1. Mamá te amará siempre

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27 de junio de 1977

Laila Stevenson

Siempre pensé que tendría una maravillosa vida con mi pequeño bebé que debía nacer en los próximos días, pero la vida a veces no era tan justa con las personas y era mi caso sin duda alguna.

Los médicos me había descubierto una enfermedad demasiado rara para ellos y no creían que pudiera sobrevivir mucho tiempo, me aferraba con todas mis fuerzas a la vida para ver a mi pequeño angelito. 

No podía morir todavía, no sin ver que mi bebé estuviera bien. Así que no dejaba de luchar y mantenerme fuerte. Aunque sabía que mucho tiempo no me quedaba, quería aprovecharlo al máximo y esperaba con muchas ansias por fin ver a mi pequeño angelito.

Ahora me encontraba en mi pequeña casa, acariciándome delicadamente el vientre. Vivía sola porque hace meses había perdido al amor de mi vida por culpa de esta guerra. La guerra que había iniciado Lord Voldemort. Cada día las cosas se ponían más complicadas y odiaba saber que estaba trayendo a mi pequeño rayo de luz a esta guerra, donde había perdido a su padre y en poco tiempo me perdería a mí. 

No estaba lista.

Tosí un poco y bajé la mirada para ver la palma de mi mano con algunas gotas de sangre, últimamente eso era muy normal en mí, así que ya dejaba de preocuparme por ellos.

Me levanté para ir al baño y limpiarme las manos, una vez que terminé, me senté de nuevo y suspiré. Últimamente, me cansaba aún más de lo normal y no me gustaba quedarme quieta.

—No sabes cuantas ganas tengo de verte, mi pequeño ángel —susurré acariciándome el vientre. 

Tenía tantas ganas de tener a mi pequeño bebé en brazos. Hacía unos pocos meses me habían dado la noticia de que sería una niña y estaba tan emocionada por tenerla conmigo que no dejaba de contar los días que me faltaban para verla por fin.

—Estoy tan ansiosa de tenerte en mis brazos y ver que todo está bien contigo, te prometo que mamá buscará a alguien que te cuide y te amé como yo lo hago. Te lo prometo mi pequeña, mamá va a encontrar a alguien que pueda hacerte feliz, porque yo no estaré por mucho tiempo, pero te cuidaré siempre, te lo prometo —susurré con lágrimas en los ojos, ¿por qué la vida era tan cruel conmigo? Yo quería estar al lado de mi pequeña, pero ya no me quedaba tanto tiempo como yo quería que me quedara.

Quería más tiempo con mi pequeña, quería estar ahí para cuando dijera su primera palabra, quería verla dando sus primeros pasos, quería estar en todos sus momentos. Tenía mucho miedo por todo lo que pasaría y me sentía aún peor al saber que yo moriré dejándola sola.

Aunque sentía que esa familia le daría todo el amor del mundo. Los había visto hace unos meses y estuve vigilándolos un poco, no lo hacía con mala intención, pero quería asegurarme de que no fueran malas personas y pude observar que también tenían dos hijos. Demasiado encantadores porque hacía unas semanas ellos dos me habían ayudado con las compras y fueron muy amables, también días después de eso vinieron a verme y me animaron, obvio que no les diría de mi situación. Odiaba que la gente sintiera lástima por mí, porque incluso en San Mungo, los que sabían de mi situación me miraban con lástima cada vez que llegaba para alguna prueba o revisión.

Pero lo único que me quedaba era ignorarlos y ser feliz lo poco que me quedaba.

Porque los médicos no tenían esperanzas de que yo saliera viva del parto, según ellos el parto solo aceleraría mi enfermedad por así decirlo y no me quedaría mucho.

Así que solo esperaba que pudiera darme tiempo a dejársela a los Potter y así saber que está sana y salva.

—Aunque también debo admitir mi pequeña que mamá encontró a unas personas que harán que seas muy feliz y te cuidaran muy bien. Tienen dos hijos, un se llama James y el otro Sirius y estoy segura de que te van a cuidar muy bien y te darán todo el amor del mundo.

Sentí las pataditas de mi pequeña, últimamente era muy movida, y la verdad me emocionaba cada vez que la sentía, era demasiado hermoso.

Sonreí.

—Mi niña hermosa, mamá te ama demasiado —susurré feliz.

Estuve un rato más sentada hasta que decidí que era mejor ponerme a prepararme algo para comer porque tenía un poco de hambre.

Me levanté, pero sentí un fuerte dolor y sentí como un líquido caí de mis piernas.

—Ay no —susurré con una pequeña mueca. No podía ponerme de parto ahora y menos ahora que estaba en mi casa sin nadie. 

No estaba lista para dar a luz porque sabía que ya menos me quedaría. Estaba demasiado asustada, sin saber qué hacer. 

Otro dolor me invadió y sabía que se trataba de una contracción. Me arrodillé un momento porque no podía soportar el dolor que me estaba invadiendo. No sabía nada de partos, ni era una medimaga y no podía aparecerme porque según el doctor me había prohibido las apariciones y no encontraba la varita para avisar a alguien. Además, el dolor que estaba sintiendo lograba que no pudiera ponerme en pie.

Lo único bueno es que llevaba vestido, así que me quita la ropa interior, porque debía hacerlo sola, algo que podía salir muy bien o podía salir muy mal. Lo único que pedía es que me diera tiempo para ir a dejarla con los Potter.

Otra contracción me invadió e intenté acordarme de todo lo que me habían explicado los médicos, así que sin perder más el tiempo, intenté pujar con todas las fuerzas que tenía. Estuve así por un buen rato cuando de repente sentí la pequeña cabeza, pujé una vez más y la tenía en mis brazos mientras escuchaba su llanto.

Sonreí con lágrimas en los ojos y adolorida para estrecharla con cuidado en mis brazos. Era tan pequeña y hermosa.

—Bienvenida mi pequeña princesa, mi pequeña esperanza —susurré dándole un pequeño beso en la frente.

Con las pocas fuerzas que me quedaban, me levanté y empecé a limpiarla y a buscar todas sus cosas para dejarlas en la casa de los Potter. 

Me rompía el corazón dejarla, pero no podía llevarla conmigo porque en cualquier momento podría caer y ella quedaría sola, así que los Potter, en especial James, serían la salvación de mi pequeña, porque sabía que con ellos a ella no le faltaría nada. 

Hice desaparecer todo y me cambié, al igual que le puse algo a mi pequeña, y de pronto se me ocurrió un nombre para ella.

Cuando me enteré de mi embarazo, el padre de mi pequeña murió y cuando supe que estaba embarazada, fue como una esperanza para seguir luchando un poco más.

Hope.

—Hope —susurré con una pequeña sonrisa. 

Una vez todo listo, fui a la puerta de los Potter y puse a mi pequeña en un canasto de con sus mantas, dejé una carta anónima para que supieran un poco todo, pero sin revelar mucho mi identidad y también había dejado una carta para Hope cuando creciera.

Dejé todo y llamé a la puerta para luego ponerme a correr sin fuerzas y esconderme en un lugar hasta que viera que mi pequeña ya estuviera dentro.

James abrió la puerta y miró hacia abajo sorprendido. No logré entender lo qué había dicho, pero agarró la carta y miró hacia todas partes. Pude ver como dejaba la carta y tomaba en brazos con cuidado a Hope, poniéndola en su pecho.

Sabía que estaría en buenas manos.

Esperaba que así fuera.






NOTA DE LA AUTORA

¿Qué os pareció el primer capítulo?

Espero que os haya gustado.

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #littleprongswattpad ❤

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Little Prongs ||J.P||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora