llevaba una caja de madera–. No podemos dejar nada que nuestro abuelito tenía. Además, quiero ir a visitar a Bulma, estoy segura que el maestro Roshi nos dará un día de descanso. Y cuando ese día llegue quiero mostrarle las cosas que encontró nuestro abuelito .
–Pero son muchas cosas y ya quiero ir con el maestro Roshi.
Al escuchar el comentario de Goku, Caulifla bajo la caja que tenía en manos y le contestó con una cara de enfado.
–¡Creo que mejor te ayudo! –dijo nervioso y con algo de miedo al ver la mirada de Caulifla.
Se pusieron rumbo a Kame House después de pasar todas las cosas necesarias dentro de la nueva casa. Llegaron a isla del maestro Roshi sin problema encontrándola más fácil que la ocasión anterior. Al llegar, a Caulifla le trajo el recuerdo de cuando discutió con Milk por vez primera en ese lugar, por un momento le pareció ver la siluetas de ambas junto a la plamera. Respiró profundo para relajarse y no pensar más en lo que ocurrió en ese lugar. Volteó a ver a Goku y se dibujó una sonrisa al recordar el abrazo en la nube. Sin embargo al ver que iba a entrar por la puerta sin llamar hizo que echara a correr para detenerlo.
–¿Qué estás haciendo Goku? –preguntó con las manos en la cintura.
–Entrar a casa del maestro.
–Tienes que llamar primero a la puerta, es de mala educación entrar sin permiso.
Llamaron a la puerta y también gritaron el nombre del maestro Roshi sin tener éxito. Un ruido proveniente de la ventana, llamo la atención de ambos. Al ver por la ventana pudieron ver al maestro sentado en el piso viendo la televisión.
–Uno, dos, uno, dos–repetía muy alegre.
–¡Maestro Roshi! –gritaron ambos desde la ventana.
–No nos escucha –dijo Goku.
–Entremos –agrego Caulifla.
Los dos entraron por la ventana, sentándose a ambos lados del maestro Roshi, sin que esté notara que tenía compañía. Pudieron ver qué el programa en la televisión era de dos chicas haciendo ejercicio.
–Uno, dos, uno, dos –decían los tres mientras observaban la televisión.
Al escuchar dos voces más fue cuando el maestro Roshi se dio cuenta que no estaba solo.
–Ustedes dos ¿Qué hacen aquí? –preguntó mientras observaba a los dos niños.
–Venimos a entrenar con usted –dijo Goku.
–Ya terminamos de buscar las esferas –dijo Caulifla–. Por eso estamos aquí par que nos entrene.
–Denme unos minutos –respondió el maestro a los comentarios–. Déjenme ver este entrenamiento y estaré con ustedes dos.
Cuando terminó de ver su programa de ejercicio, el maestro Roshi se levantó, al dar la vuelta pudo ver a sus dos invitados inesperados dormidos en el sillón recargados entre ellos y tomados de la mano.
–Creo que tardo más de lo que pensaba. Oigan despierte – dijo mientras hacia ruido con las manos.
Quien despertó primero fue Goku al moverse, Caulifla calló sobre el sillón, el golpe hizo que se despertara.
–Ahora díganme ¿A qué han venido los dos?
–Venimos a entrenar con usted maestro –respondió Goku–. Prometió entrenarnos. ¿Lo recuerda?
–Ahora lo recuerdo, yo les hice esa promesa, cuando nos conocimos en la playa pero, díganme ¿Dónde está su amiga de pelo azul? –preguntó después de regresar de buscar afuera de la casa.
–¿Se refiere a Bulma? Ella regresó a la Capital del Oeste –respondió Caulifla.
«¡Rayos! ¡Qué mal!» pensó el maestro Roshi tronando los dedos.
–Deben de saber que mi entrenamiento es muy difícil –dijo el maestro después de centrarse y tomar un trago de cerveza que se había servido en un vaso.
–¿Es enserio? –preguntó Caulifla–. Y ¿Seremos más fuertes que usted?
–Si no se rinden es posible, pero, mi entrenamiento no es gratuito. Así que, tendrán que traer una chica linda.
–¿Si la traemos nos entrenará? –preguntó Goku.
–¡Por supuesto!
–No se diga más vamos.
El maestro Roshi salió corriendo detrás de los dos niños cuando ya estaban afuera.
–Esperen, antes que se vayan, ¿Saben que es una chica bonita?
–¡Cómo Bulma! –respondió Caulifla–.¿No es así? Ella siempre decía que los chicos la invitaban a salir. Aunque nunca supe a que se refería.
–¡Exacto!
«Ahora que la tortuga fastidiosa está de viaje, más vale que no pierda esta oportunidad…»Pensaba el maestro Roshi cuando fue interrumpido.
–Maestro, ¿Qué es esa cosa que se acerca a este lugar? –preguntó Goku señalando hacia el mar.
La pregunta saco de sus pensamientos al maestro Roshi, volteando de inmediato hacia donde su futuro alumno apuntaba con el dedo –No parece ser la tortuga – respondió.
–Parece que es un bote y dentro hay alguien –agregó Caulifla tapándose el sol con la mano para poder ver mejor.
Cuando estuvo más cerca, pudieron ver que se trataba de un pequeño bote de madera el que se acercaba. Los tres pudieron ver que una figura pequeña saltaba desde el bote, la figura dio un giro en el aire para ganar más impulso y llegar sin problemas a la playa.
–¿Quién será este niño? –pregunto el maestro Roshi al ver que el recién llegado había aterrizado de cabeza y terminando enterrado–. No se queden ahí parados ayúdenlo a salir.
Tirando de cada pierna Goku y Caulifla sacaron al visitante enterrado de la cabeza en la arena.
–Gracias –dijo con indiferencia mientras se limpiaba la arena de la cabeza y la ropa–. A veces no controlo mi fuera y me pasa esto.
Mientras se sacudía la arena, pudieron ver qué era un niño un poco más bajo que Goku, no tenia cabello en la cabeza, tenía dibujado seis puntos en la frente, lo que más le llamo la atención de su rostro es que no tenía nariz. Sus ropas eran amarillas y naranjas con un cinturón morado. Junto a él había una tela que parecía envolver algo, estaban amarrada en la parte superior, pensaron que sería su equipaje.
–¿Usted es el gran maestro Roshi? –preguntó el recién llegado. Haciendo una pequeña reverencia.
–Sí, así es.
–Mi nombre es Krilin he venido desde un pueblo lejano ubicado en el este. He venido para que me acepte cómo uno de sus discípulos.
–Lamento que hallas recorrido una gran distancia para llegar hasta aquí, pero, yo no acepto a cualquiera como discípulo. Y como verás ellos dos también quieren ser mis discípulos–. Dijo esto último señalando a Goku y a Caulifla.
Una pequeña mirada de enfado Krilin le dirijo a Goku al escuchar las palabras del maestro. Pero cuando vio a Caulifla se sorprendió de ver a una niña en ese lugar. De entre su equipaje sacó una revista la cual ofreció al maestro Roshi.
–He traído unos obsequios, que tal vez lo hagan cambiar de opinión.
La expresión del maestro cambió al ver la revista, comenzando a hojearla de inmediato –¡Voy a pensarlo! –expresó el maestro alegre.
–Bueno, ¿Y quiénes son ustedes? –preguntó Krilin con algo de desagrado.
–Mi nombre es Goku –respondió alegre el niño
–Y el mío es Caulifla –respondió la niña.
–Mmm… –fue lo primero que salió de su boca mientras veía a los de arriba abajo–. No parece que practiquen artes marciales.
–Pero sí lo hacemos –respondió Goku.
–je, je, je Y ¿Han aprendido algo? –preguntó burlonamente .
–¿¡Qué dijiste!? –respondió molesta Caulifla cerrando el puño en señal de amenaza–. ¿¡Quieres que te patee esa cabeza redonda y calva!? Para que lo compruebes.
–¡No soy calvo! Los artistas marciales nos rasuramos la cabeza –respondió molesto –. Vean al maestro el se afeita la cabeza por su compromiso con las artes marciales. Ustedes por lo visto no tienen ese compromiso.
–Yo soy calvo por mi edad, yo no me afeito la cabeza –dijo el maestro Roshi había terminado la revista–. Dijiste que tu nombre es Krilin.
–Así es maestro –respondió el niño sin cabello.
–Si quieres que te entrene junto con ellos dos, tendrán que traer una chica linda. Espero que sepas a lo que me refiero.
–¡Por supuesto maestro!
–Entonces los tres vallan en la nube voladora, y cumplan con su misión.
–¡Nube voladora! –gritó Caulifla.
Krilin se sorprendió al escuchar a su futura compañera de entrenamiento, para su sorpresa, llegó una nube de color amarillo a la cual Goku y Caulifla subieron de un salto.
–Sube Krilin –dijo Goku alegre.
–A menos que tengas miedo a volar –dijo burlonamente Caulifla con una sonrisa en el rostro.
–¡No le temo a nada! –expresó molesto.
Sin dudarlo más, dio un salto para subir a la nube, pero, ocurriendo lo mismo cuando Bulma intentó subir, pasó a través de ella.
–Si no tienes un corazón puro, no podrás subir a la nube –expresó el maestro Roshi al ver el resultado–. Eso quiere decir que tus intenciones para el entrenamiento son malas.
–¡Claro que no! –respondió Krilin al cuestionamiento del maestro–. Yo solo quiero ser fuerte para que las mujeres se fijen en mí.
–Esas son malas intenciones.
Goku y Caulifla voltearon a verse uno al otro encogiéndose de hombros al escuchar el comentario del maestro.

ESTÁS LEYENDO
Dragón Ball G&C
FanfictionEn un universo alterno al que conocemos, Goku y Caulifla llegan a la tierra juntos teniendo aventuras desde pequeños. ¿Cómo se desarrollará este universo? ¿Qué cambios habrá en la línea del tiempo que conocemos?