✧༺ Veintisieteavo capítulo-Final༻✧

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El duro enfrentamiento entre Jungkook y Sangbum seguía, ninguno de los dos quería darle tregua a su adversario, hasta que un particular sonido llamó la atención de ambos. Los ojos de Jungkook se abrieron en grande cuando notó como la puerta se abría y la barrera mágica impuesta por el brujo se rasgaba cuál trozo de papel.

—¡¿Qué demonios pasa?! —el perseguidor se quejó desde el otro lado de la amplia habitación.

El aire de sus pulmones desapareció cuando pudo divisar la figura de Dae aparecer directo en su campo visual.

—¡Tae!

Jungkook exclamó con una clara angustia inundando su melodiosa voz, muy impactado por la inesperada presencia de su amado. El temor lo consumió casi al instante, pero al ver que en una de sus manos poseía lo que parecía ser una varita se tranquilizó un poco.

Taehyung sintió un inmenso alivio al evidenciar que, a pesar de las circunstancias, su adorado vampiro se encontraba bien. Jungkook no parecía contar con heridas graves y eso le alegraba en demasía. Jamás se perdonaría que le pasara algo malo, así fuera un simple humano que no podía hacer nada al respecto para evitarlo.

No obstante, su valentía incrementó con creces cuando supo que contaba con un objeto que era capaz de convertirse en lo que quisiera. El anillo de rubí no servía solo para decorar uno de sus finos y largos dedos, dándole una elegancia única, porque también funcionaría como el elemento con el que le daría contra al perseguidor de ser necesario.

Pero de todo corazón anhelaba que eso no sucediera. En serio quería convencerle de lo contrario luego de que escuchara lo que tenía que decirle.

Lástima que se quedó sin aliento cuando comprobó con sus propios orbes avellana que el susodicho había tomado su apariencia para dañar al inmortal. Le parecía demasiado cruel de su parte, por más que tuviera conocimiento de que un siglo atrás el perseguidor hizo lo mismo con la apariencia de Eunwoo, quien fue un buen amigo de Jungkook.

Sangbum se quedó helado en su lugar, sin antes soltar una maldición por lo bajo al conectar miradas con el escritor. Porque la única falla que existía en cuanto su hechizo de robar la cara de alguien más era que cuando veías a dicha persona de frente, la ilusión se desvanecía, y, por ende, su verdadera cara se revelaría.

Una luz blanca lo envolvió en cuestión de segundos, en los que el líder vampiro aprovechó para acercarse lo más que pudo a su mate. Con solo verse directo a los ojos, la pareja pudo transmitirse la preocupación mutua y real que profesaban por su amado.

—¿Por qué, lirio?

—No podía dejarte solo en esto, mi Lord—expresó con determinación, muy pendiente de cada movimiento de esa persona que vivía por cumplir su venganza.

Jungkook no quiso emitir otro comentario, pues optó por concentrarse en el nuevo rostro que el perseguidor portaba. Jamás en su vida lo vio, o quizá sí. Nunca fue bueno recordando rostros, pero Taehyung era distinto.

Aquel brujo era nadie más que el chico de la limpieza que no les quitó el ojo cuando estuvieron en el centro comercial hace unos días antes. Siempre fue muy observador, por ese motivo lo reconocía a pesar de que el susodicho portaba un cubrebocas y una gorra que ocultaba gran parte de su rostro.

—Qué hermosa imagen, la parejita unida—musitó con sarcasmo, incorporándose con lentitud para ponerse en un guardia una vez más—. No debiste venir aquí, Dae. No quiero lastimarte.

—Tampoco es necesario que llegues a estos extremos, pequeño. Recapacita.

"¿Acaso se conocen?" "¿Qué demonios?"

Bad (Good) Decisions; TKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora