CAPÍTULO 22 POV LISA

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Jennie se reía animadamente con Jisoo. Estaban sentadas en un sofá, disfrutando de la fiesta, de la música... y de la bebida.

Ya se habían tomado unas cuantas copas, y no estaría más preocupada de lo normal si no fuese por toda la situación que Jennie estaba viviendo. Por un momento pensé que el arrebato que había tenido con su madre antes de salir de casa, diciéndole la verdad, quizás había liberado algo de rabia de su interior.

Pero no era así.

No le había contado nada a su amiga de lo sucedido, y nada más llegar había agarrado una botella de licor y se había servido la primera de muchas más copas que vendrían después.

Si no fuese por esa preocupación, disfrutaría un poco más de la fiesta. Había un par de chicos tirados en el suelo por el porro que se habían fumado, y pensé que sería entretenido hacer levitar un barril de cerveza. Seguro que les asustaba...

También me había fijado en unas cajas con trozos de pizza muy apetecibles. De hecho, tenía bastante hambre, pero no me atrevía a alejarme demasiado de Jennie.

Podía entender por qué escogía refugiarse en el alcohol. Cuando me encargaron esta jodida misión yo misma me bebí dos botellas de vino de la reserva de mis padres. Fue Somi quien me encontró al día siguiente, hecha mierda en el bosque cercano a casa. Entre ella y Bambam me llevaron a la habitación y me pasaron por agua para despejarme.

Actualmente esos días parecían tan lejanos...

Cuando llegué a la Tierra solo deseaba el momento de poder volver a casa. Solamente había dos opciones para conseguirlo: encontrar al gobernador, o estar tan débil que te costase mantenerte con vida. La primera era muy complicada y la segunda suponía un riesgo importante.

Por no mencionar la razón de que me hubiesen escogido a mí. Lo que me hizo fardar durante tantos años en Valletale y crear un ego importante.

Era la soldado más fuerte de todos. Sobresalía de mis compañeros, incluso de los que eran mayores. Mis padres estaban orgullosos. En el futuro, yo era la más probable a estar del lado del gobernador y defenderlo...

Pero una vez me mandaron a la misión, el futuro parecía más bien lejano...

—¡Fiesta! —Gritó Jennie.

—¡Fiesta! —Repitió Jisoo.

Negué con la cabeza, pero se me escapó una pequeña risa. Las dos estaban igual de borrachas. El hermano de Jisoo se había ido a algún lugar, con los que fumaban porros, pero ellas no se habían dado cuenta.

Jennie dio un sorbo a su vaso y al bajarlo, sus ojos se posaron en mí. Sus preciosos ojos castaños, que sonrieron al verme.

Ella era la razón por la que todo había cambiado.

Fue como la luz brillante que alumbraba la oscuridad.

Había estado tan sola... hasta que un día, de la nada, ella cayó a mis pies. De forma literal, en aquel vagón de metro, donde perdió el equilibrio y se chocó conmigo. Al principio pensé que se asustaría, pero en su lugar, me miró directamente a los ojos y me pidió perdón.

Ahí mismo supe que estaba perdida.

No había sido mi intención asustarla, pero ella podía verme. Pensé que entonces cabía una remota posibilidad de que también conociera al gobernador, por eso la seguí.

Y después, con el paso de los días, aquella chica torpe y divertida se fue convirtiendo en mi amiga. En mi única amiga allí.

Me gustaba cómo se reía, y lo fácil que era molestarla. El olor de su pelo, o la forma en que se acurrucaba para dormir. Lo concentrada que miraba los libros de texto cuando no entendía algo, o el rubor de sus mejillas al avergonzarse.

La sexy chica invisible que duerme en mi cama | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora