La debilidad de Sano Manjiro, mejor conocido como El Invencible Mikey.
Umi Suyen, una pandillera es nuestra protagonista. El universo decidió unir su alma con la de cierto chico rubio.
Busco plasmar de la forma más clara que pueda; mi idea sobre l...
Acababan de llegar a la casa de Mikey. Ambos parquearon sus motocicletas y entraron tomados de la mano.
Mikey guió a Suyen hacia la casa principal. Pero los pasos inseguros de la peli negra se detuvieron en algún momento.
—¿Cariño? ¿Pasa algo?. —La voz de Manjiro sonaba suave y delicada.
Suyen mordió sus labios y sus ojos fueron a parar a sus pies antes de responder:
—Me da miedo... que me vean así. —Sus vista permanecía en el suelo.
—Esta bien, no te obligaré. —Manjiro se acercó a Suyen y acarició su mejilla con su mano libre. —Pero debes saber que nadie te juzgara aquí. Somos tu familia, Suuyi.
Suyen recargo su mejilla sobre la mano de Mikey, cerrando los ojos. Sintiendo y guardando en sus memorias la sensación cálida de su mano contra la piel fría de su rostro.
Antes de que pudieran seguir disfrutando del momento, el sonido de otra motocicleta llegar a la entrada los distrajo.
Era Shinichiro, quien acababa de llegar de su taller. —¡Hey, Manjiro!. —El chico saludo agitando levemente su mano de un lado al otro.
Shinichiro estacionó su motocicleta y se acercó a los chicos. Estaba bastante oscuro y no pudo distinguir a quien se encontraba atrás de su hermano.
Suyen se tensó y apretó levemente la mano de Mikey. Cubrió un poco su cara con su cabello y agachó la mirada.
—¿Suyen? ¿Vienes a dormir aquí?. —Shin se asomo sobre el hombro de Mikey, intentando ver mejor a la peli negra.
—Esta bien, hermano. Suuyi tuvo una noche difícil, no la hostigues. —Mikey aferró la cabeza de la chica contra su pecho, en un acto de protección. Queriéndole transmitir seguridad a Suyen.
—Esta bien, Mikey. Creo que Shin lo entenderá. —La peli negra saco la cabeza del pecho de Manjiro, miro con los ojos aún un poco cristalizados por el previo llanto al mayor de los Sano. —Hace frío. ¿Podemos entrar?
—Claro. —Mikey revolvió un poco el cabello de Suyen.
Y así, los dos chicos caminaron junto a ella a la habitación de Mikey, que anteriormente había sido el taller de Shinichiro.
Pasaron una o dos horas, quizá. El tiempo había pasado de una forma extraña mientras Suyen le contaba a Shinichiro lo que había sucedido.
—Entiendo, recuerdo que esa fue la razón por la que nos conocimos, ¿no? En ese entonces eras muy escéptica. —Shinichiro hablo, mientras su mirada se dirigía al techo. Recordaba muy bien a la pequeña Suy arisca que conoció.
