CAPITULO 3

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Yo solo sacudí mi cabeza. Desearlo y aceptarlo eran dos cosas diferentes.

YO había soñado con eso desde entonces, demasiado humillada para pedírselo, y él rechazó ofrecérselo una segunda vez.

Toque mi suave, acalorada feminidad, mientras que mis ojos se cerraron & me acostaba sobre la cama. Pensar en lo que él deseaba me aterrorizaba, excitándome al punto que dolía. Pensar en su miembro, tan grueso y duro, entrando cuidadosamente en mi trasero mientras penetraba mi húmeda, suplicante feminidad con un consolador, atada, incapaz de luchar, incapaz de escapar, a merced de sus deseos, me había empapado de necesidad. Él no me lastimaría. Yo sabía bastante sobre Dimitri para saber que él nunca me haría daño, pero podría mostrarse cosas sobre mi misma que no estaba segura de querer conocer. Él podía mostrarme una parte de mí que no estaba segura de poder manejar. Ese era un pensamiento escalofriante

Mis dedos entraron en el poco profundo y estrecho pliegue de feminidad, rodeando mi clítoris. Nicholas había prometido comerme allí. Deslizar su lengua alrededor de mi clítoris, succionarlo, comerlo como si fuera miel, una lamida a la vez. Al recordar esas promesas me estremecí, gimiendo, imaginando que mis dedos eran la lengua de él, chupando mi feminidad, lamiendo el resbaladizo calor que esta empapaba. Rodee mi clítoris, susurrando el nombre de él. Luego moví mis dedos hacia abajo, al desesperado dolor de mi feminidad. Me penetre el apretado canal con dos de mis dedos, mordiendo mi labio, preguntándome cómo se sentirían los dedos de Dimitri dentro de mí. Él tenía las manos tan grandes, me llenaría, haciéndome gritar por más con su toque dominante.

Dimitri había susurrado la oscura promesa de tenerme como nunca, tomándome allí, haciéndome gritar por él. Mordí mis labios, mis dedos moviéndose, uno insertándose en ese pequeño, oscuro agujero, mientras deseaba no haber empacado mi vibrador tan rápidamente. Mientras mis dedos pasaban por la apretada entrada. Podía oír la voz de él en el fondo de mi mente, sentir sus dedos, más gruesos que los míos, lanzarme un dardo de dolor placentero. Y él me había dicho, me había advertido que me penetraría como si fuese su última vez.

Mis rodillas se doblaron, mis caderas empujaron más fuerte contra mis propios dedos mientras imaginaba a Dimitri entre mis muslos, lamiéndola, introduciendo con sus dedos, conduciéndome hacia el borde, hasta que maldije al teléfono cuando sonó a mi lado. Haciendo una mueca cuando rehusé detenerme, lo alcance, agarrando el receptor.

— ¡Hola! —. Intente aclarar mi garganta, aquietar mis alientos rápidos, y esperó poder justificarlo si fuera mi padre. No quería que él supiera que su hija era una masa furiosa de hormonas calientes listas para explotar.

Hubo un silencio breve, como si el que llamaba sospechara mis palabras.

— ¿Te sientes mejor? —. Burlándose, una profunda, sensual y ronca voz susurró las palabras.


Enrojecí ante la voz de Dimitri, ese maldito fue el que me llamo.—No, he estado enferma —dije entre dientes, mis ojos cerrándose mientras mi feminidad palpitaba. Pase mis dedos sobre mi clítoris, sintiendo la estimulación aumentada allí. Maldición, podría correrme solamente con la voz de Nicholas.

—No, solamente intentando correrte — dijo él perezosamente. —Yo te ayudaría. Todo lo que tienes que hacer es pedirlo. Pídelo, pídelo...котенок [gatita]

—En tus sueños —. Me estremecí mientras las palabras salían de mi boca. Maldito, él me ponía a la defensiva más rápido que cualquiera que yo conociese.

—Parecería que en los tuyos también —dijo él, de pronto su voz sin burla. —Sé como suenas cuando estas excitada, Natasha. No intentes mentirme. Déjame oírte. Tócate para mí.- sentí mi aliento estrangularse en mi garganta

—Eres un pervertido, Dimitri —. Luche por mi propio control ante el sonido de aquella voz atractiva. — ¿No es el sexo telefónico ilegal?-

—Estoy seguro que la mayor parte de que lo que quiero hacer contigo podría ser llamado ilegal —río él silenciosamente. —Conversemos sobre ello, Natasha. Dime que te estabas haciendo. ¿Estas usando tus dedos o un vibrador?

— No tengo un vibrador —. Apreté mis dientes por la mentira.

— ¿Consolador? —él susurró las palabras acaloradamente. — ¿Te estás penetrando a ti misma, Natasha ¿Pensando en mí, en cuánto te deseo?

— ¡No! —.apreté al receptor en mi mano, sacudiendo mi cabeza a pesar del hecho que mis dedos habían vuelto de pronto a mi pulsante feminidad.

—Me gustaría verte en mi cama, Natasha, tus piernas extendidas, tus manos tocando tu bonita feminidad, penetrándote. ¿Alguna vez te dije que compré ese consolador que prometí? Es agradable y grueso, Natasha. Casi tan grande como yo lo tengo, & Quiero mirarte usarlo.

—Dios, Dimitri —jadeé. —Estamos en el teléfono. Esto es indecente —. Pero mis dedos se hundían más en mi feminidad.

— ¿Qué estabas haciendo antes que yo llamara, Natasha? —. Su voz era oscura, caliente. —Sé que te estabas tocando. Conozco el sonido de tu voz cuando estás lista para correrte, y estás lista para correrte, lindura.

—No —intente negar la verdad obvia, pero no pude impedir que mi aliento se me atascara cuando mis dedos rozaron mi clítoris otra vez.

— ¿Estas cerca, nena? —. Su voz se hizo más profunda. —Si yo estuviera allí, te haría gritar por eso. Te daría tan profundamente y con tanta fuerza que no serías capaz de pararlo. Llegarías para mí, Natasha Córrete para mí ahora, nena. Déjame oírte.-- Su voz era tan profunda, tan sensual y excitada que hizo que mi matriz se contrajera casi dolorosamente. Mi cuerpo inclinado se dobló, mi respiración era cercana al sollozo. Él me trajo todos mis deseos más oscuros, mis fantasías más profundas a la vanguardia de mi mente. Eso me aterrorizaba.

— Dimitri —susurre su nombre, queriendo negarlo, pero mis dedos no escuchaban mientras acariciaban mi clítoris, se hundían en mi feminidad, luego se movían hacia atrás para repetir la acción.

Estaba tan caliente que apenas podía soportarlo. Tan caliente que estaba a punto de gritar mí alivio.

—Me estoy desesperando Natasha escuchándote yaciendo, imaginándote tocar tu jugosa feminidad, deseando estar contigo—. Sus palabras hicieron que jadeara más de lo que estaba, que mi matriz se contrajera dolorosamente, que mis caderas se levantaran hacia mis dedos hundidos.

—No —sacudí su cabeza- No podía hacer esto.- exclame mientras podía soportar otro suspiro mas

—Maldición Natasha, quiero tenerte en mi cama —gruñó él, con su voz dura.—Quiero estar enterrado tan profundamente y con tanta fuerza dentro de ti que nunca lo olvidarás o me negarás otra vez. Córrete para mí, maldición. Al menos déjame oír lo que no puedo tener. Gime Natasha, dame eso-

Mi orgasmo corrió a través mío. Me estremecí, gimoteé, mi cuerpo rígido al punto de dolor antes de que sintiera mi feminidad explotar.

—Ah Dios, Dimitri —grite su nombre, luego de mi dura exclamación de placer, sabía que él estaba escuchando, supo que mi clímax había llegado

—Natasha—gimió él. —Maldición, cuando consiga agarrarte te hare mía hasta que no puedas andar. — temblé ante la promesa erótica de su voz, la sensualidad oscura que me aterrorizaba, me hizo querer darle todo lo que él quisiera.

—No —susurre, luchando por conservar el aliento, luchando por conservar la cordura. —Te pedí que te mantuvieras alejado.

& en eso Había silencio sobre la línea.

TERRIBLE TENTANCION...!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora