Después de una cena bastante tranquila, cada uno de los presentes se retira a su habitación correspondiente. Como era de esperarse, Goten se dirigió hacia la habitación de su amigo Trunks-kun, mientras que este último intentaba relajarse en el cuarto que Bulma había preparado especialmente para él. La calma de la noche parecía haber llegado a los corazones de todos, pero en la mente de Mirai Trunks, los pensamientos no se detuvieron.
Mientras intentaba encontrar un poco de paz, Trunks no pudo evitar reflexionar sobre lo afortunado que era su versión más joven. Miraba a Goten, su amigo tan amable y dulce, y pensaba que su versión pequeña de él tenía la suerte de contar con una persona así en su vida. Esa noche, por primera vez, había tenido una cena decente con su padre, algo que nunca había experimentado antes. Ese momento tan sencillo fue posible gracias a la intervención de Goten, y por supuesto, la ayuda de Goku, quien con su capacidad para aligerar el ambiente, había logrado distraer a su padre y hacer que todo fuera más ameno.
"Lo bueno es que el señor Goku siempre logra atraer la atención de papá", pensó Trunks con una sonrisa nostálgica. Mientras seguía reflexionando sobre lo agradable que había sido finalmente tener una noche tranquila, el cansancio lo alcanzó y se quedó dormido, con la sensación de que había encontrado un poco de paz en su mundo tan complejo.
A la mañana siguiente, una ráfaga de energía irrumpe en la habitación de Trunks. Era Goten, tan animado como siempre, con una sonrisa de oreja a oreja. Con entusiasmo, se abalanzó sobre su amigo.
—¡Trunks-san! ¡Levántate! ¡Trunks-san! —lo sacudía con vigor, sin mostrar signos de cansancio.
—¿Ya es de día? —preguntó Trunks somnoliento, entreabriendo los ojos, aún afectado por el cansancio del día anterior.
-¡Si! Hoy irás conmigo a mi casa. ¿Si? —Goten estaba casi saltando de emoción, con sus ojos brillando de felicidad.
—Está bien, espera que me prepare y nos vamos —respondió Trunks, un regañadientes, pero con una sonrisa disimulada.
—Está bien, mientras tanto, voy a despedirme de Trunks-kun y de la señora Bulma —dijo Goten, corriendo alegremente hacia el laboratorio. Cuando llegó a la sala, no pudo evitar gritar con alegría—: ¡Trunks-kun!
—¡Goten! —respondió Trunks, con una mezcla de sorpresa y diversión.
—¡Oh, Goten! ¿Qué tal amaneciste? ¿Descansaste bien? —preguntó Bulma con cariño, observando a Goten con su mirada protectora.
—Sí, señora Bulma, vine a despedirme de Trunks-kun y de usted. Pensé que sería mejor irnos por la mañana para poner al corriente a mi madre —explicó Goten, sonriendo con su típica ternura.
—¡Eso es genial, Goten! Dentro de un rato, llamaré a Milk y le diré que mande a Mirai Trunks como tutora. Así no se preocupará —dijo Bulma con una sonrisa de confianza.
—Gracias, señora Bulma —respondió Goten, su sonrisa se amplió al ver la expresión de Bulma, quien quedó momentáneamente deslumbrada por su dulzura.
—Dios, ¿cómo puede ser tan adorable? Con razón su hijo es un posesivo paranoico —pensó Bulma, sin poder evitar sentirse cautivada por la energía positiva de Goten.
En ese instante, Trunks, que había estado observando en silencio, habló con un tono ligeramente agraviado.
—Goten, ¿me deja solo? —su voz estaba llena de un dejo de molestia. No estaba de buen humor, ya que su amigo se iba y él, en cambio, se quedaría unos días con su versión adulta, lo que no le hacía demasiada gracia.
Goten, al escuchar la voz desanimada de su amigo, se alarmó, pero rápidamente trató de calmarlo.
—¡Solo serán unos días! —sonrió, con esa sonrisa tan característica de él—. Antes de que te des cuenta, estarás de vuelta, molestándote otra vez. —Miró a Bulma—. Además, tú también tienes el trabajo de ayudar a la señora Bulma, y sé que lo harás muy bien. El Trunks-kun que yo conozco nunca se rinde. ¿No es así? Oh, por cierto, señora Bulma, si hay algún problema o inconveniente, puedo comunicarme con ustedes.
—¡También! —dijeron las dos voces al unísono, mientras Goten se despedía con entusiasmo.
—¡Adiós! —exclamó Goten, con una sonrisa.
—Ese Goten nunca cambia —comentó Trunks, mientras veía cómo se alejaba.
—Es idéntico a su padre cuando era niño —comentó Bulma con nostalgia, recordando los viejos tiempos.
—¿El señor Goku también era así? —preguntó Trunks, curioso.
—Sí, incluso más. Goten salió igual a él, tanto en físico como en esencia. Lo único que agradezco es que no heredó su intelecto —dijo Bulma entre risas, mientras Trunks se reía de manera nerviosa, dándose cuenta de que había metido la pata con la comparación.
—Bueno, volvamos al trabajo —dijo Trunks, mientras se sacaba una gota de sudor de la frente, listo para regresar a la realidad.
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