CAPITULO 9

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—Hmm.... —sus rosados labios se fruncieron en un mohín de meditación. —Suena interesante, Dimitri. Pero tú sabes, no permitiría a cualquiera tales privilegios —suspiró ella con pesar. —Lo siento, amorcito, pero aparentemente no estás de suerte.

Oh, ella estaba en problemas. Mantuve su expresión sólo ligeramente divertida, permitiendo a mi dulce Natasha cavar su propia tumba.

— ¿Y qué cualidades debe tener un hombre para ser tan afortunado? —pregunte, mientras deliberadamente maniobraba para ponerla contra la pared.

Por un momento, una vulnerabilidad cautivadora brilló en los ojos de ella.

—Algo que tú no tienes —. Me preguntó si ella habría percibido la pena en su voz.

— ¿Y qué sería eso, nena? —. Quería atraerla hacia mi pecho, abrazarla, asegurarle que cualquier cosa que ella necesitara, cualquier cosa que ella quisiera, sería suya sólo con pedirlo.

Natasha se apartó con fuerza de mí, su natural actitud defensiva asumiendo el control nuevamente, ese destello de dolor en sus ojos sobrepasando la necesidad de jugar, bromear conmigo y tentarme.

—Corazón, Dimitri. Debe tener un corazón —dijo, mordiendo las palabras. —Y realmente no creo que tú tengas uno.

NARRAS TU:

Me marche dando media vuelta rápidamente, el enojo envolviéndome. Eso hizo poco por apaciguar el deseo o el rugiente caldero de emociones que amenazaban con abrumarme. Maldición. Doble maldición. No podía amarlo. No podía necesitar su amor. Dos años de discutir con él, luchando contra sus avances y sus acaloradas miradas, no pudieron haber causado esto.

Sentí mi cuerpo temblando, mi pecho agarrotado por las lágrimas. Amar a Dimitri era imposible. No tenía ninguna oportunidad contra las mujeres sofisticadas y experimentadas con las que él se acostaba habitualmente. Yo las había visto, las había odiado. Saber que él las había llevado a su cama, que las había hecho gritar con su toque era más de lo que yo podía tolerar. Seguramente ellas no lo amaron. Pero yo tenía el mal presentimiento de que lo haría.

Me desperté unas horas más tarde, la sensación de ser observada, estudiada, se abrió camino dentro de mi sueño erótico con Dimitri bromeando, tentándome con un beso que nunca llegó.

A punto de gritar, la presencia de Dimitri en mi habitación empezó a cobrar sentido. Parpadee abriendo los ojos, mirando ceñuda la suave luz de una vela en la pequeña mesa de media luna junto a mi cama. Volviendo la cabeza, mi corazón comenzó a correr. Dimitri estaba sentado al lado de mi cama mirándome, Sus claros ojos azul navy entrecerrados, su musculoso pecho desnudo.......Mis ojos se agrandaron, luego volaron hacía abajo. Él estaba desnudo. Dulce Dios, él estaba desnudo y duro, comprenderlo me aterrorizó. Grueso y largo, la cabeza púrpura, la carne fuertemente venosa.

De repente fue más consciente de mi desnudez bajo el pesado edredón. Cuando me había acostado, no había pensado para nada en ello. Ahora podía sentir la hinchazón de mis pechos, el endurecimiento de mis pezones. Entre mis muslos sentía la lenta, ardiente humedad de mi carne afiebrada. También sentía algo más. Mis brazos estaban atados al curvado cabecero, estirados, así como mis piernas, con muy poco juego en las cuerdas. El Desgraciado de Dimitri, me había atado a la cama como una virgen condenada al sacrificio.

— ¿Qué has hecho? —.me aclare la somnolencia de mi voz mientras él se quedaba quieto, mirándome con aquellos malvados ojos, llenos de sensualidad. –Desátame, Dimitri! ¿Qué haces aquí?

—Primera lección —dijo él, su voz era suave mientras asomaba a sus labios una sexy sonrisa. — ¿Estás lista para ella?

— ¿Lección? —negué con la cabeza, mi voz gritando de enojo. ¿Cómo se atrevía el Estúpido a atarme? — ¿De que demonios -hablas, Dimitri?

Su mano de Dimitri se levantó. Pensé que él me tocaría, me agarraría, en cambio, esos largos dedos se enrollaron distraídamente alrededor de su miembro, acariciándolo. Trague fuertemente, mi boca sedienta, ansiando sentirlo dentro de mí. Hasta podría haber pensado en darme impulso, si hubiera podido mover mi cuerpo.

—Tu primera lección en ser mi mujer, Natasha —le dijo él, con una voz serena, decidida. –Te dije que estaba harto de esperarte. Esta noche, empieza tu primera lección.

— ¿Eres un psicópata o algo parecido, Dimitri? —Le dije rechinando los dientes — ¿Prestas atención a lo que dices? Ahora déjame y deja de actuar de manera tan rara. Caray, si lo que quieres es coger, sólo debías haberlo dicho.

TERRIBLE TENTANCION...!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora