Antes de comenzar, quiero recordarles a todos, esta historia NO sigue el canon original, aunque contendrá guiños y en algunos casos spoilers del anime y manga.
Y sí, este capítulo es gráfico, ligeramente. Depende de su tolerancia pero procedan con precaución.
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Tomioka Giyuu. Necio, terco, a veces cruel cuando le dirigían la palabra y respondía con su misma seria y fría mirada, el Pilar del Agua nunca mostraba emociones... nunca sonreía, nunca se permitía vivir. El Pilar del Agua no quería volver a amar. El Pilar del Agua se refugiaba. Bueno, eso decían los rumores.
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«¿Cómo había llegado a ese punto?» no dejaba de preguntarse el Pilar del Viento.
Su corazón se hundía cada vez que miraba a su compañero, sentado en el piso, escurriendo agua por su cabello y rostro, disimulando las lágrimas que no dejaban de escapar de sus ojos de cristal mientras abrazaba sus piernas como si se aferrara al manto de una madre. No podía acercarse, sus manos temblaban demasiado como para poder reconfortarlo, su corazón dolía como para poder decirle palabras gentiles, su cuerpo ardía por la vergüenza de haberle hecho llegar a ese punto.
«Por favor, no me importa quién o qué sea, por favor, sálvenme, por favor.» la mente del portador de la respiración del agua no dejaba de suplicar por la ayuda de Dios, o la ayuda del Diablo, hace tiempo que había dejado de asfixiarle, tratando de traerlo de vuelta a la realidad, pero ahora sólo podía verlo perderse más y más entre sus lágrimas.
—Tomioka... por favor, tienes que volver.— no creyó que su voz pudiera sonar tan suave, hace mucho tiempo que se creía a sí mismo incapaz de ser amable, sobre todo tras la muerte de sus hermanos, pero ahí estaba. Su cuerpo se había movido solo, estaba de rodillas a un lado suyo, dejando su mano diestra a la vista del Pilar del Agua, esperando que este la tomara, que al menos reaccionara.
Y por suerte, Tomioka Giyuu extendió su mano a la suya, apenas chocando sus dedos con la propia palma.
Y por primera vez lo vio, no escuchó sus pensamientos, esta vez los vio, se vio a sí mismo encerrado en un clóset, las pequeñas rendijas de madera le daban una vista perfecta a la terrible escena que se desarrollaba frente a él; una mujer, gritaba y sollozaba mientras su estomago era abierto sin piedad por un demonio, regando sus vísceras por la habitación, la imagen parecía forjarse en su mente como acero incandescente.
Por una vez, luego de tantos años quería gritar, pero su voz parecía atorarse en su garganta, más cuando un hombre entró en la habitación y el demonio cargó contra él, arrancando su rostro de su cráneo, dejando a la vista músculos y tendones al rojo vivo, el grito que escapó de la boca de ese hombre fue rápidamente silenciado cuando el demonio introdujo su mano en su boca, con una fuerza brutal arrancando la mandíbula del sujeto que miraba atónito cómo la vida se le escapaba.
La forma en la que su mandíbula fue arrancada había causado que la piel de su cuello fuera desprendida mientras su lengua terminaba colgando desde la parte posterior de su garganta, al mismo tiempo, dejando a la vista las arterias del mismo cuello, estas estaban también desprendidas y burbujeando la sangre caliente del hombre. No tardó mucho hasta que el sujeto cayó al suelo en un golpe seco, manchando la alfombra de la habitación y la pared, los ojos sin vida parecían verle directamente a través de su escondite.
—¿De verdad sigues con vida?— ese demonio musitó las palabras que causaron que su estómago se revolviera. Dirigiéndose a la mujer nuevamente, que se encontraba vomitando aún chorros de su sangre, mientras sus manos intentaban sujetar las vísceras desperdigadas fuera de su cuerpo. — Bueno, no importa, tal vez pueda divertirme contigo, despedazarte hasta que mueras, aunque dudo que aún puedas gritar.
Y dicho y hecho. Ese demonio comenzó a abrir a la mujer aún más, la forma tan retorcida en la que usaba sus entrañas para decorarle el cuerpo, pero se encargó de una cosa, no tocar ningún órgano vital, extendiendo el sufrimiento de la pobre mujer. El demonio arrancaba sus ojos, cortaba su rostro, sus brazos y sus piernas.
Pero por más que rogara a Dios que su sufrimiento acabara, este continuaba, la mujer no moría, tal vez a causa de un horrendo y retorcido chiste divino, el demonio jugueteó con la mujer, metiendo su mano dentro de su tórax, la mujer se encontraba en sus últimos momentos, y aún así, el demonio estrujó su estómago, reventándolo en el proceso, enviando una última y tortuosa descarga al cerebro, muy seguramente, enloquecido de la mujer. Causando que ésta finalmente muriera, luego de tanto tiempo.
Fue entonces que el demonio al fin comenzó a devorar los cuerpos de ambas personas.
Y él seguía en ese armario, en silencio, sudando y rezando a Dios que esa bestia no notara su presencia mientras devoraba a su hermana y... ¿hermana?
Miró sus manos, asombrado por el tamaño tan pequeño que tenían, tocó su rostro, sudoroso y regordete, miró su cabello, negro como la noche misma.
«Por favor, Dios, dime que no pusiste a un niño de ésta edad a presenciar esto... por favor, te ruego, dime que Tomioka no fue quien tuvo que ver esto.»
Era irónico que él, de todas las personas en el mundo, rogara a Dios, al Dios ciego, sordo y desocupado que causó que los demonios deambularan por el mundo, un Dios que se refugiaba en los cielos mientras en la tierra estaba el infierno. Un Dios que apartaba la vista mientras que un niño se encontraba mirando una escena tan horrible.
Cerró sus ojos, tratando de volver a su cuerpo, pero lo siguiente que vio al abrirlos eraun tumulto de gente sujetando antorchas para iluminarse en la noche, sentía sus brazos siendo sujetados.
—¡Un demonio! ¡Un monstruo mató a mi hermana y su prometido!— sus gritos escapaban involuntariamente su garganta. Las miradas escépticas que los adultos se dirigían entre ellos mismos eran inquietantes.
—Los demonios no existen, niño loco.— fue lo que una señora dijo a su lado, esa voz la reconocía. La misma mujer del pueblo, era más joven, sí, pero esa voz era inconfundible, y esos brazos que le sujetaban, eran más fuertes y grandes, pero pertenecían al hombre que había golpeado. — Te llevaremos a un lugar donde te enseñarán a dejar de decir tantas locuras, tal vez tengan que arrancarte un pedazo del cerebro en proceso para que te calles.
La mujer decía con violencia y crueldad, iba dirigido a sí mismo, causando que su pequeño y frágil cuerpo temblara de miedo, luego de eso volvió a cerrar sus ojos. Estaba corriendo con todas sus fuerzas por la nieve del bosque, estaba helado, sus pulmones ardían como el infierno, sus pies estaban entumecidos, ¿gangrenados? Quizá.
Se sintió desfallecer en la nieve, una última vez cerrando sus ojos. No sin antes ver una silueta de un hombre con una máscara tengu de color rojo cubriendo su rostro acercarse a él y cubrir su cuerpo con lo que parecía un abrigo.
—Shinazugawa-san...— la voz de Tomioka lo había traído a la realidad y sintió su corazón hundirse nuevamente, pero al fin había recobrado el control total de su cuerpo o eso pensaba, ya que sin darse cuenta...
Shinazugawa Sanemi estaba abrazando con todas sus fuerzas a Tomioka Giyuu.
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1274 palabras.
Bueeeeno, espero les haya gustado, jiji. Si ven faltar ortográficas o errores en la sintaxis, por favor, avisen para que los corrija. En fin, chau chau.
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Thoughts
FanfictionUn día en el que Sanemi Shinazugawa es golpeado por una técnica demoníaca que le permite escuchar los pensamientos de los demás. Tomioka Giyuu, quien su mente nunca está en silencio. 🍃🍃🍃 Créditos de la portada a Picsart, al chile nada más agarré...