Capítulo 7: Sentir

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"La vida es aquello que no entenderé, ni siquiera recuerdo cuál es mi papel"

La tensión sube cada segundo que pasa en el mundo terrenal, pues el pensar en el daño que quedará luego de la guerra es impensable, es inevitable. Sin duda un suceso que marcará el futuro en el mundo de Terra.

Mientras que el Rey Julius destruye, roba y mata a los civiles en la última aldea a unos kilómetros de la capital, Kei y su legión junto a Ered luego de saquear algunas aldeas sin importancia obtienen la atención de un peculiar Dios. Una de las cinco Deidades Superiores, aquel que todo lo da, el que otorga y saca, el conductor de la creación, el mismísimo Hekate, un Dios con la habilidad de ser un Nigromante, el único que puede utilizar almas en pena, eterno rival del Rey Demonio Julius.

Un Kei dudoso pregunta a Ered sobre la figura que se posaría frente a ellos, pues su túnica negra no dejaría que se muestre su cara, y estando solo no tendría posibilidad de ganar ante tal legión de Borks

Kei- ¿Quién es ese?

Luego de reír irónicamente, Ered responde la tonta pregunta de el Cenit

Ered- Ante nosotros está una de las Deidades más poderosas de todas, en total son diez, cinco de ellas son las precursoras de la creación de la humanidad, él es el Dios Hekate, uno de los principales creadores de la vida humana, aunque suene irónico, es Nigromante, controla almas en pena a su gusto convirtiéndolas en sus marionetas, sin duda es desagradable de solo pensarlo

Cuando la chica termina de hablar, Kei ordena a su legión que no ataquen al anciano que se postra ante ellos, y seguidamente mientras se acerca caminando le habla al Dios diciéndoleKei- ¡Oye, Tú. Tengamos un duelo!

Sin duda una hazaña difícil de efectuar, simplemente una acción fenomenal que recalcaría la confianza en el poder que tendría 'El Cenit' y de su habilidad en el combate.

Sin rechistar, ni hablar, ni siquiera hacer una mueca, Hekate muestra y abre sus brazos provocando que en un lapso de un segundo del suelo emerjan criaturas sin cara de la tierra, causaría asombro en los guerreros Borks, pero en Kei ni una pizca de ello. Sin embargo, Kei no se quedaría atrás, por primera vez se quitaría su pesado manto de metal negro arrojándolo al suelo y al este caer causaría un breve temblor en la tierra. Sus ropas rasgadas se notarían y una marca en su cuello se haría ver, producto de las quemaduras del inmenso sol que azota el Desierto Negro.

Sobrado y confiado, la Deidad Hekate con una voz diabólica y a la vez angelical le dice a su contrincante

Hekate- Siento pena por ti, apenas comienza la guerra y te has topado conmigo, uno de los Cinco Superiores, soy aquel que todo lo da, el que otorga y saca, uno de los conductores a la creación humana, soy el poder en carne propia, el que rige a las almas en pena, sin duda un Dios superior a ti y a todos los que están presentes

Kei- Cállate. Solo hablas y hablas sin parar, si eres uno de los superiores como dices, te demostraré de lo que soy capaz

Luego de interrumpir a la Deidad, 'El Cenit' desenfunda sus dos espadas preparándose para comenzar con su primer combate de la guerra, una posición que, sin duda sería algo peculiar, pues mientras mira a su enemigo, tendría sus espadas cruzadas entre si preparando un gran golpe.

Es el Dios quien comienza el combate ordenando a sus marionetas a que ataquen al viajero, con una velocidad casi imposible de observar sus títeres se lanzan al ataque en contra de Kei, pero este último bloquea todos los ataques provenientes mientras va asestando golpes en puntos débiles de las marionetas dejándolas fuera de combate. Pero, no resiste por mucho tiempo, pues sufrió varias rasgaduras finas en su piel.

Badass: Lucha de DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora