Mientras Elizabeth iba manejando hacia la ciudad, se le paso por la cabeza que no había visto a Bastian en toda esa semana, no sabía si seguía vivo siquiera, esto le preocupaba mucho, no sabía que hacer. ¿Decirle a Bastian la verdad? o ¿No decirle nada?, decidió ir a visitarlo en cuanto llegara.
Ella estaba segura de que Bastian le iba a preguntar algo acerca lo que le había dicho el doctor, y si le decía que había ido a hacer otra cosa, Bastian se enojaría bastante mas con ella. Y a ella no le agradaría eso, tal vez le contaría la verdad, aunque tenía el pequeño presentimiento de que se arrepentiría mas adelante.
Cuando llego a su casa se percato de que se escuchaban ladridos, se parecían a los de Oru, esto era muy extraño dado que Oru era muy tranquilo y casi no ladraba. Se adentro en la casa rápidamente para ver que sucedía, en cuanto entro y Oru la vio, este último de calmo y dejo de ladrar.
Cuando hubo mas silencio se empezó a escuchar de fondo un tipo de ¿Risa?, Elizabeth se quedo perpleja con esa situación, pensó que era algún vecino, pero se escuchaba tan cerca. No creía que fuera de Bastian, el no se ríe. Pero... Esa risa no era de felicidad, sonaba fría, Elizabeth se compadeció de esa persona.
Fue hacía la habitación de Bastian para ver como estaba, mientras iba caminando la risa se escuchaba mas fuerte, esto a Elizabeth le extraño mucho, no creía que el fuera una persona que disfrutara de algo.
- ¿Bastian?, ¿Puedo entrar? - Dijo mientras escuchaba que la risa cesaba.
- ¿Ya regresaste?, Sigue sigue, esta abierto - Dijo una voz con tono de burla detrás de la puerta en la que Elizabeth se encontraba.
Elizabeth abrió la puerta lentamente y se encontró con lo que parecía una cueva, estaba oscuro y habían muchas cosas tiradas en el piso. Era realmente un caos, se acerco cuidadosamente hacía Bastian esquivando varias cosas.
Cuando lo pudo ver bien vio que estaba extremadamente pálido, mas de lo normal, su mirada era un tanto inquietante. Tenia una cara peor que siempre, se le veía feliz, pero... Parecía que había dormido poco toda esa semana, Bastian se dirigió hacía la cama intentando no pisar nada de lo que se encontraba en el piso.
Tenia una mirada inquietante, le hizo señas para que se sentara, se veía muy feliz. Elizabeth se habría alegrado por el de no haber sabido que había pasado la anterior semana, Elizabeth lo vio, parecía muy entusiasmado por algo, a ella no le agradaba eso.
- Bien, ¿me querías decir algo? - Dijo Bastian siguiendo con ese tono burlón.
- Si, quería saber como estabas - Le respondió Elizabeth pensando en que le diría.
- ¿Yo?, muy bien, creo - Dijo Bastian con una mirada inquietante - ¿Y tu? - Agrego con una ¿Sonrisa?.
- ... Bien? - Dijo extrañada Elizabeth, eso no era normal.
- Espérame un momento Elizabeth, voy a comer algo - Dijo Bastian, ella se dio cuenta de que se veía mas delgado.
Bastian se levanto de la cama y se dirigió en dirección a la puerta, en un momento se quedo paralizado. Elizabeth vio como caía hacía atrás. Ella se sobresalto y fue a ver rápidamente como estaba, al parecer se desmayo, Elizabeth saco fuerzas de cualquier parte y lo dejo en su cama, para que descansara.
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Abrió los ojos y se encontró frente a una ciudad llena de caos, el paisaje era lamentable, diversos objetos tirados en el pavimento, casas demolidas por el fuerte viento que había. Personas agitando los brazos en desesperación u otras meciéndose ansiosamente de adelante hacía atrás, era una imagen verdaderamente lamentable para esa ciudad.