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Su lengua se adentró en ella buscando la suya. Sus labios levemente cálidos sobre los suyos la tomaron con necesidad, como si quisiera ferrarse a ella, como si fuera su salvavidas.

Se sentía muy real.

Su cálido aliento invadió en su boca, sabía cómo un licor fuerte y dulce, estaba segura que podía emborracharla además, su aroma mentolado, y a algo más que no podía identificar, se impregnaron en sus fosas nasales inundando todo a su paso, no se dió cuenta cuando soltó un gemido por el delicioso aroma pero ahí estaba. Además, aún estaba excitada por lo que habia hecho en la ducha así que era una ventaja para él en ese momento.

Cuatro grandes manos se aferraron a ella. Dos de esas manos apretaron sus nalgas tan fuerte que dolía un poco peor al mismo momento le excitaba, las otras dos manos recorrían su cuerpo con una suavidad que dolía. Entonces sintió dos bocas a cada lado de su cuello, ambos alientos eran demasiado caliente pero eso la hizo vibrar.

- Princesa... Parece que quieres ir más lejos ¿Verdad? - Dijo la voz del chico moreno en su oído y comenzó a mordisquearle el lóbulo de la oreja. - No hace falta que hables, tu cuerpo lo dice por ti. - Entonces metió su mano entre entre sus muslos y fue directamente a su abertura, dejando que su dedo del medio se adentrara en su raja y la acariciara de arriba a abajo haciéndola gemir en la boca de Dhaliant.

- Te comportas como humana, pero eres toda una hembra dulkariana.- Gruñó Ashtoroth contra su hombro.- Mejor que una, diría yo.

- Concuerdo.- Ronroneó Dhaliant separándose apenas de ella y le sujetó rudamente de la nuca sin lastimarla.- Eres jodidamente hermosa y caliente, aún con la protección escondiendo tu cuerpo.

- Oh mierda, sin la protección se vería como una jodida diosa.- Gruñó el moreno.

- Dhaliant...- Gimió Heather mirándolo deseosa.- Más.

La gárgola sonrió con orgullo, su pequeña princesa pedía más de él y vaya que quería dárselo. Nunca le dijeron lo divinamente hermosa que era su futura esposa en versión humana, no sé imaginaba cuando mostrara su verdadera naturaleza. Sin embargo, debía detenerse, el punto de hacer todo esto era que las razas se unieran, y si Ashtoroth y Kherrel no estaban de acuerdo, no podia hacer nada.

- Dhaliant.- lo llamó el líder de los vampiros.- Dale lo que quiere, lo que sea para que sepa que esto es real.

- Kherrel.- Dijo la gárgola sin mirarlo, sus ojos estaban puesto en la pequeña mujer.- ¿Estás de acuerdo?

- Jodidamente si, la quiero ver gemir y pedirnos más.

- Tale vez de esa manera callariamos su lengüita afilada.

La gárgola sonrió divertido mientras Heather lo miraba mal, al parecer no estaba tan compalcida o de lo contrario no se daría cuenta de los comentarios de sus compañeros.

- Vamos cariño, no te enojes, déjame hacerte feliz hoy. A la cama, ahora.

Heather iba protestar cuando Kherrel la tomó de sorpresa y la puso sobre su espalda en la cama y llevó sus brazos sobre la cabeza mientras que Ashtoroth abría sus piernas dejándola expuestas.

-¿Segura que quieres más, nena? Puedes asustarte luego.- Dijo serio Kherrel pero algo en la mente de Heather la empujó a tomar la decisión, algo oculto pero ruidoso, sabía que necesitaba aquello que le pudieran dar.

- Ya sabía que eran solo alucinaciones, no son reales después de todo. Bueno, me voy a cerrar la ducha.- Dijo intentado levantarse pero la mano de Kherrel se apoyó en su pecho impidiendole.

- Lo haces para molestarnos.- Gruñó Ashtoroth.- Ahora si llegué a mi limite.

Entonces Heather vio como el vampiro metía su cabeza entre sus muslos y lo siguiente que sintió fue su lengua en su clitoris , acariciándolo y a la vez atacandolo. Se quedó sin aire en el primer contacto, dando una bocanada desesperada para poder procesar tanto placer con un simple toque. Su lengua era rápida y despiadada, apenas podía contar las lamidas , las cuales iban bajando por su raja hasta abrirse paso entre sus labios vaginales y finalmente Ashtoroth le metió su lengua en si entrada volviendola loca.

Crónicas de Dulkarian: La emperatriz  (resubida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora