01 - Infancia

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Junio 4, 1998

En aquella tarde de verano del 98, donde el sol parecía estar más deslumbrante de lo usual, se encontraban dos niños paseando en bicicleta en el amplio campo cercano al pueblo. Parecían divertirse estando juntos y disfrutaban mucho de la compañía del otro.

- Se está haciendo tarde, ¿no crees? -dijo la niña de pelo castaño, dirigiendo su mirada hacia su amigo.

- Parece que sí. -Hizo una pequeña pausa- ¡Oye, Ellen!

- ¿Qué sucede?

- ¡Se está haciendo tarde! Tu madre te castigará de nuevo si llegas tarde.

- Tienes razón. -Se levanta y toma su bicicleta.

El chico semirubio imita la acción de su mejor amiga en ese entonces.

- Vamos, Ellen.

Ella asiente y ambos parten hacia la casa de Ellen. Después de un rato, llegan y se encuentran con una madre enojada, de brazos cruzados y detrás de ella, un hermano mayor con una sonrisa malvada en el rostro.

- ¡Ellen! ¿Qué te he dicho sobre llegar tarde, señorita? -La mira por unos segundos y luego dirige su mirada hacia Bill- ¿Y este niño?

Ellen permanece callada por un momento mientras su amigo, un poco asustado, dice:

- Discúlpeme, señora...Es mi culpa.

La madre de Ellen se acerca a ella y la toma de la oreja, haciendo que suelte su bicicleta.

- ¡Este niño siempre te está influenciando de mala manera! -Dice con un tono enojado, mientras Ellen se queja del dolor que su madre le está causando.

- Madre, me lastimas...

La madre de Ellen sin soltarla la empuja un poco para que se dirija adentro de la casa.

- Ellen, vamos. Te quiero dentro de casa... ¡Ahora! -Le ordena.

- Madre, pero...

- ¡Ningún "pero"! ¡Adentro! No voy a repetirlo una vez más.

Ellen no le queda más que ceder a lo que su madre le ordena. Mientras camina hacia adentro, hace una pausa y voltea para ver a Bill una vez más y tratar de despedirse. Lo único que le queda a este es observarla adentrarse en su casa sin decir más que su mirada fija en ella.

Ellen se adentra en casa sin saber lo que le espera...

La madre de Ellen siempre ha detestado a Bill, especialmente su padrastro, un hombre con una mente algo retrógrada. Aunque es adinerado, es controlador y abusivo. Bill, un niño de clase media que ama vestirse de forma peculiar, es alguien de espíritu libre, amable y atento. Ellen siempre ha querido ser como él, "libre". Lamentablemente, ha sido educada con muchas restricciones que la privan de poder expresarse o vivir una infancia normal.

- Así que, ¿otra vez estabas con ese pobretón? -habla el padrastro de Ellen- ¿Qué te hemos dicho, Ellen?

Ella solo guarda silencio, manteniendo la cabeza baja.

- Una señorita de clase alta como tú no puede juntarse con pobretones. Ese niño solo estropeará nuestros planes...

Ellen susurra: ¿¡Por qué no solo dejas de decir tonterías de una vez!?

El padrastro de Ellen se acerca a ella.

- ¿Qué dijiste? ¡Repítelo!

En ese momento, Ann, la madre de Ellen, envía a su hermano mayor a su habitación.

- Nada.

- No me hagas enojar, ¿sí? -La mira fijamente con odio, un odio inexplicable- ¡Repite lo que dijiste!

- ¡No dije nada! -alza la voz.

El padrastro de Ellen la abofetea, haciendo que caiga al suelo mientras soba su mejilla, intentando contener las lágrimas del dolor.

(...)

12:10 AM
Junio 5, 1998

ELLEN

Ellen miraba fijamente por la ventana, cuestionándose por qué no podía ser como los demás niños de su edad. La lluvia se intensificaba y las gotas golpeaban suavemente el cristal, creando un ambiente desolador y triste.

¿Por qué no puedo ser como ellos? -se lamentaba en voz baja.

Ellen anhelaba tener una infancia normal, libre de restricciones y abusos. Observaba a otros niños jugar y divertirse sin preocupaciones, mientras ella se sentía atrapada en un mundo oscuro y controlado. La injusticia de su situación la llenaba de tristeza y frustración.

A pesar de su corta edad, Ellen era una niña notablemente madura, con una percepción de la vida que trascendía más allá de su juventud. Era callada, seria y a menudo se encontraba sola, lo cual despertaba curiosidad en quienes la conocían. ¿Qué ocultaba tras su apariencia inocente? En lo profundo de su ser, había un profundo vacío, una sensación de soledad que la consumía.

Sin embargo, había alguien especial en la vida de Ellen que podría llenar ese vacío con tan solo una sonrisa. Bill, con sus ojos color avellana, tenía el poder de iluminar el mundo de Ellen con su mera presencia. Aunque ella mantenía una apariencia seria y reservada, en el fondo anhelaba la alegría y la conexión que solo Bill podía proporcionarle.

BILL

Después de aquella calurosa tarde en la que compartió con Ellen, Bill anhelaba verla de nuevo y salir en bicicleta juntos, como solían hacerlo. Sin embargo, se sentía abrumado por el trato estricto que recibió esa misma tarde por parte su madre. A pesar de haber intentado varias veces preguntarle qué sucedía, Ellen siempre decía que todo estaba bien y le pedía que confiara en ella, como siempre lo había hecho.

A pesar de no ser una persona adinerada, Bill era generoso y solidario. Siempre encontraba formas creativas de alegrar el día de las personas que lo rodeaban y hacerles sentir especial.

- ¿Cielo? -Dijo su madre desde el otro lado de la puerta preocupada- ¿Te encuentras bien, hijo?

Él asiente con la mirada fija en el cómic que estaba leyendo en ese momento.

— ¿Estás seguro? Te noto algo preocupado —dice con algo de preocupación en el rostro—.

⁃ No, pero me preocupa Ellen.

⁃ ¿Pasó algo entre ustedes dos?

⁃ No, es solo que me preocupa el trato que le dan en casa... Parecen ser muy estrictos.

-Su madre se acerca y le da un cálido abrazo.-

⁃ Hijo... Sé que te preocupa, pero cada padre tiene una forma distinta de educar a sus hijos. A pesar de eso, no podemos cambiar nada al respecto.

⁃ Pero madre —La mira—, no solo es eso... Ella parece verse tan triste cuando regresa a casa, pareciera que cada vez que regresa es una tortura.

⁃ Cariño mío, si en verdad estás muy preocupado, ¿por qué no tratas de hablar con ella la próxima vez?

⁃ Está bien...

⁃ Bien —Acaricia el cabello de Bill con delicadeza y le da un tierno beso en la frente—, es hora de dormir, puedes seguir leyendo mañana —Sonríe y lo arropa—.

- Gracia, ma...Descansa.

(...)

"En realidad siempre quise saber lo que mi amiga estaba pasando, me preocupaba mucho. Todo el tiempo parecía suceder lo mismo...Pero siempre era un 'Estoy bien' 'No pasa nada' ¿Enserio no pasaba nada? Todos estos años, me mintió."

Estrellas Conectadas | BK ☆ | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora