Capítulo 1 : Día de cosecha

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Me despierto con un sobresalto cuando una sensación de frío recorre mi columna vertebral. Extraño ya que hace más calor que la guarida del diablo afuera. Aun así, sé por qué me siento como si un fantasma acabara de atravesarme.


Es día de cosecha.

Uno pensaría que después de la primera vez se siente un poco mejor, le resulta más fácil respirar... uno menos, solo quedan cinco años. Pero nunca es más fácil, miro a mi izquierda donde solía dormir mi amiga Xania Harris, 'solía' son las palabras clave, se la llevaron hace dos años, murió el día dos...

Gané diez dólares...

Sí, es despiadado apostar por tu mejor amigo, pero al final solo puedo confiar en dos verdades:

Uno: No puedes confiar en los amigos, solo en la familia.

Y Dos: La capital no soltará el arma que te apunta a la cabeza hasta que tengas diecinueve años.

¡Tengo trece! Seis años de preguntarme si viviré hasta el próximo año nunca me sientan bien...

"¡Ari! ¡Vamos, levántate o no tendrás nada para comer!" Séneca llama desde la puerta del dormitorio de las niñas.

"no tengo hambre" me doy la vuelta en la cama tirando de la manta a mi alrededor y la almohada sobre mi cabeza, no hasta que mi hermano me desentierra de mi acogedor capullo no me ablando, o para ser más precisos, descargo mis miedos sobre él.

¡No quiero ir a la cosecha Sen!" Lloro, "las probabilidades no están con nosotros, ¡nunca lo estarán!"


Me envuelve en sus brazos y me hace callar: "Ari, no te asustes, mira, hay chicas en este dormitorio que tienen el doble de boletas que tú o incluso peor ¡tres veces! Y eso no impide que se levantado el día de la cosecha, tengo seis veces la cantidad y estoy levantado, vestido y listo para la fiesta... no dejes que te vean quebrar ¿verdad?"


Maldita sea, tenía que decir la línea de papá.

La línea que le dijo a Séneca en su primer día de cosecha

La línea que nunca llegué a escuchar porque mamá y papá murieron en la explosión de una planta de energía antes de que yo cumpliera los once años.

"Te odio" digo rotundamente

"Sé que me amas, luciérnaga", Séneca sonríe, "de lo contrario, ya habría tenido una lanza de atlatl en el estómago", me frota la espalda brevemente y luego me da una palmadita en la cabeza, "ahora levántate, lávate y consigue algo para comer antes de que el resto de los niños terminen el cereal"  Me levanto.

Me cambio, me pongo el único vestido que tengo, odio las faldas, me siento vulnerable, especialmente porque no me protege en absoluto de las pocas serpientes que se meten debajo de la cerca. Pero todas las niñas en el hogar comunitario tienen que usar vestidos y todos los niños tienen que usar esos horribles trajes oscuros.

Me lavo bien la cara y las manos y bajo las escaleras, tomo un tazón de cereal seco y salgo al porche para comer en soledad, disfrutando del breve silencio antes de que nos lleven para que nos pinchen y pinchen.

Tenemos que estar en la plaza del pueblo a las diez, escuché que en el distrito doce solo tienen que estar allí a las dos de la tarde... al menos es mejor que en el distrito uno tienen que estar allí a las seis de la mañana. Termino mi escaso desayuno y devuelvo mi tazón a la cocina, Jack Marriott y Sen están hablando, ambos ya vestidos de gala, Jack es el mejor amigo de Séneca y es su último año en la cosecha, al igual que mi hermano, si tan solo pudiera serlo. que suerte

"¡Ahí está el imbécil ahora!" Jack dice

"No digas eso de la luciérnaga" dice Farrow otro de dieciocho años, es enorme y se le quebró la voz a los quince, me levanta, el único aparte de mi hermano al que permitiré que se acerque tanto, "todo listo camarones?" retumba con una sonrisa.



Los chicos siempre parecen intentar hacerme sentir mejor, Farrow es mi guardaespaldas honorario cuando las chicas intentan meterse conmigo. Creo que Séneca se lo pidió. A Farrow le gusta mimarme de todos modos, así que no sorprende que me lleve al centro de la ciudad.


Un pinchazo en mi dedo y me desvían hacia donde se les dice a los otros niños de trece años que esperen. Veo a Michael O'Shea al otro lado, hace un gesto tímido y se encoge de hombros, es el hijo del sastre, no hay teselas para él, cuatro papeletas tienen su nombre. Afortunado.



El reloj da la hora y el alcalde se pone de pie y se dirige a nosotros, la escolta Madame Perusse se sienta con los mentores, el ganador del año pasado Tracker Kingsly y Hellen Tellermark de hace tres años.


Bla, bla, gran guerra civil, bla, bla, capital destruyendo el distrito trece, bla, bla, sé agradecido, bla, bla, juegos del hambre y el tratado de traición, bla, bla, me pregunto si a alguien realmente le importa más. Todo se reduce al hecho de que a la Capital, en todo su esplendor, no le gustó el levantamiento, así que para enseñarnos a no hacerlo de nuevo, dos niños de cada distrito, un niño y una niña, entran en esta arena y se les dice que solo uno puede. sobrevivir. Lo llaman 'los juegos del hambre' pero solo te engañas si lo llamas así, Séneca lo llama juegos de 'supervivencia del más rápido', lo llamo algo que no mencionaré. Seneca me ve y da un silbido bajo para llamar mi atención ya que me quedé tan quieto que pensó que había dejado de respirar, y murmura "¿estás bien?" y respondo con un breve asentimiento,

No me di cuenta hasta que las chicas dieron un paso lejos de mí para saber lo que acababa de pasar.

Ella dijo mi nombre.

 Ariana crane" dijo con una sonrisa 

Ariana crane ? Pregunto mirando a la multitud justo me miró 

Ven quería no sea tímida dijo  señalandome con el dedo  la mire y Caminé  silencio







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