—Soph, pero ¿qué hicieron?
—Ya te dije que platicar, solo déjame dormir —me tapo con mi almohada como si eso fuera a hacer que se callara pero no funcionara.
Podría simplemente cortar la llamada y no volverla a escuchar, pero la conozco tan bien que sé que si hiciera eso vendría en menos de cinco minutos a tocar la puerta.
—¿Por qué te dormiste tan tarde?
—Laura, ya basta, dejame dormir —Jazmine suelta un ruido que me deja en claro que se ofendió.
—No me llames así Cynthia, solo quiero saber porque estás tan cansada.
—Porque anoche me entretuve con Jonh, ¿contenta? —la escucho reír con voz muy baja.
—¿Te dejo con ganas? —intenta seguir la broma pero yo suspiro con cansancio.
—Solo quiero dormir más, déjame —tarda unos segundos para volver a hablar en los que casi me quedo dormida.
—Uy, creo que eso no se va a poder, hay alguien conmigo aquí afuera que quiere verte —me levanto completamente como si me estuvieran extorsionando.
—¿Quien? —La risa de Gian me pone de mal humor—. Las citas se hacen con anticipación, no tengo tiempo para cualquier payaso en estos momentos.
Escucho un ruido en el teléfono por lo que supongo que se lo han pasado de mano en mano.
—Hola amor —casi me vomito al escucharlo llamarme con cariño.
—¿Qué? ¿Para terminar de arruinarme el día quieres que me vomite de tanta cursilería?
—¿Es acaso posible que seas aún más carismática? —ruedo los ojos y le saco el dedo al teléfono aunque se que no me puede ver—. Veo que te levantaste de un muy buen humor.
El tono de su voz me produce tanto asco que es imposible evitar mis reacciones, se que todo lo que está diciendo es para molestarme, como lo odio, me parece el ser humano más imbécil existente.
—¿Te apetece ir a caminar mientras bebemos una malteada de chocolate? —no le respondo y me vuelvo a tirar de espaldas a mi cama—. Podríamos comprar un pay de fresa.
—Odio la fresa —siempre se me ha juzgado pero no me pueden culpar—. ¿Es que tu no duermes?
—Ya dormí lo suficiente, te deje en tu casa hace doce horas, no entiendo porque te hace falta dormir más.
—Es que estuvo ocupada toda la madrugada con Jonh —me entran las ganas de asesinar a Jaz por cada segundo en el que respira.
—¿Quién es Jonh? —El tono de voz de Gian cambió del bromista de siempre al que usa cuando está enojado.
—Su amante desde hace años y no ha dejado de estar para ella.
—Otra regla más Sophia —parece ignorar por completo a mi mejor amiga, y durante unos segundo lo único que escucho es su fuerte respiración—, quiero exclusividad, si no lo hago yo nadie más.
—¿Y que te da el derecho de pedirme eso? —es que realmente no puede exigir eso, y sé que este no es el caso, que Jonh no existe, pero si lo hiciera no puede prohibirlo porque es una persona nueva en mi vida.
—Soy tu novio, puedo hacerlo —tras esas palabras siento mi sangre hervir, porque ante Jaz y los demás él tiene razón, pero en el fondo de mi no.
—Pues tu no vuelves a besar a otra de tus amiguitas tampoco —el teléfono produce nuevamente ruidos raros.
—Esa es una plática de pareja en la que no estoy incluida, Soph, abrele yo ya me voy —la llamada se corta, el timbre se escucha y luego por fin silencio.
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Imposible que sea para mi
RomanceUn trato, un acuerdo, una alianza o quizá un convenio, no importa. Lo que Gian y Sophia tienen es una relación, aunque debajo de todas esas reglas saben que no es así. Ambos quieren pareja, ambos están solos, y ninguno sabe que quiere con otra perso...