┏━• ❝𝟎𝟒❞ - Huir.

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Cuando todos se dirigían a casa, Manjiro quiso llevar a Suyen con él, sin embargo; un mensaje la detuvo.

—Es mi madre... Ayer me regaño por no haber llegado a casa. —Hablo soltando un suspiro.

—Te acompaño. —Mikey dijo con expresión simple.

—No, no quiero que tenga una excusa para molestarme más tarde. —Acomodo su bicicleta en dirección contraria a la que iba Mikey. —Ve con cuidado y saluda a tus hermanos de mi parte. Bye, bye. —Le dio una ultima sonrisa antes de darse la vuelta y continuar pedaleando.

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—Ya llegué. —Suyen cerro la puerta tras de ella. —¿Dónde estás?. —Comenzó a buscar a su madre por la casa.

No escuchaba ningún ruido pero su madre le había dicho que llego a casa temprano y la esperaría.

Decidió buscarla en la cocina antes de revisar si estaba en el segundo piso.

—¿Mamá-... —Un chillido de dolor la interrumpió.

Suyen pudo sentir como le jalaban bruscamente el cabello por detrás, lanzándola contra la pared. Soltó un quejido. No pudo reponerse por que unas manos aprisionaron su cuello dejándola sin aire.

Suyen abrió los ojos de par en par al ver quien la golpeaba tan repentinamente.

Frente a ella, se encontraba un hombre alto y delgado, que la veía con odio y eso lo demostraba en la fuerza que ejercía sobre el cuello de Suyen.

—¿¡Quien te crees para llegar tan tarde a casa, niña estúpida!?. —Suyen trataba desesperadamente de tomar un poco de aire. Dirigió su mirada a la mujer que estaba sentada sobre la mesa, con la cabeza agachada con una expresión de total impotencia.

Suy trataba de tomar coraje y zafarse del agarre de aquel hombre; pero, cuando se trataba de él, eso era imposible.

Su cuerpo parecía programado para perder toda la fuerza que poseía. Y ni siquiera era capaz de pedirle ayuda a su madre, porque esta evitaba mirarla a los ojos a toda costa.

Cuando la vista de Umi comenzaba a ponerse borrosa, él hombre finalmente la soltó.

Él sabia que si la mataba seria un problema.

Umi cayo débilmente sobre sus rodillas. Comenzó a sollozar y las lagrimas se desprendían de sus ojos.

—¿No sabes en que momento callarte?. —Hablo el hombre, escupiendo desprecio de su voz. —¡Te dije que te callaras!. —Esta vez uso un tono brusco y fuerte, que hizo que Suyen se quedara inmóvil en su lugar, mordiendo sus labios para acallar su llanto.

REBEL HEARTS | Corazones Rebeldes | Sano Manjiro (Mikey), Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora