8. No está yendo tan bien

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2 de septiembre de 1977

Bueno, si pensaba que el primer sería fácil, era obvio que estaba mintiendo. Hope había llorado casi toda la noche, logrando que ninguno de los cuatro pudiéramos dormir. A veces la tenía yo y otras veces los chicos. Lo bueno de todo esto, es que gracias a los turnos pudimos dormir algo todos, pero no tanto como nos gustaría.

Para colmo perdí mis gafas y gracias a eso logré golpearme con todo lo que se me cruzaba, aunque también debía admitir que a veces tenía los ojos cerrados. Otro inconveniente es que no encontré donde estaba el juguete de Hope, así como adultos responsables decidimos buscar a Mia.

—¿Qué ocurre? —dijo ella una vez que entró en nuestro cuarto— Por Merlín, ¿por qué esta habitación está tan desordenada?

Remus, Sirius, Peter y yo nos miramos y nos tiramos al suelo llorando, como los chicos adultos responsables que éramos.

—¡Ayúdanos! —gritamos al unísono, logrando que ella se asustara un poco, pero luego soltó una pequeña risa acercándose a nosotros.

—Veamos, ¿qué necesitáis?

—No encuentro el juguete de Hope y mucho menos mis gafas —hablé yo primero levantándome para abrazarla.

—Yo no encuentro mi corbata —habló esta vez Sirius levantándose al igual que los otros dos.

—Yo tengo todo ordenado, así que no sé por qué les seguí el juego a los idiotas —ella soltó una pequeña risa y vimos a Peter.

—Yo no encuentro mis pantalones —bajamos la mirada y efectivamente le faltaban sus pantalones, así que como un buen novio le tape los ojos con mi mano a Mia.

Logrando que todos soltaran una risa mientras yo volteaba los ojos quitando la mano de la cara de Mia. 

—Bien, voy a encontrar todo y vamos a recoger un poco esto antes de ir a desayunar y luego dejaremos a Hope con Pomfrey porque ya he hablado con ella para que la cuide en lo que vamos a clases —todos asentimos y mientras ella buscaba todo decidimos avanzar un poco para que pudiéramos salir e ir a desayunar.

No tardó ni dos minutos cuando nos miró a todos con una gran sonrisa con todo lo que estábamos buscando en las manos. Corrí para agarrar mis gafas mientras le daba un beso en la mejilla.

—Gracias amor, sin duda alguna estaría perdido sin ti —ella sonrió y se acercó a Hope para cambiarla en lo que nosotros seguíamos recogiendo lo poco que nos quedaba.

Cuando estuvimos listos salimos de ahí con un pequeño bolso donde estaban todas las cosas de Hope. Al llegar al Gran Comedor todas las miradas se posaron en nosotros, concretamente en Mia, Hope y yo. La verdad es que no le di mucha importancia, abracé más a Hope y le di la mano a Mia caminando hasta nuestra mesa para poder desayunar todos juntos.

Era un alivio que todo estuviera tranquilo, a pesar de lo que había pasado anoche y hace rato, pero no me arrepentía de traerla. Estaba demasiado feliz por tenerla a mi lado, incluso podría dormir con ella como lo hacía en casa. Era tan lindo cuando se pegaba a mí, al igual que verla durmiendo con su pulgar en la boca.

Era demasiado apegada a mí, al igual que yo lo era con ella, pero no podían culparme por ello, ella tenía algo que hacía que quisieras estar con ella todo el tiempo, además, era una niña demasiado tranquila.

Nos sentamos y miré un momento a Hope, para verla dormida, esta niña adoraba demasiado dormir, de eso no tenía ninguna duda.

Sonreí y miré a Mia que también la estaba viendo con una sonrisa.

Little Prongs ||J.P||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora