Capítulo 10

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La cantidad de sensaciones que despiertan en mi cuerpo solamente con su cercanía me hacen recordar, también, la cantidad de problemas que esto puede traerme. Me alejo rápidamente y haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad para no volver a caer en sus encantos.

Si dice volverse completamente loco, mejor no explico como me pongo yo.

Salgo como un rayo de su despacho y siento unas horribles ganas de llorar, agradezco que Camile no esté en su sitio particular y me encierro en mi despacho mientras me deslizo por la puerta. No quiero ser la comidilla de la empresa, no quiero que nadie de los cientos de trabajadores que conocen a papá vayan a decirle que Hutson y yo tenemos algo, por mínimo que sea. Me resulta incontrolable lo que despierta en mí cada vez que me toca o dice una de sus particulares frases.

El día pasa lento, demasiado, pero no vuelvo a ver al señor Hutson en toda la tarde, según Tomás, está en varias reuniones que tenía.

—Tomás, ya son las cinco, ¿crees que podría marcharme ya a casa?—pregunto rezando para que me de vía libre.

—Por supuesto, Ariadna. Ha sido un día muy ajetreado. Debes descansar, recuerda que mañana tienes la reunión—expresa guiñándome un ojo.

—Sí, claro.

Me marcho totalmente descompuesta de pensar en la reunión de mañana, entre eso y el maldito Hutson mi cabeza no da para más.

Al llegar a mi apartamento decido llamar a Tirso para saber que tal está, aunque nos peleemos como enemigos no podemos estar el uno sin el otro y me preocupa que piense cosas negativas por la decisión que tomé de irme de casa.

—¿Cómo está mi pequeño monstruo?

—¡Ari!—grita—¿Cuándo vas a volver? Mamá ya quiere que vuelvas.

Mi estómago se encoge. Mamá...

—Iré de visita en unos días, Tir. Sé que no puedes vivir sin mí—río.

—Te estaré esperando para una buena guerra de almohadas, me voy con papá a pescar, adiós.

Ni siquiera me da tiempo a responderle cuando ya ha colgado la llamada.

Los echo tanto de menos...

Después de una ducha y despejar un poco mi mente, me hago una ensalada de pasta y me dejo caer en el sofá, mi cabeza me traiciona todas las noches. Adaptarme a vivir sola, a trabajar en la empresa, a no estar cerca de mi familia y pensar en todo lo que ha pasado en estos últimos meses me colapsa por completo. Ahora voy a ser realista y a reconocer que Héctor Hutson ocupa un papel fundamental en este nerviosismo que me invade.

La maraña de pensamientos que había en mi cabeza dejan de existir poco a poco cuando el sueño me vence dejando mi cena a medias.

"Hoy va a ser un gran día"

Me digo a mí misma mientras termino de arreglar mi pelo delante del espejo. Hoy es la reunión tan importante para el complejo hotelero con los demás socios y mis nervios se disparan cada vez que lo pienso.

La única persona que me transmite su confianza es Tomás y no va a estar. Pensar que voy a estar rodeada de socios y con Hutson presidiendo la reunión me desestabiliza mucho, pero voy a dar lo mejor de mí.

Al entrar a la empresa saludo a Ben y unos metros más adelante lo hago con Camile.

—Buenos días, señorita Jackson—me devuelve el saludo—el señor Hutson me dijo que la avisara de que la reunión es en media hora en la sala de juntas del piso 27.

—Está bien, Camile.

Mi corazón palpita fuerte mientras me encuentro en el baño retocándome, elegí un vestuario más formal de lo normal para la reunión, quiero desprender seguridad, aunque por dentro me tiemblen hasta los huesos.

SEÑOR HUTSON. (El socio de papá) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora