"Los nuevos destinos, siempre dan mucho miedo".
Capítulo cuatro:
Aturdida, traicionada, desesperada es como me siento actualmente, padre me vendió tan fácil. Aunque no debería decirle de esa forma, no es mi padre biológico, mucho menos se debería llamar así. Nunca fue tan buen padre para Nahí. Las personas son tomadas como mercancía en especial si eres mujerLa verdad no me apetece pasar la noche con ese idiota. Así que he decidido escapar esta noche, no tengo el dinero suficiente pero veré qué hago, sin embargo no puedo quedarme quieta y esperar mi fatídico futuro. Así que esta noche partire rumbo al sur de Catalina.
Pero el invierno en ambos sitios es terrible y más por estos meses, sin embargo creo que puedo resistirlo...
He actuado como una ceda, para la ceremonia y el rey Antonio no sospeche nada, todos están preparando el gran evento, el palacio ha estado en mucho movimiento. Sin embargo como estoy triste la mayoría de los sirvientes no han entrado a mi alcoba, exclusivamente Luka ha estado vigilando mis movimientos, en silencio me busca con pretextos tontos como si ya he comido o si se me ofrece algo, es estresante, sólo espero que en la noche no estén vigilando la entrada del castillo y por los alrededores no se encuentre algún guarda custodiando. El tiempo que he estado sola me he dedicado a hacer una pequeña maleta con ropa austera y ligera pues no puedo llevarme todas mis posesiones junto con el dinero que si lo administro correctamente podré sobrevivir al rededor de dos meses. En varios ocasiones observo por la ventana y me llega el recuerdo de la muerte de David, las gotas resbalando por la espalda de Izuke y su cabeza rodando, ojalá pueda perdonarme dónde quiera que esté, la culpabilidad es evidente sin embargo no puedo solucionar mi error. Es extraño que experimente esta sensación con un personaje de un libro. Pero en mi antigua vida actuaba de la misma forma cuando un personaje obtenía un final trágico. Por la ventana miro el atardecer de color naranja y copos de nieve cayendo tan libres como el viento, el frío está invadiendo mi habitación, los grandes ventanales empiezan a empañarse y no puedo evitar dibujar una carita triste. De repente la puerta de la habitación se abre.
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Una noche de penitencia con Chesire
RomanceManchada por el pecado, corrompida por la lujuria, marchita por la ira de mi propio corazón impuro, lleno de codicia, deseando el amor, la pureza e inocencia de Chesire, el sacerdote del templo "Malvays" y nos hemos convertido en la vulgaridad de to...