Prólogo

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En sus ojos encuentro el reflejo de un paisaje misterioso y profundo, como una pintura que guarda secretos inexplorados.

Su carisma es tan magnético como un cuadro abstracto, dejándome intrigado y fascinado por su esencia única.

Park Jimin era más hermoso que cualquier pintura/obra artística que mis ojos hayan visto, había algo en él que me atraía como drogadicto a la cocaína.

Cada vez que sonreía, mi mundo se iluminaba, cada vez que me veía, mi corazón palpitaba, era inexplicable todo lo que podía sentir por aquel ser humano tan pequeño, tan suave, tan delicado que fácilmente podía derribar con mis manos.

Quería poder tocarlo, sentir con las yemas de mis dedos toda su aterciopelada piel, quería escuchar latir su corazón, seguro se confundía con una gran melodía.

Mis pinturas eran dedicadas a él, al igual que mis noches de soledad, donde mi mente solo podía imaginar y desear estar con él.

La manera en la que sus labios eran gruesos y rojizos, me atraían como abejas a la miel, podía imaginar que eran dulces, quería cerciorarme que lo fueran, no podía imaginar otro sabor más que lo dulce de alguna fruta.

Sus ojos pequeños eran un universo de ternura y comprensión, donde puedo perderme y sentirme amado. Quería creer y pensar que solo me vieran a mí, pero lastimosamente era casi siempre a los demás a los que veía.

Su aroma era hipnotizante, me volvía loco poder sentir esa agradable fragancia que provenía de él, era fácil reconocerlo, porque olía a perfección.

A la perfección que yo creé...

Todo en él me hacía creer que era perfecto, mi cabeza era imposible de crear a otro ser con esas características, con esa dulzura que lo caracterizaban, ni la inteligencia artificial era capaz de hacer a alguien así de perfecto como Jimin lo era.

Mi Jimin...

Desde hace unos meses, casi a cumplir un año de conocerlo, decidí hacer todo lo posible para tenerlo, para que fuera mi trofeo, mi obra de arte en mi sala de estar, quería que fuera solo admirado por mí, quería tenerlo solo para mí.

Pero no era fácil, era imposible saber cómo obtener una joya preciosa, sobre todo cuando solo existía una en el mundo, no sabía como tenerla para mí.

Así que pensé y pensé por mucho tiempo, cómo podía hacer que Park Jimin fuera solo mío.

La respuesta era simple, debía hacer lo que los demás hacían, debía acercarme un poco, debía ser su amigo, debía atraerlo de alguna forma...

Hola, Jungkook.

Jimin pasó por mi lado, ese aroma otra vez entrando en mis fosas nasales, identificando que era el suyo de siempre.

Tenía la costumbre de saludarme, pero esa era la única interacción que teníamos, no había otra, tal vez la despedida, pero no siempre concordábamos.

Hoy... hoy era el día en que esa obra de arte que anduve buscando todo este tiempo, al fin sería mía.

Mi plan que fue desechado miles de veces, al fin se pondría en marcha, lo atraparía como una trampa a un ratón.

Prometía ser gentil con él, porque lo merecía.

Me lo llevaría a mi casa, donde nada le faltaría, donde el amor surgiría y mi inspiración flotaría como el aire que respiraba.

Lo trataría como el príncipe que es, que ni en mis cuentos existía, solo quería que yo fuera su centro de atención, quería que esas sonrisas que hacía durante las clases o los recesos fueran por mí, quería que sus ojos me vieran solo a mí y que su boca besara mi boca con tal delicadeza como se veían.

Estaba loco...

Loco por él.

—¡Nos vemos mañana, chicos! —Dijo Jimin despidiéndose de sus amigos en una de sus calles habituales.

—¡Adiós!

—¡Cuídate!

Jimin sonrió terminando de despedirse para seguir su camino a su hogar. No quedaba muy lejos, pero debido a una construcción en las calles, su amigo no podía meter el auto e ir a dejarlo hasta su hogar, pero era algo que Jimin prefería.

A pesar que era tarde, las luces de los faroles lo acompañaban y conocía muy bien el camino, no tenía ninguna preocupación, además Jimin era alguien que no se asustaba con facilidad.

Mientras más avanzaba, más podía sentir una tensión que le provocaba un escalofrío por la espalda, pero tal vez solo era el clima fresco que había.
Decidió no darle importancia y continuó su camino hasta que de repente, sintió que alguien lo seguía de cerca.

Miró por encima del hombro y vio la figura de una persona, no podía percatarse de quién era.

Jimin intentó acelerar el paso, pero antes de que pudiera hacerlo, Jungkook lo agarró con fuerza, tapándole la boca y arrastrándolo hacia un callejón oscuro. Jimin luchó por liberarse, pero la fuerza de Jungkook era abrumadora.

La adrenalina bombeaba en el cuerpo de Jimin mientras era empujado hacia el interior de un vehículo oscuro. Los ojos de Jungkook brillaban con una mezcla de determinación y oscuridad, le emocionaba este momento, podía sentirlo incluso en su pantalón.

Obviamente, Jimin no dejó de luchar y aquel chico que cubría su identidad con una mascarilla, lentes y gorra se estaba comenzando a cansar de esto, a pesar que Jimin había sido amarrado de manos y pies, no dejaba de moverse. Fue así como abrió el baúl de su coche sacando lo que parecía ser una raqueta de ping pong, la contempló por un momento pensando si esto le funcionaría.

Nuevamente se acercó a donde Jimin se encontraba, en la parte trasera, donde trataba de alguna manera de zafarse de aquel amarre, pero no podía, solamente hacía el ridículo ante los ojos de Jungkook que estaba fascinado ante el momento.

—Shhh...

Le pidió silencio, un silencio que Jimin respetó, estaba nervioso no lo negaría, pero no estaba asustado.

—Solo duérmete.

Jungkook levantó su brazo con tal fuerza estrellando su raqueta en la cabeza del mayor que caía desplomado en el asiento trasero aceptando su destino.

Éste volteó a ver la raqueta dándose cuenta que había sangre, ¡Ja! Al parecer hasta su sangre era brillante y hermosa como él.

Volvió a meter la raqueta en su baúl y decidió subirse a su coche para irse de ese callejón de una vez por todas, pero primero colocó esa canción que tanto le gustaba escuchar...

"Me vuelvo loco, loco, nena, me vuelvo loco,
tú lo pones en marcha,
y luego te vas.
Sí, tú me vuelves
loco, loco, loco por ti nena.
Estoy perdiendo la cabeza, chica,
porque me estoy volviendo loco."

Crazy-Aerosmith











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Muchas gracias por leer, esta historia tendrá momentos fuertes, tal vez no tan detallados, pero sí lo suficiente para que pueda incomodar al lector, queda bajo su responsabilidad leer y no normalizar estas actitudes.

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