1. Devuelveme mi movil.

111 13 130
                                    

Aburrimiento. No hay algo más... bueno, si, me quiero largar de aquí.

El tipo inepto que está frente a mi, no ha parado de hablar de su hermanastra... la verdad deje de ponerle atención hace mucho, me concentré en su nariz, y como es que el vello sale de sus orificios, es realmente asqueroso, tendrá lindos ojos, pero no es mi tipo. Creo que nunca lograré encontrar a alguien ideal para mi.

Me pongo de pie dispuesta a ir al baño, él deja de parlotear de inmediato y me mira con confusión.

—Voy al baño, ahora vuelvo.

Creo...

Finjo una sonrisa mientras tomo mi bolso, rebusco mi teléfono en mi bolso pero dejó de hacerlo en el momento en que mi cuerpo choca con alguien más. Me disculpo de inmediato y me apresuro a llegar al baño.

Mientras mi mejor amiga atiende mi llamada, me reviso el maquillaje en el espejo. Perfecto, como siempre. Mis ojos están apagados, eso no me gusta nada, quisiera encontrar alguien que los hiciera brillar.

Jazmine no contesta por lo que vuelvo a llamar mientras sacó el labial de mi bolso y comienzo a aplicarlo.

—¿Sophia Scala? —me giró de inmediato al escuchar mi nombre.

—Alana —trato de que mi voz suene emocionada al ver a la chica que más me envidia en el mismo lugar que yo—. ¿Qué tal todo?

—De maravilla —agita su mano frente a mí un diamante en su dedo se roba por completo mi atención—. Mi novio acaba de proponerme matrimonio.

—¿Qué tal su relación?

—Bueno, no es la mejor —intento no rodar los ojos cuando su tono egocéntrico hace presencia—. Pero, yo estoy comprometida, ¿tu, no?

Ahí está.

—Yo busco al indicado.

—O indicada, siempre supe que eras lesbiana —esa frase me desconcerta un montón, pero, esto no se queda aquí.

—Es el indicado, ¿o solo buscas tener algo que yo no? —su cara enrojece de coraje.

—¿Te molesta que tenga algo que tu no?

—Para nada, porque yo haré las cosas bien y por amor, en cambio tú...—dejó la frase en el aire mientras le doy un repaso de abajo a arriba.

—Si, lo hago por dinero, pero querida, tu trabajaras para tener dinero, y yo solo tendré que sentarme a verme bonita en un sillón enorme —maldita impostora y descarada.

El ruido de la puerta nos hace dejar la conversación de lado. Su madre nos mira a ambas, le sonríe a su hija y después se acerca a mí.

—He escuchado mucho de ti cariño, estoy orgullosa —me da un abrazo que no tardó en responder.

Fue como una madre para mi, creo que por eso Alana siempre me envidio. Vivíamos juntas de pequeñas, meses después de que mi abuelo nos dejó la señora Gladis, madre de Alana y mi mamá eran muy amigas. Nos criaron juntas, pero por alguna razón Lana siempre me envidio.

—La maquillista profesional más codiciada de todo Nueva York...

—Bueno, yo no me llamaría así —ella me entrecierra los ojos.

—No finjas humildes cariño, sabes que no soy tu madre, no te voy a reprender por presumir tus éxitos —Alana nos mira con la cara que siempre hace con una pataleta.

—Esos se los debo a usted —el estruendo de la puerta me hace dar un respingo.

—No, claro que no, yo permitía que robaras mi maquillaje, era a propósito —no parece interesada en que su hija haya salido molesta.

Imposible que sea para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora