¿Quien Eres?

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Holaa otra vez.
Vengo con otra historia, ojalá les guste. :D

Modificare algunas cosas ya qué no encontré información de la que requería.

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Estabas en un rincón de tu salón, tu madre te habían ido a dejar a una guardería de niños, ya que ella no te podría cuidar. Cualquier niño estaría triste, pero tu no lo estabas. Agradecías qué ella se fuera lejos por lo menos unas horas. El caso de este sentimiento era porque, tu madre te maltrataba, te golpeaba, te dañaba psicologicamente. Siempre estabas muy tapada, te ponía abrigos, guantes, bufandas, para que nadie pudiera ver nada. Ella te tenia amenazada con que si le decías a alguien no podrias ver más a tu padre, el no te trataba para nada mal, te gustaba estar con el, el te dijo que estarían juntos lo más pronto posible y que no tendrías que ver a tu "madre" otra vez, entonces no podrías pedir ayuda a nadie. Si le decías a la niñera de seguro no te creería. Ella es muy desinteresada con los niños y solo los dejaba con juguetes en el patio. Tu te mantenías siempre en el salón. Tenias 10 años, los habías cumplido el día anterior, no pudiste ir con tu padre, esttuviste con tu madre en esa casa qué tanto odiabas, algún día podrías salir de allí, tenias esperanza.

Mientras estabas en el rincón comenzaste a ver una de tus heridas causadas por tu madre. Te dolía, pero ya estabas acostumbrada. En ese momento se te acerco un niño, pensaste que vendría a buscar algo, pero, este se agachó y comenzó a ver tu herida. Rápidamente saco una curita de su bolsillo y intento agarrar tu mano, pero tu la apartaste asustada.

-¡oh! Perdón, no quería asustarte. Solo quiero curar esa herida. Mi abuelo dice que con esto se pueden curar las heridas.- apuntó la curita.

Le diste tu mano ya más confiada. Este la agarro suavemente y puso la curita en tu mano, y después dio un beso en la curita. Tu te sobresaltaste, no pensaste que haría eso.

-jaja, perdón, mi abuelo hace eso cada que me hago una herida. Dice que así sanará más rápido.- este puso su mano en su nuca, estaba sonriendo, se veía muy animado. -por cierto, ¿como te llamas?- menciono ansioso por la respuesta.

Dudaste pero finalmente respondiste, no se veía como alguien que te quisiera hacer daño. -____... ¿Quien eres tú...?- hablaste bajo, pero este te escucho.

-¡lindo nombre ____! Mi nombre es Shu Iura.- sonrió amablemente, se levantó y extendió su mano hacia ti para que la tomaras. -¿quieres ir a jugar ____?-

Seguías dudando, pero animarte un poco sería bueno para ti. Así que tomaste su mano y te llevo hacia donde habían unos juguetes. Notaste que tambien habian unas coronas y espadas. Iura agarro una espada y una corona, esta la puso en tu cabeza y el tenía la espada en mano. Por lo que entendiste estaban jugando a la reina y el guardaespaldas. Te divertiste y actuaste lo mejor que podías. Hablaron todo el día, se conocieron mejor, este entendió que eras muy callada, no hablabas mucho, pero a él no le importaba hablar y hablar todo el tiempo solo por ti.

Ya era hora de volver a casa, tu y Iura estaban esperando a que los vinieran a recoger, tu no te querías ir, querías quedarte en la guardería, pero sabias que no se podría. Iura te seguía hablando, te contó que tenia una hermana menor, sus padres se fueron cuando su hermana menor nació, los dejo con su abuelo y el los ha cuidado desde entonces. El agarraba confianza en muy poco tiempo al parecer. Te gustaba escucharlo, nunca socializabas con nadie solo te quedabas en un rincón sola. Finalmente llego el abuelo de Iura, se despidió de ti y se fue. Esperaste a tu madre pero aún no llegaba, como siempre tenias que esperar demasiado y rezar para que no llegaras a tu casa a que solo te golpeara. Al rededor de 30 minutos llego tu madre. Como siempre se estaba haciendo la persona más amable del mundo, esta mujer actuaba bien, agarro tu mano y se fueron. Cuando llegaron a tu hogar, abrió la puerta y te empujó, haciendo que cayeras al piso y te golpearas la rodilla. Te quejaste, te dolió mucho. Te dio una cachetada. Pusiste tu mano en tu mejilla, y la miraste con lágrimas en los ojos.

-¡¿A QUIEN LE DIJISTE?!- hiciste una cara de confusión. -No me mires así. ¿Quien te dio esa curita? ¿A quien le dijiste?- su mirada enojada te daba miedo, no sabias que hacer.

-no le dije a nadie.- dijiste bajo, pero había tanto silencio en el hogar qué te escucho.

-mentirosa.- te dio otra cachetada.
-dime a quien le dijiste.-

-No le dije a nadie. Lo juro.. Solo me dio la curita porque tenía una de las heridas que me hiciste ayer.- le respondí con una voz retadora.

-¡¿como te atreves a responderme!?- dijo alterada mientras te golpeaba nuevamente, esta ves fue muy fuerte. -espero sigas con tu maldita boca cerrada si es que quieres volver a ver a tu padre.-

te agarro del cabello y sin importarle si te hacia daño te llevo para tu habitación, cuando llegaron, esta abrió la puerta y de nuevo te empujó, pero eso hizo que te golpearas en la cabeza y quedaras inconsciente. A ella no le importo, solo te dijo hay tirada. Después de un rato despertaste, te dolía la parte afectada por el golpe. Siempre tenias primeros auxilios en tu habitación porque sabias que esa era la última parte a donde siempre te llevaría tu madre después de golpearte. Sola aprendiste a curarte, ya que nadie más lo podría hacer por ti.

Finalmente te curaste y viste si tenías sangre o algo en la cabeza. No había nada por suerte. Quizá de tanto estrés y agobio qué tenías te desplomaste. Finalmente te fuiste a dormir. Solo queriendo que fuera mañana para poder ver al peliverde.

 Solo queriendo que fuera mañana para poder ver al peliverde

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Espero les haya gustado este capítulo. Gracias por leer.
:D

Chico ruidoso. Shu Iura-Horimiya. (Yandere) ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora