CAPÍTULO 17

2.6K 256 8
                                    

—Oye, me gusta tu camiseta. Estás muy guapo con ella.

Kai se volvió hacia mí durante unos segundos mientras hacíamos nuestro camino a la sala de cine donde proyectarían la película de miedo que tantas ganas tenía de ver...

Sarcasmo.

¿Por qué narices no había sido yo misma y le había dicho a Kai que en realidad odiaba las pelis de miedo y prefería la opción de ver la romántica? Su gesto de comprar la otra entrada me había conmovido, cuando en realidad yo había hecho lo mismo que él, y una parte de mí también tenía la extraña necesidad de complacerle para gustarle.

Algo en mi interior me decía que eso no era bueno, pero ya era tarde para cambiar de idea.

—Gracias —contestó con brevedad.

Y con el bote de palomitas atrapado contra mi pecho, seguí el tirón de su mano hacia el interior de la sala.

¿Gracias? No sabía exactamente qué esperar después. Quizás un "tú también", o un breve sonrojo... pero en su lugar Kai actuaba como si tuviese mucha prisa por llegar a nuestros asientos, a pesar de que ni siquiera habían empezado con los trailers.

Mientras nos sentábamos en nuestras butacas y Lisa tomaba asiento en la libre que había quedado a nuestro lado (por eso había pedido tres entradas), mi cabeza no dejaba de darle vueltas. ¿Y si había metido la pata? Tal vez no debía decirle a Kai que estaba guapo.

Quizás nadie le decía a su cita que estaba guapo.

Mierda, era tan nueva en todos estos asuntos que no podía evitar tener la sensación de que estaba haciendo todo mal.

—¿Estás bien?

Tragué saliva y asentí hacia Kai, procurando componer una bonita sonrisa. Se dio por satisfecho, y las luces de la sala se apagaron, dejándonos saber que los trailer comenzaban, por lo que él apartó la mirada. Sin embargo, nuestras manos seguían unidas.

Y mientras se reproducía el anuncio de "Hazme Olvidar", una película triste, sobre una chica adolescente que se quedaba huérfana y tenía que irse a vivir con unos antiguos amigos de sus padres y un chico con el que emocionalmente no cuadraba pero con el que físicamente parecía que iba a terminar acostándose, Lisa susurró a mi lado:

—Sabes que estoy aquí para lo que necesites.

Asentí de forma un poco imperceptible, pero dejé la mano de Kai, quien no hizo ningún amago de volverla a buscar, y me llevé un par de palomitas a la boca.

Arrugué la nariz al notar que eran con mantequilla, justo las que no me gustaban. Yo era fan de las que tenían sal.

Maldije solamente para mis adentros e intenté centrarme en los siguientes trailers que sucedieron hasta que la película comenzó.

Pero no fue fácil.

A mi izquierda estaba Kai. El chico que siempre me había gustado.

Un adolescente normal, estudiante de instituto, agradable, amistoso, guapo... La típica persona de la que te harías amigo por las buenas vibraciones que te transmitía, o de la que te acabarías colgando, justo como yo... Finalmente accediendo a una cita conmigo.

No solo debería estar saltando de alegría después de todo el tiempo que llevaba pillada por él. También debería estarlo porque era increíble que se hubiese fijado en mí.

Vivíamos en Nueva York, una ciudad enorme donde podáis conocer a gente increíble incluso en el metro.

Nuestro instituto era tan grande que había cinco clases por curso, y él era una de esas personas cuyo rostro te suena, cuyo nombre reconoces. ¿Por qué? No diría exactamente que era popular, pero sí buena persona. Y así se había hecho notar.

La sexy chica invisible que duerme en mi cama | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora