mío

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Entre risas y juegos, ambos perdieron por completa la noción del tiempo. Fue en ese instante cuando Mirai Trunks, por primera vez en mucho tiempo, sintió una tranquilidad genuina en su entorno. Era como si los problemas que lo perseguían desde su línea temporal se hubieran desvanecido, aunque solo fuera momentáneamente. Sin embargo, aquel remanso de paz fue interrumpido por un sonido sutil, pero inconfundible, que provenía del menor. Era una notificación que llamó la atención de ambos, y al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que ya estaba anocheciendo.

—La señora Bulma me mandó un mensaje —anunció Goten mientras sus ojos negros almendrados brillaban con esa ternura característica que podía desarmar incluso al más serio—. Dice que no la esperemos para cenar. Ella y Trunks están concentrados descifrando unos códigos restantes. También menciona que no nos preocupemos por ellos y que bajemos a cenar; la cena ya está servida.

—Oh... está bien —respondió Mirai Trunks, ligeramente sonrojado, desviando la mirada por un instante.

El recorrido hacia el comedor se desarrolló en un silencio reconfortante. Aunque ninguno de los dos hablaba demasiado, la ausencia de palabras no resultaba incómoda. De vez en cuando intercambiaban alguna frase casual o un comentario al pasar, pero el ambiente que los envolvía era cálido y apacible, como si ambos estuvieran disfrutando de una conexión que no requería de palabras para ser comprendida.

Cuando estaban a unos pasos del comedor, unas voces conocidas comenzaron a resonar en el aire.

—¡Oh, vamos, Vegeta! No es tan difícil —exclamó animado Goku, con el tono y despreocupado que lo caracterizaba.

—¡Te he dicho que no, insecto! ¡Deja de molestar! —respondió Vegeta, visiblemente molesto.

—Padre... / Papá... —dijeron al unísono los dos jóvenes, haciendo notar su llegada.

—¡Oh, Trunks, Goten! ¿Qué hacen aquí? —preguntó Goku, distraído al principio, para luego corregirse con una sonrisa—. Quiero decir, ¿cómo están? Jeje...

—Señor Goku —respondió Mirai Trunks, inclinando levemente la cabeza en señal de respeto. Aún le costaba no confundirlo con Black, pero había aprendido a separar sus emociones. Luego, giró la mirada hacia su progenitor—. Capellán.

Vegeta lo observará con seriedad y grados leves, un reconocimiento sobrio pero suficiente para el joven viajero del tiempo.

—Papá, ¿de qué estaban hablando? —preguntó Goten con su tono dulce y lleno de curiosidad, captando la atención de todos.

—Eh... ah, bueno, estaba diciéndole a Vegeta que—

—¡Cállate! —lo interrumpió el príncipe Saiyajin, claramente irritado—. ¿Por qué siempre tienes que hablar de más?

En ese momento, unos meseros comenzaron a servir la cena, interrumpiendo el posible inicio de otra discusión.

—¡Oh, vamos, Vegeta! —insistió Goku con una sonrisa mientras comía con entusiasmo. Trunks y Goten, al ver que no podían entender mucho de la conversación, se limitaron a sentarse y disfrutar de la comida mientras los mayores seguían debatiendo.

—Estaba diciendo que, si lo que Mirai Trunks mencionó sobre ese sujeto es cierto y sobrepasa nuestros poderes, creo que la mejor opción sería que nos fusionáramos para un mejor contraataque —comentó Goku, mirando a los jóvenes con naturalidad.

-¿Fusión? —preguntó Mirai Trunks, intrigada.

—Sí, es una técnica que aprendes en el otro mundo. Consiste en que dos personas se unan para formar un solo cuerpo, mucho más poderoso que ambos por separado.

MÍO-one-shot (TRUTEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora