Se separa lentamente de mí con cuidado haciendo que mis pies vuelvan a tocar el suelo. Sube sus pantalones abrochando su cinturón y dedicándome una nueva mirada que dura unos segundos, seguida de una caricia en mi mejilla, su contacto sigue abrasándome a pesar de todo.Sin decir ni una palabra, se pierde por las escaleras en las que hace solamente un momento, éramos uno. Acomodo mi vestido rápidamente, empezando a ser consciente de lo que acaba de pasar.
Subo por el ascensor deseando no encontrármelo porque la vergüenza se ha apoderado por completo de mí, he dejado mi dignidad en aquellas escaleras. Cojo mis cosas rápidamente de mi oficina y bajo de nuevo para encontrarme con Marti en el restaurante.
—¿Dónde estabas?—Pregunta mientras viene a mi búsqueda—Llevo media hora esperándote, estoy muerta de hambre.
Antes de contestarle Héctor entra en el restaurante con dos hombres más, nuestras miradas se vuelven a encontrar mientras que la suya muestra una cantidad de sentimientos indescifrables, parece molesto, confuso.
—Ariadna—Vuelve a llamar mi atención Martina.
—Sí—digo sin pensar.
—¿Si, qué?
—¿Podemos comer en otro lugar?—pregunto y sin dar tiempo a que conteste tiro de su brazo hacia la salida.
Cuando salimos a la calle respiro hondo, esto va a acabar conmigo.
—¿Puedes explicarme qué te pasa?—me mira con preocupación.
—Estoy bien.
—Ariadna—me reprende.
—Acabo de acostarme con Héctor Hutson.
—¿¡Qué!?—grita.
—Shhhh—tapo su boca—Por dios, no grites.
—¿Cuándo?
—Después de la reunión.
—¿En la oficina? ¿Estáis locos?
—No lo planeamos.—me defiendo.
—¿Por qué estás así? ¿No fue bien?
—Fue el mejor sexo que he tenido en mi vida, Marti—sólo recordar el momento hace que mi piel se erice.
—¿Entonces?
—Pues no sé cómo sentirme, no sé qué significó para él, ni siquiera dijo una palabra—digo apenada.
—A lo mejor él tampoco esperaba esto.
—¿Esperar el qué?
—A ti te gusta muchísimo, pero a la vista está que tú a él también. Creo que deberíais hablar.
—A mi me gustaría hablar, pero él...
—Pero él nada.—me interrumpe—Cuando acabemos de comer, te plantas en su despacho y le dices "Señor Hutson, ¿tiene usted pensado, después de follarme de esa manera tan excitante, dedicarme algunas palabras?"
Su expresión me hace estallar en una carcajada, evadiéndome por un momento de toda la situación.
—La verdad es que tiene pinta de ser un dios del sexo—prosigue—hazme caso y ve a hablar con él, te vendrá bien, debes de quitarte esa incertidumbre.
—Está bien, pero utilizaré mis propias palabras.
—Lo importante es el mensaje—volvemos a reír.
Después de comer con Marti y tranquilizarme bastante con la situación, vuelvo a la empresa más segura que nunca para pedir las explicaciones que creo que me pertenecen.
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SEÑOR HUTSON. (El socio de papá)
Romance"El socio de papá" vuelve con una nueva versión totalmente mejorada y dispuesta a hacer que sintáis las emociones a flor de piel. Capítulo todos los domingos. Ariadna Jackson, excelente universitaria dispuesta a tomar las riendas de la empresa fam...