CAPÍTULO 15

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—Llegas tarde.

Le pasé el vaso de café a Jisoo con una pequeña sonrisa y las mejillas encendidas. Habíamos quedado a la entrada del instituto antes de que comenzaran las clases para repasar juntas un examen, pero yo llegué quince minutos tarde. Veinte por culpa de la parada exprés a por café, pero sabía que esa sería la única forma de que me perdonara.

—Lo siento, me dormí —mentí—. Anoche me costó conciliar el sueño.

Jisoo recogió los apuntes que tenía esparcidos sobre la escalera del instituto. Por suerte a aquellas horas apenas había gente, ni siquiera profesores, y nadie se los pisaría. Todavía teníamos unos minutos para repasar juntas.

Agarró el café que le ofrecía y se levantó con una expresión digna de barbilla alzada.

—Te lo perdono porque me traes el desayuno.

—Eres demasiado fácil de comprar —me burlé, y la seguí dentro hacia la biblioteca del instituto.

—¿Te costó dormirte porque estabas pensando en tu futura estupenda cita con Kai? Tengo una gran noticia para ti. Jungkook y yo también iremos al cine.

En realidad, no. Sí que me costó dormirme, pero también me había despertado una hora antes de que sonara mi despertador. Todo por culpa de Lisa. De ella y de nuestro beso. Aunque bromeamos después, compartimos otro sándwich para la cena y estuvimos hablando hasta que ella se durmió, como si nada hubiese pasado... Yo me sentía extraña.

No dejaba de darle vueltas, por si había metido la pata al besarme con ella. Pero Lisa parecía de lo más tranquila, porque solo fue eso: un beso. Y yo debía estarlo también. Tenía que estarlo.

—Podemos fingir un encuentro casual, si así estás más tranquila —propuso Jisoo, volviendo al tema de la cita.

Elevé la comisura de los labios para fingir una sonrisa.

—¿Y tú crees que Kai de verdad se creerá que mi mejor amiga aparece en el cine a la misma hora que nosotros, de pura casualidad?

Jisoo soltó una pequeña carcajada.

—Probablemente no, pero la pregunta real sería, ¿tú crees que se enfadaría?

—Probablemente no —respondí, girándome para verla.

Y quitando el probablemente. Kai era un buen chico, y sabía que no pretendía meterme presión. Aunque en realidad, los nervios por besarlo sí que se habían rebajado un poco. Quizás porque ya no sería mi primer beso, o quizás porque se habían alterado ante ese otro beso. No sabía...

—¡Cuidado!

Alguien chocó contra mi hombro, y acto seguido me tomó del brazo antes de que rebotase contra Jisoo, que se había preparado para atraparme por si caía. Cuando me soltó, me volví.

—¿Estáis bien, chicas? Qué madrugadoras.

El profesor de arte nos miraba con cara de sueño. Tenía el pelo revuelto, como si no se hubiese peinado, y barba de varios días. Según mi amiga era el mejor profesor que había tenido jamás, pero no creía que durase demasiado. Como mucho acababa el año, porque el director desaprobaba sus métodos de enseñanza.

Podía llegar a entenderlo. Una vez salieron a la calle a pintar un mural sobre la contaminación y falta de espacios verdes en el suelo, pero se olvidó de pedir los permisos necesarios y casi acusan al instituto por vandalismo. Aunque Jisoo dijo que fue fantástico.

—Tenemos examen —respondió ella, animada—. ¡Oh, espere un segundo!

Se apartó de mí y comenzó a rebuscar en su mochila mientras yo intercambiaba una mirada incómoda con el profesor. Empezaba a sospechar que además de no peinarse, tampoco se había duchado. ¿O quizás había pasado la noche en el instituto?

La sexy chica invisible que duerme en mi cama | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora