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Kirigakure, la Aldea Oculta de la Niebla, estaba bastante lejos nuestra, nosotros vivíamos en el País de los Ríos, entre el País del Fuego y el País del Viento, es un país pequeño en comparación con los otros dos de nuestros lados. Puede parecer un largo viaje ya que tendríamos que cruzar todo el País del Fuego, pero con el Kamui eso no era necesario, podía teletransportarnos directamente hasta la aldea.

El plan principal es robar la espada Samehada, que perteneció en un pasado a Hoshigaki Kisame, que fue uno de los antiguos Siete Espadachines Ninja de la Niebla hasta su muerte, Samehada esta oculta en una bóveda en Kirigakure, esta espada la utilizará Takeo ya que su elemento con mayor afinidad es el agua, sabemos que esta espada adora las grandes cantidades de chakra y como él rebosa chakra, creemos que será perfecta, añadiéndole que le hará mucho más poderoso.

Creemos que uno de los padres de Takeo era de esta aldea, debido a su afinidad con el elemento agua y los jutsus más peligrosos de Kirigakure, pero no lo sabemos con exactitud ya que él e Isamu vivieron en un orfanato ninguno de ellos saben quienes eran sus padres, sólo podíamos especular.

Después de robarla destruiremos la Aldea Oculta de la Niebla, denigraremos, humillaremos y dejaremos al borde de la muerte al sexto Mizukage llamado Chōjūrō, uno de los Siete Espadachines Ninja de la Niebla, portador de la espada de doble mango, Hiramekarei.

Pero tenemos otro objetivo allí, matar a Mei Terumī, fue la quinta Mizukage, peleó en la  Gran Alianza Shinobi durante la Cuarta Guerra Mundial Shinobi, juré vengarme de las cinco grandes aldeas así que eso haré.

Una vez salimos del pueblo, después de dejar a Yoichi, nos adentramos en el bosque, Takeo y yo al tener rasgos de un ninja sensorial inspeccionamos en terreno en busca de fuentes de chakras cercanas y vimos que no había nadie cerca, debíamos ser cuidadosos, si nos descubren ahora nada tendrá sentido.

- Dadme las manos- ofrecí mis manos a los dos.

Takeo e Isamu me las cogieron y asintieron con la cabeza, entonces activé mi Mangekyō Sharingan- Kamui- dije mientras me concentraba en el lugar donde quería aparecer y acto seguido desaparecimos para reaparecer a las afueras de Kirigakure.

Era temprano todavía, los tres camuflamos nuestros chakras para no ser detectados por cualquier ninja de los alrededores y acampamos ya que atacaríamos por la noche. 

Estuvimos allí durante varias horas, cazamos peces de un río cercano, solo a Isamu le salía bien, a Takeo y a mi se nos complicada bastante, aunque al rubio le daban tanta pena los peces que no quería ni mirar como los mataba el pelinegro.

Honestamente estaba un poco nerviosa por lo que íbamos a hacer, pero creo que es normal, tenemos más probabilidades de salir heridos que en cualquier misión, pero estaba eegura de que no íbamos a morir confio en nuestras habilidades, peri aún así temblaba de la emoción y los nervios.

Una vez cayó la noche hice una fogata con un pequeño Katōn, el ojiverde controló el humo de esta con su elemento viento, que es con el que mayor afinidad tiene, para no ser detectados. Ahí en la oscuridad de la noche con nosotros tres rodeando el fuego mientras comíamos pescado recordé el día en que los conocí a ambos y como por ese acto de caridad mi vida cambió drásticamente.

Después de la Cuarta Guerra Mundial Shinobi... 

Cuando Obito murió no tenía a donde ir, estaba sola de nuevo, vague por las ciudades de varios países en busca comida y algún sitio donde dormir, durante más de dos años estuve viviendo en las calles, hasta que llegué al País de los Ríos, me encontraba en un pequeño pueblo costero, llevaba una sucia capa negra con capucha que me había regalado mi sensei años atrás y debajo unos ropajes muy viejos de color negro también, caminé por sus calles con la capucha puesta buscando la mejor oportunidad para robar comida.

赤い復讐 | Venganza RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora