La debilidad de Sano Manjiro, mejor conocido como El Invencible Mikey.
Umi Suyen, una pandillera es nuestra protagonista. El universo decidió unir su alma con la de cierto chico rubio.
Busco plasmar de la forma más clara que pueda; mi idea sobre l...
Al abrir la puerta del hogar de los Sano, el delicioso olor de una comida casera invadió los pulmones de ambos. Al entrar por completo y ver a su alrededor, Suyen se sintió melancólica. La calidez de esa casa era algo que hacía sentir de muchas maneras a Suy, le recordaba a algo que no podía tener y que anhelaba con el corazón.
Quería un hogar y una familia que se sintieran tan reconfortante.
—Suuyi-chan, entra. —Manjiro la veía con la cabeza inclinada, se preguntaba que pasaba por la mente de su novia.
—¡Mikey! ¿Eres tú?. —Una voz femenina se escucho dentro de la casa.
—Estoy en casa. —Dijo en voz alta el rubio. Seguido de eso volteo a ver a Suy, quien le sonrió complacida.
—¡También estoy en casa!. —Grito con tono feliz la peli negra. Al escuchar esa voz, la chica que se encontraba cocinando asomo su cabeza hacia la puerta.
—¡Suy-chan! Que alegría verte. —Soltó emocionada la rubia. —Me preguntaba si ya me habrías abandonado, vengan rápido; casi termino la comida. —Emma volvió a la cocina.
Suyen finalmente se adentro a la casa y camino hacia la cocina, seguida de Manjiro.
Al entrar se encontró con Emma yendo de un lado a otro preparando esto y aquello.
—Huele muy bien. —Suyen intentaba ver que era lo que cocinaba de manera discreta, mientras que Mikey estaba husmeando por todas partes sin pena alguna.
Al sentir a Manjiro invadir demasiado su cocina, Emma lo golpeo con un cucharon que sostenía haciendo que este se quejara y se lanzara a los brazos de Umi buscando consuelo.
—Te pasa por chismoso. —Le dijo Umi, sin embargo, le acaricio el cabello y la espalda intentando hacer que se sintiera menos regañado. —Emma, ¿te ayudo con algo?
—Claro que no, Suy-chan, siéntate. —La pelinegra le agradeció mientras se sentaba, Manjiro aún estaba aferrado a ella pero con dificultad logro acomodarse con él en otra silla.
Suyen se distrajo viendo a Emma preparar la comida, le gustaba ayudarla a cocinar pero la rubia era muy terca y siempre insistía en hacerlo ella sola.
—¿Y el abuelo?. —Manjiro levanto por un momento su cabeza del regazo de Suy.
—Por lo que se, fue a jugar con sus amigos. Lo más probable es que vuelva hasta la noche. —Le contesto Emma sin perder la concentración en lo que hacia.
—¿Está Shin en casa?. —Pregunto Suy, sentía curiosidad porque llevaba varios días sin verlo.
—Sigue en su tienda, pero debería de llegar pronto, hace un rato que lo llame para pedirle que viniera a comer.
