¿Premonición?

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Resumen: Wei Wuxian trata de entender lo que pasa, la secta que el conoce es totalmente distinta, pero si esto es su futuro no puede ser otra cosa que un error.

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"En honor a las víctimas del genocidio... cada campana es un suspiro de los hombres, mujeres y niños que perdieron su vida bajo el símbolo del sol..."

Wei Wuxian no leyó la tablilla completa, solo algunas palabras y las fechas, eso fue suficiente para hacerlo sentir al borde un abismo. Nombres, cientos de nombres escritos sobre esa piedra.

Jiang Cheng ya no está, él se ha ido tan rápido como apareció, su brazo duele donde los dedos de su shidi lo sujetaron, la sangre escurre en donde las uñas se clavaron en su piel, y Wei Wuxian no quiere moverse a pesar de la insistencia de las dos mujeres cuyos nombres no recuerda.

Las campanas vuelven a sonar con el viento, ahora puede ver los pequeños detalles, todas son de distinta amplitud, los colores de sus listones varían en largo y tono, algunas incluso tienen grabados o nudos. Wei Wuxian reconoce algunas de ellas, hay una con un listón blanco anudado... Xiao-Yue lo bordo durante semanas, hay otra que jura haber visto en un shidi joven que hace poco recibió su espada, incluso una o dos de amigos suyos con los que ha entrenado.

El tintineo de los cientos de campanas lo sacan de la ensoñación, las dos mujeres lo miran con disgusto, la más alta y de facciones suaves avanza para revisarlo.

—Irás a ver al médico y después a la habitación —dice con una mueca —Zhongzhu estaría disgustado si murieras por una fiebre o por un rasguño infectado.

No. No van a cambiar el tema.

—¿Qué está pasando? —balbucea ignorando lo dicho por la mujer —Esto tiene que ser una broma! ¿Quién demonios son ustedes? ¿Dónde están mis shidis?

Las dos se miran entre sí, ninguna está respondiendo su pregunta, el discípulo que lo guío desde el principio se ve incómodo y Wei Wuxian se está enojando porque nadie parece poder darle respuestas.

Todo esto tiene que ser una broma, quizás un talismán, aunque nunca ha oído hablar de una ilusión tan realista, quizás una maldición o un objeto mágico, pero Jiang Cheng nunca ha sido tan creativo con sus venganzas, no acostumbra a planes tan complejos. Sus manos pican con la necesidad de golpear algo, esto es una broma de mal gusto y aún peor con la tensión política, hace apenas unas semanas estaban escapando de los Wen, mira que jugar con la muerte de todos es cruel sobre todo para Jiang Cheng, él no lo haría, y lo peor de todo es que no se siente como un juego o un engaño, la lesión en su mano es muy real, así como también su deficiencia espiritual y los rostros que ha visto.

Un tirón en su mano sana lo hace trastabillar y casi cae de cara contra el piso del muelle, una de las mujeres lo atrapa con éxito.

—¡Muévete! Tu cuerpo no aguantará que estés mojado por tanto tiempo.

—¿Por qué debería hacer lo que dices? —le responde con desdén —Ni siquiera se sus nombres, hasta donde sé esto podría ser una trampa o una broma, quizás por los Yu, los Wen o cualquier idiota resentido, yo habría pensado...

—Pensáis demasiado —interrumpe la mujer más alejada y de rostro severo—No tienes palabra aquí, Jiang Zhongzhu ya dado sus órdenes, te estás congelando y no hay otro lugar a dónde puedas ir, mi nombre es Yu QiuFeng primer discípula y miembro del consejo, ella es Yu HuaLan cuarta discípula y maestra de armas.

Wei Wuxian frunce el ceño ofendido por la interrupción, ella por otro lado alza la barbilla con orgullo haciendo sonar las horquillas acomodadas en su cabello, su alarde casi lo hace bufar de disgusto, ella tiene razón y eso molesta más de lo que quiere admitir, muy poca gente puede presumir superioridad y mantenerse en pie cuando él aparece, pero la situación es casi cómica, pues es débil y sin estatus alguno si lo que dice la mujer se mantiene.

Otra versión, otra vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora