Capítulo 5: El oscuro pasado de Layla

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Después de pactar con la misteriosa niña esperar dos días, Thomas se sintió impulsado a buscar información relacionada con la visión que había tenido años atrás. En aquella visión, presenció un trágico accidente en el que una niña se arrojaba a las vías del tren en busca de un oso de peluche que su madre había lanzado. Aquel suceso había sido noticia en su momento, y desde entonces habían pasado diez años. La madre de la niña había quedado profundamente traumatizada, y ahora formaba parte de un grupo de rehabilitación para personas que habían perdido a un hijo. Afortunadamente, Thomas pudo encontrar las redes sociales de Layla y descubrió el lugar donde se llevaría a cabo su próxima reunión. Convencido de que solo ella podría proporcionar respuestas, se dirigió hacia allí.

Al día siguiente, por la mañana, Thomas se encaminó hacia el lugar donde Layla, la madre de la niña fallecida, tendría su reunión en grupo. Al entrar, sus ojos se posaron de inmediato en Layla, y se aproximó cautelosamente hacia ella. "Layla, ¿verdad?" preguntó. Con una expresión de sorpresa, Layla asintió y le preguntó qué necesitaba. Thomas, convencido de que había encontrado a la mujer de su visión, le relató todo lo sucedido en la estación y la situación actual de Sofía y Valeria. Layla lo miró incrédula y le pidió que se marchara, argumentando que no podía jugar con cosas tan serias y mucho menos involucrar a su hija en ello.

Sin dejarse amedrentar, Thomas continuó: "Ella quiere que alguien le dé un oso de peluche". Al oír esas palabras, Layla quedó inmóvil, lágrimas brotaron de sus ojos y comenzó a llorar desconsoladamente. Tras unos momentos de llanto, finalmente le pidió a Thomas que se sentara. Aseguró que le creía y se dispuso a contarle la verdadera historia detrás de aquel trágico suceso.

Layla le confesó que se había enamorado de un hombre guapo y de estatus elevado cuando era joven. Fruto de esa relación nació su hija, a quien llamó "Bellaco". Durante cinco años, la familia disfrutó de una vida feliz, pero todo se desmoronó cuando Erick, el padre de Bellaco, la traicionó y la abandonó por otra mujer. Esto causó múltiples problemas, especialmente para Bellaco, quien sufrió las consecuencias de la separación de sus padres.

Layla y Erick tomaron la decisión de tratar de llevar las cosas con más calma y compartir de manera más saludable la responsabilidad de criar a Bellaco. Sin embargo, en el sexto cumpleaños de la niña, por la mañana, una discusión con Erick sumió a Bellaco en una profunda tristeza. Con el fin de animarla, Layla le regaló un oso de peluche y le explicó que ese objeto especial podría calmarla y ayudarla a reconciliarse con su padre en cualquier situación conflictiva. Bellaco se mostró encantada y prometió cuidar el oso, ya que representaba el corazón de su familia.

Un año después, Bellaco, desesperada por la falta de noticias de su padre, decidió contactarlo. Llamó repetidamente, dejó mensajes y llegó incluso a comunicarse con la actual esposa de Erick. Sin embargo, la respuesta que obtuvo fue negativa y llena de hostilidad. La esposa acusó a Layla de ser la instigadora de la comunicación y de utilizar a la niña como pretexto.

La situación se agravó cuando Erick llamó a Layla y se desató una acalorada discusión, llena de reproches y recriminaciones mutuas. Erick se quejaba de los gastos que Bellaco implicaba, mientras que Layla defendía lo complicado que era criar a su hija. La niña escuchaba todo aquello, sintiéndose atrapada entre el conflicto de sus padres. En ese momento, recordando el poder especial del oso de peluche, Bellaco decidió usarlo para aliviar la tensión. Sin embargo, se dio cuenta de que lo había dejado en su salón de clases.

Movida por la desesperación, Bellaco decidió escaparse de casa y dirigirse a la escuela para recuperar el oso de peluche. Al llegar, los profesores se sorprendieron y la retuvieron hasta que Layla llegó a buscarla. En ese momento, Layla, llena de ira, regañó a su hija sin piedad. Sin embargo, Bellaco intentó mostrarle el oso de peluche que tanto significaba para ella. Layla, consumida por la rabia, le arrebató el peluche y lo arrojó a las vías del tren.

Con lágrimas en los ojos y recordando la importancia de ese oso como símbolo del corazón de su familia, Bellaco soltó la mano de su madre y se lanzó a las vías del tren para recuperarlo. Su acción causó un accidente fatal que cobraría su vida. Layla, sumida en la desesperación, se culpó a sí misma por no haber sujetado con suficiente firmeza la mano de su hija y por no haberle brindado la atención que merecía.

Mientras Layla lloraba amargamente, Thomas quedó atónito al conocer el pasado tan traumático que ella había vivido y la cruel realidad que había acechado a Bellaco. Tomando control de sus emociones, Thomas le aseguró a Layla que Bellaco seguía en la estación, luchando por recuperar el oso de peluche. Le explicó que solo ella y Erick, el padre de Bellaco, podían hacerlo. La historia de Layla y Bellaco se sumergía en un abismo oscuro de culpa y dolor. Thomas sabía que enfrentarían grandes desafíos en su búsqueda por desentrañar los misterios que rodeaban al oso de peluche y liberar a Sofía y Valeria de su tormento sobrenatural. El terror se intensificaba mientras su destino se entrelazaba con el de la niña fallecida y su madre atormentada por la culpa.

La Niña En El AndenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora